Dia 5: Cuarentena

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—Mierda—grito Kohaku al golpearse el pie con una caja absurdamente pesada, ¿cómo rayos llegó eso a su casa? La abrió ERAN PIEDRAS, bien ahora conocía al responsable —SENKU—

Cuando el científico más famoso y aclamado del momento escucho el grito de su esposa supo de inmediato que algo no estaba bien, pero el tampoco estaba de humor para lidiar con ella, la amaba, pero sin poder salir al trabajo ni tener en supervisión sus inventos, tras meses de encierro se estaba volviendo loco, por eso pasaba casi todo el día, por no decir todo, encerrado en el laboratorio de su casa sin embargo como no salió a tiempo tras el grito, la leona llego pateando la puerta, prácticamente destrozandola y ella ardiendo en furia

—Mierda, leona —camino hasta ella para por lo menos levantar la puerta —¿se puede saber que te pasa ahora?—le dijo sin mirarla revisando la destrozada puerta y su indiferencia solo hizo elevar la ira de Kohaku

—Tu eres lo que me pasa, esa maldita caja en el pasillo, casi me destrozó el pie con ella— Senku se dignó a mirarla por fin dejando la puerta de lado

—Pues tal vez deberías fijarte mejor al caminar, leona, ¿que no eras muy ágil y veloz esquivando cosas?—

—Soy la mejor en lo que hago, no me cuestiones—

—No me cuestiones tu a mi, si esas piedras están ahí es por algo —

—¿Ni siquiera preguntaras como estoy yo?—

—Bueno, llegaste corriendo y pateando la puerta así que imagino que bien—

—Eres escoria—

—Y tu muy salvaje—

—Estoy harta de ti—

—¿Y crees que yo no?—

—Pues entonces no debimos casarno—

—Pues tal vez tengas razón—

La discusión había llegado a un punto muy delicado y ambos se veían mal, muy enojados, demasiado cegados por la ira, realmente ninguno de los 2 sentía lo que sus bocas estaban expresando y sin embargo lo habían dicho, el silencio se incrustó entre ellos y fue Senku quien con pasos firmes salió del laboratorio, para después salir de la casa azotando la puerta, para salir de la casa en plena pandemia.

Kohaku se desplomó en ese momento y restregandose una mano en la cara comenzó a llorar

—¿Quien es el idiota que azota puertas ahora?—

Senku seguía enojado, estaba harto de los gritos, los reclamos y que no lo dejara hacer en paz sus experimentos, había acabado en un bar de mala muerte, pues los mejores lugares de la ciudad estaban cerrados por la emergencia sanitaria; en aquel lugar aún pese a la pandemia había mucha gente, no dio importancia a eso y se dedico a beber el resto de la noche; Kohaku no supo a que hora llegó Senku, tampoco le importo, se negó a dormir en la habitación que compartían así que se instaló temporalmente en la habitación de invitados; Senku había llegado a eso de las 3 am, ebrio como una cuba y tambaleante, tampoco tenía ganas de ir a la habitación que compartían así que se tuvo que conformar con el sillón de su laboratorio, mañana traería algunas de sus cosas.

Al cabo de una semana ni siquiera se dirigían la palabra, no se decían buenos días, ni siquiera un hola, las horas de comida que compartían antes de la discusión prácticamente habían desaparecido, los 2 volvieron a cocinar solo para uno, ninguno cocino para el otro como era costumbre, claro, antes de la discusión, y pese a todo se extrañaban, Senku dormida con una enorme almohada abrazada y Kohaku había robado un par de camisetas de Senku para tener su olor cerca pero ningún dijo nada, y al cabo de 15 días todo empeoró.

Semana SenHaku 2021Where stories live. Discover now