No es real

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TRIS POV

Las pruebas empiezan despues del mediodia.Nos sentamos en las largas mesas del comedor y los encargados de las pruebas nos llaman de diez en diez.

Estamos discutiendo sobre quién va a saltar primero mañana.

-!No¡, es injusto Uriah, ¿Por qué deberías saltar primero?¿Porque tu hermano lo hizo?

-Precisamente.

-¿Y que pasaría si yo salto primero?Mi madre lo hizo.

-Eso sería mas justo.-Dice Lynn, quién ya esta fuera de la discución.Hector la supero en sus motivos y Uriah lo suepero a el.-Entonces, Uriah , estas fuera...Solo quedan Caleb y Tris.

Caleb se aclara la garganta.

-¿Por qué deberías saltar primera?-Nos miramos a los ojos.

-Porque mamá lo hizo

-Pero yo también soy su hijo

-Pero tu eres hombre, yo soy mujer, tu deberías saltar segundo.

-¿Por qué?

-Papá saltó segundo

-¿Te sabes todo el árbol genealógico?

-Solo se que mamá salto primera y papá segundo.Y que deberíamos repetir la historia...Por ellos.

-Adiós Caleb-Dice Hector.

Llaman a Caleb y a Lynn.

[...]

Me paro porque tengo que hacerlo.

Entro a una de las diez salas y me encuentro con una mujer erudita.

-Hola, mi nombre es Cara.Siéntate y ponte cómoda.

Hago lo que me dice y me acomodo el vestido.Me da un frasco lleno de líquido transparente.

-Bébelo.

-¿Qué es?

-No te lo puedo decir, confía en mi.

Consigo expulsar aire de mis pulmones y cierro los ojos.Cuando los abro ha pasado  solo un instante, pero me encuentro en otro sitio.Estoy de nuevo en el comedor del instituto, aunque las largas mesas estan vacías y a través de las ventanas veo que está nevando.En la mesa que tengo delante hay dos cestas: en una hay un trozo de queso y en la otra un cuchillo tan largo como mi antebrazo.

-Elige

-¿Por qué?

-Elige

Miro atrás pero no hay nadie, vuelvo la cabeza a las cestas.

-¿Qué haré con ellas?

-¡Elige!-Me grita.

Frunzo el ceño y me cruzo de brazos.

-Como prefieras.

Las ventanas desaparecen, oigo el chirrido de una puerta y me vuelvo para ver quien es.Pero no es alguien, sino algo: un perro con un hocico alargado está a unos metros de mi.Se agacha y avanza enceñándome los dientes; de lo mas profundo de su garganta surge un gruñido, y entonces entiendo para qué  me habría servido el queso o el cuchillo.Sin embargo ya es demasiado tarde.

Pienso en correr, pero el perro será mas rápido que yo.No puedo luchar con él y tirarlo al suelo.Se me acelera el corazón, tengo que decidirme.Si salto sobre una de las mesas y la uso de escudo...No, soy demasiado baja para saltar sobre una de ellas.

El perro ladra y casi noto la vibración del sonido en mi cráneo.

Mi libro de Biología decía que los perros huelen el miedo por una sustancia química que segregan las glándulas humanas en momentos de tensión, la misma sustancia que segrega la presa de un perro.Oler el miedo los impulsa a atacar.El perro se acerca mas, oigo sus uñas arañar el suelo.

No puedo correr, no puedo luchar, así que huelo el asqueroso aliento del perro e intento no pensar en lo que habrá comido.En sus ojos no hay blanco, solo un brillo negro.

¿Qué mas se sobre perros? No debería mirarlo a los ojos, es un signo de agreción.Recuerdo haber pedido a mi padre un  perro cuando era pequña, y ahora, mirando al suelo delante de uno, no recuerdo por qué.Se acerca más, sigue gruñendo.Si mirarlo a los ojos es un signo de agrasión.¿Qué es un signo de sumisión?

