CAP. 11: LAZOS DE DOLOR

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Podía manejar mis emociones hasta un punto, tampoco era un robot, tantas emociones juntas me harán explotar.

Al girarme mi sonrisa desapareció, camine hasta llegar al final del comedor, visualice al grupo de Sam en una de las mesas pero nos ignoramos ya habría tiempo para contarles.

Cuando me encontraba a unos pocos pasillos de mi habitación, apareció el chico de la máscara, el pasillo estaba vacío todos estaban en el comedor incluyendo la seguridad.

Esto parecía planeado, pero no podía dejar que me viera intimidada, decidí seguir con mi camino con la cabeza en alto ignorando todo a mi alrededor.

Al pasar por mi lado, él me detuvo del brazo. Ya no sentía miedo, sentía asco y odio, quería que se alejara. Su hombro chocaba con mi hombro estaba aun costado, jamás desvié la mirada de mi camino. Bajo su cabeza para que su boca quedara a la altura de mi oído.— Tienes que dejar a tu grupo y venir conmigo.

— ¿Por qué haría eso?— Mi voz sonó neutra, mi mirada seguía fija en el camino, no quería mirarlo.

— Porque sin mi serás una presa fácil. — Al decir eso liberó su agarre de mi brazo.

La forma en la que lo dijo me alertó, pero fue una sensación diferente, decidí ignorar lo que había pasado y seguir mi camino a la habitación.

Una vez dentro me encerré, una parte de mi quería quedarse con él para que me diera sus motivos, pero eso no era nada sensato.

Estaba sola en un lugar con un tipo que me doblaba en fuerza y tamaño, la solución más lógica era irme en el momento que él me lo permitió. Si seguía insistiendo puede que el resultado no me hubiera gustado.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no note que había una carta en mi cama, busqué por todo el cuarto y no había indicios de nadie.

La habitación no tenía llave, la única manera de cerrarla era por dentro, lo que me daba un poco más de tranquilidad al dormir. Nunca me había preocupado el hecho que alguien entrara cuando no estoy, en este lugar no había nada de mi interés, la ropa que usaba siempre era llevada y traída por la misma persona.

La carta estaba impresa, no podía distinguir la letra de la persona, el sobre estaba en blanco.

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Sigue tus instintos, ellos te dirán en quien confiar.

Nunca dudes de tus habilidades.

3

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— Tres ¿Qué significa eso?

Esto me estaba volviendo loca ¿Por que alguien se tomaría el tiempo de hacer algo así?¿Es un conocido? ¿Quieren ayudarme? o quizás es lo contrario, es alguien que me quiere con la guardia baja. Mi cabeza dolía, decidí que lo mejor era acostarme por unos minutos.

Unos golpes en la puerta hicieron que me despertara, me encontraba desorientada.

— ¿Quién es? — Pregunté.

— Soy Sam, los de la elite ya se fueron a sus talleres, nos toca a nosotros ir al nuestro.

Mire el reloj que se encontraba en la mesa, había estado durmiendo casi 3 horas, ya era hora del taller. Me levanté y fui en dirección al baño para lavar mi cara. Aproveché para esconder la carta en el baño, arriba en una lámpara vieja que había en el techo. Al salir Sam y los chicos se encontraban intercambiando unos brazaletes.

— ¿Qué es eso?— Le pregunté a Sam.

— Son pases para nuestra sección, tuvimos que cambiarlos los otros tenían rastreadores, estos no.

— ¿No es mejor ser de la sección verde?

— Si bueno eso seria lo ideal, si conoces alguien que nos suba de sección te lo agradeceríamos. — Ironizó Zaril

— Belia dijo que la manera de avanzar en el tratamiento es con buena conducta ¿No es la mejor manera?

— Bueno es la mejor manera cuando no tienes gente que no te quiere fuera. — Era la primera vez que veía a Zaril enojado.—  Mira la mayoría estamos aquí porque afuera les estorbamos a gente poderosa, si tenemos algunos problemas ¿Quién no los tiene? Pero lo único que necesitamos es terapia, no estar encerrados en este maldito lugar.

— ¿Por qué estás en este lugar?

— Mi padrastro es alguien con mucho poder, se casó con mi mamá cuando tenía 8 años, estuvieron 10 años juntos. Cuando ella murió, él me abandonó en este lugar con la excusa de que tenía un trauma por la muerte de mi madre.

— ¿Por qué hizo eso? — No podía entender tal crueldad.

— Bueno porque el es un respetado hombre de negocios, blanco y el cristiano ejemplar mientras y yo era un negro judío.— Su risa fue desanimada.

— Eso es una mierda.— Todos me miraron sorprendidos.— No deberías ser juzgado por tu color o por elegir en quién creer.

— Dile eso a mis padres.— Hablo Nahama.—  Ser lesbiana y musulmana es un pecado, creen que estoy loca o poseída.

— O a mis abuelos que creen que por ser feminista estoy en alguna sexta, los asiáticos pueden ser muy cerrados, al menos mi familia. — Hablo Aradia.

— Creo que deberían ser felices con lo que son, obviamente hablo desde algo que no viví, no sé lo difícil que es no ser aceptado por la sociedad, al menos no lo recuerdo.— Todos rieron eso me alegro.— Lo que quiero decir es que no todos van a estar felices con quienes somos, pero la única opinión que debe importarnos es la nuestra.

—¿Y qué pasa si mi opinión es la peor de todas?— Preguntó Sam.— ¿Qué pasa si no puedo estar un segundo con mis pensamientos?

Pude entender sus palabras y el dolor en sus ojos, podía entenderlo porque eso es lo que me pasa.

— Luchas contra tus pensamientos negativos, a cada hora en cada segundo eso es un avance, estás luchando. Sé que decirlo en voz alta es aterrador, el miedo de sentirse juzgado o que la gente minimice lo que te pasa, decir que necesitas escapar de tu cabeza es un avance, es una manera de pedir ayuda. Es una lucha constante, y el hecho que estés en este momento hablando con nosotros tratando de buscar la manera de salir, me demuestra que no te rendiste y eso dice mucho.

Todos quedaron en silencio, Sam me dio una sonrisa que devolví.

No sabía si podía confiar en ellos o no, lo que sabía era que ellos son chicos lastimados con un pasado que tratan de olvidar, en busca de un futuro prometedor. No tenemos nada en común, lo único que nos une es un lazo de dolor que nos acompaña en nuestros pensamientos, espero algún día esos pensamientos dejen de atormentar.

— Bueno basta de sentimentalismo.— Hablo Zaril. — Es hora de nuestro taller y estamos llegando cinco minutos tarde.

 Enigma #1Where stories live. Discover now