Capítulo 10: Entre la guerra y la paz

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A mitad de semana, Clarke había pasado todo el día en su oficina tapada por el trabajo atrasado. Así que, con gran pesar, debió optar por no ir al local de Lexa y quedarse encerrada ideando diseños para otros clientes. Luego de que alistó algunos de los proyectos demorados, salió de su oficina para buscar a Jasmín. Su esposa prácticamente la tenía abandonada en ese asunto, y debía hacer malabares con sus tiempos. Obviamente que no era una molestia para la arquitecta ir por su hija, pero un poco de ayuda, al menos dos días en la semana podrían darle el alivio necesario para equilibrar trabajo y vida familiar.

Luego de subir a Jasmín en el auto, le compró algo para merendar y la llevó a su oficina. Debía finalizar con el trabajo que venía realizando para más tarde llegarse al local de Lexa e inspeccionar los avances del día dirigidos por su equipo. Aunque en realidad la visita era, así no lo admitiera, porque echaba de menos a Lexa y anhelaba al menos pasar a saludarla.

—Hola pequeña. — Echo saludó cariñosamente a la niña, quien enseguida se le tiró en los brazos para abrazarla. — ¡Cuánto has crecido!

—Porque estoy comiendo todas mis verduras. — Comentó orgullosa la niña. Clarke sonrió ante los argumentos de su hija.

—Me parece perfecto que lo hagas. — Felicitó Echo.

—Echo, merendaré con Jasmín, puedes llamar a mi madre, y avísame cuando logres comunicarte con ella, por favor. — Pidió amablemente la rubia, mientras entraba a su oficina, con una bolsa de Starbucks y un café.

—Sí Clarke, en seguida. — Su secretaría bajó a la niña de sus brazos, y enseguida corrió hasta la oficina de su madre.

—Gracias no sé qué haría sin ti. — Le guiño un ojo, y Echo sonrió con complicidad. Ambas mujeres se llevaban muy bien, y hacían un excelente equipo.

La arquitecta dejó las cosas sobre su escritorio y comprobó si tenía mensajes en su móvil. En realidad, para ver si su esposa, al menos respondía alguno de los tantos que le había enviado, sin embargo, no tenía ninguna notificación.

—Cariño, ve a lavarte las manos, así comes algo.

—Sí mami. — Jasmín, a pasos entusiastas, caminó hacia el pequeño baño que Clarke tenía en la oficina, y volvió de la misma manera, para luego de un salto acomodarse en una de las sillas.

Clarke, le abrió su chocolatada, le separó unos de los sándwiches y se los dio.

—¿Cómo ha estado tu día cariño?

—Muy bien. Pintamos con las manos y jugamos mucho con Jane y otros niños al escondite, pero no pudimos salir a jugar al patio porque hacía mucho frío y la señorita Sullivan dijo que nos enfermaríamos. — Hizo una pausa para beber del sorbete de su chocolatada. — Y yo le dije que tenía mi gorro, pero no me dejó salir. — Clarke sonrió, y se aguantó las ganas de reír.

— Cariño, la señorita Sullivan tiene razón, hizo demasiado frío hoy, y es mejor prevenir el que se enfermen.

— Es aburrido no poder correr fuera. En el aula no hay mucho espacio.

—Pero ¿Te has divertido?

—Sí.

—Entonces eso cuenta. Lo importante es que la pases bien y te diviertas. — La niña quedó pensativa un instante y asintió; luego le dio un mordisco a su sándwich.

El teléfono interno sonó y Clarke atendió enseguida. Era Echo, avisando que Abby estaba en línea. La rubia le agradeció y enseguida atendió a su madre.

La conversación no se extendió por mucho tiempo, la arquitecta quería saber si podía cuidar a Jasmín mientras ella acababa con su trabajo. Pudo quedarse con la niña allí, pero no quería que estuviera encerrada y aburrida en su oficina. Además, los días estaban siendo cada vez más fríos en aquel avanzado otoño, y no deseaba que Jasmín estuviera expuesta a los constantes cambios de clima por tener que sacarla a la calle sin necesidad; prefería que se quedara en casa con sus padres, aprovechando que al día siguiente era festivo y Jasmín no tenía colegio; y como ella tampoco trabajaba, necesitaba avanzar.

Take me back to the start [CLEXA AU]Место, где живут истории. Откройте их для себя