Tengo la respiración alterada, aunque firme.Me pongo de rodillas.Lo que menos me apetece en el mundo es tumbarme en el suelo delante de un perro ( de modo que sus dientes entén a la altura de mi cara), pero es mi mejor opción, así que estiro las piernas detrás de mi y me apoyo en los codos.El perro se acerca más, cada vez más, hasta que noto su cálido aliento en el rostro.Me tiemblan los brazos.

Me ladra en la oreja y aprieto los dientes para no gritar.

Algo rasposo y húmedo me toca la mejilla.El perro deja de gruñir y, cuando levanto la cabeza para mirar, está jadeando: me ha lamido la cara.Frunzo el ceño y me siento sobre mis talones, y el perro me pone las patas sobre las rodillas y me lame la barbilla.Hago una mueca, me limpio la saliva de la piel y me río.

-En realidad no eres una bestia asesina ¿eh?

Me levanto poco a poco para no sobresaltarlo, pero, parece un animal distinto al que me había enfrentado hace unos segundos.Extiendo un brazo con cuidado, por si tengo que retirarlo rápidamente, y el perro me acaricia la mano con la cabeza.De repente me alegro mucho de no haber elegido el cuchillo.

Parpadeo y, cuando abro los ojos, al otro lado del cuarto hay una niña con un vestido blanco.La niña extiende los brazos y chilla:

-¡Cachorrito!

Mientras corre hacia el perro que tengo al lado, abro la boca para advertirla, pero es demasiado tarde: el perro se vuelve y, en vez de gruñir, ladra y sus músculos se contraen como un muelle, listo para saltar.No me lo pienso, solo reacciono, me lanzo sobre el perro y le rodeo el grueso cuello con los brazos.

Me doy con la cabeza contra el suelo.El perro ha desaparecido, al igual de la niña.Estoy sola en la sala de la prueba, que se ha quedado vacía.Me doy la vuelta lentamente y no me veo en los espejos.Abro la  puerta y salgo al pasillo, pero no es un pasillo, sino un autobús, y todos los asientos están ocupados.

Me quedo en el pasillo y me agarro a una barra.Cerca de mi hay un hombre leyendo el periódico.No le veo la cara por encima del periódico, aunque sí las manos, que están llenas de cicatrices, como si se las hubiera quemado, y se aferran al papel como si quisiera arrugarlo.

-¿Conoce a este tío?-Pregunta, dando unos golpecitos en la portada del periódico; en el titular se lee: ¡Brutal asesino atrapado por din!

Me quedo mirando la palabra asesino.Hace mucho tiempo que no la leía, pero incluso su forma, pero incluso su forma me aterroriza.

En la fotografía, bajo el titular, se ve a un joven de cara normal con barba.Me da la impresión de que lo conozco, aunque no recuerdo de qué, y , a la vez, me da la impresión de que sería mala idea decírcelo al hombre.

-¿Y?-Insiste-¿Lo conoce?

Una mala idea, no, una malísima.El corazón me late muy deprisa y me agarro a la barra para que no me tiemblen las manos y no delatarme.Si le digo que conozco al hombre del artículo, me sucederá algo horrible, pero no puedo convencerlo de que no lo conozco.Puedo aclararme la garganta y encogerme de hombros, aunque eso sería mentir.Me aclaro la garganta.

-¿Lo conoce?-Repite, me encojo de hombros.

-¿Y?

Me estremezco.Mi miedo es irracional; esto no es más que una prueba, no es real.

-No-Respondo, como si nada-No tengo ni idea quien es.

Se levanta y por fin le veo la cara: lleva gafas de sol oscura y tuerce la boca como si gruñera.Tiene la mejilla repleta de cicatrices, como las manos.Se inclina sobre mi, cerca de mi cara, y el aliento le huele a cigarrillos._No es real-Me recuerdo-No es real_.

-Mientes-Dice-¡Estas mintiendo!

-No

-Te lo veo en los ojos.

-No puedes-Respondo poniéndome mas derecha.

-Si lo conoces podrías salvarme.

-Bueno-Responco, decidida, y entrecierro los ojos-Pues no lo conozco

Una vida en OsadíaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt