Sus ojos azules se encontraron con los míos y no podría explicar con palabras las sensaciones que estos produjeron en mí, no me cansaría jamás de mirarla.

Al cabo de una semana todo volvió a la normalidad, pero en cambio esta vez yo tenía en claro lo que sentía por ella y haría hasta lo imposible para hacerla feliz

Entre al hospital para ver a Emma, esta ya había empezado las sesiones de quimioterapia, al entrar a la habitación ella se encontraba comiendo felizmente una chocolatina, subió la mirada y al verme me saludo con la mano

-Hola Demi

-Hola primita- la salude de vuelta, acercándome a ella y dejando un beso en su frente- ¿Cómo te encuentras hoy?

-Perfecta- respondió con una sonrisa- Por cierto hoy vino a visitarme tu novia...

-¿Mi novia?

Asintió- Si, la chica del otro día, la que compartió habitación conmigo- explico

-Ah, te refieres a Abilene, pero ella no es mi novia es solo una amiga

-Como sea, la cosa es que les doy mi bendición- sonrió coqueta

-¿Y quién eres tú para darnos la bendición pequeñaja?- pregunte con tonó burlón

-Tu querida primita y la princesa de tu vida- sonrió con inocencia

-Aja...- levante una ceja- Como digas, igual no es mi novia

-Pero podría serlo- replico divertida, bufe irritado era imposible entrar en discusión con ella porque jamás perdía una

-¿Cuándo te toca la próxima quimioterapia?

-Pasado mañana- respondió, yo asentí dándole una sonrisa de aliento

Si algo había aprendido con el paso del tiempo es que todo desaparece, las cosas, las palabras, las plantas, los animales, y las personas. Esto último era bastante trágico es como si al nacer supiéramos que estamos aquí por un tiempo indefinido y que moriremos cualquier día de cualquier mes o año

Le di una sonrisa amable a una clienta del café donde había conseguido un empleo de medio tiempo, al salir del instituto trabajaba aquí hasta la tardecita, no era algo que realmente me gustara, pero era un trabajo y era lo único que había conseguido, y bueno también tomaba café gratis

La puerta del café volvió hacer abierta por lo que levante la cabeza formando una sonrisa para atender al nuevo cliente, mi sonrisa decayó un poco al ver a Abilene con un chico de más o menos nuestra edad, ambos reían y hablaban, se frenaron en el mostrador y la rubia levanto la mirada, sus ojos me vieron sorprendidos y su sonrisa se hizo mas grande

-Demian- dijo en forma de saludo- No sabía que trabajabas aquí

-Si, es mi nuevo empleo- respondí tratando de sonreír, el chico que estaba a su lado nos miraba confundido, la rubia al darse cuenta hablo

-Ahh, si lo siento- se disculpo apenada- Kevin el es Demian un amigo- nos presento, el chico asintió y sonrió

-Un gusto Demian

-¿Qué van a pedir?- pregunte en tono seco, la rubia me miro extrañada

-¿Un té helado?- le pregunto a la rubia a su lado, esta asintió- Que sean dos té helados

-Bien, son $2,85- el me tendió el dinero y yo les di sus té helados

-Gracias- dijeron al unisonó, la rubia me miro con una brillante sonrisa- Nos vemos Demian

-Nos vemos rubia

Ambos se fueron a sentar a una mesa junto a la ventana, y yo seguí con mi trabajo. No obstante no me pude en concentrar en el tiempo en el que ellos estuvieron dentro del café, era inevitable el dirigir mi mirada a ellos, ella sonreía y se sonrojaba cada vez que el tomaba su mano por encima de la mesa. Luego de un rato ambos se fueron del café, no sin antes despedirse de mi

Lluvia de NoviembreUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum