Nuestro propio juego #4

7. Encuentros

Narra Ferran

―¿Crees que vaya? ―Eliot pregunta mirándome con mucha seriedad, y aunque en un principio no había estado muy conforme con esa chica, ha cambiado de opinión con la conclusión a la que hemos llegado luego de escuchar la conversación que tuvo con esa mujer Julia Atkins.

Alguien que parecerá muy buena, pero que en el fondo no me termina de cerrar esa idea, y creo que a Jo tampoco. No le habría grabado si fuese así.

Dejo de caminar de un lado para el otro y le miro. No me extraña que le preocupe eso, Jo no es exactamente alguien a quien se le pueda encerrar fácilmente, a menos, que sea ella quien lo decida como lo ha hecho ahora, aunque, no ha sido por agrado a nosotros. Lo hace porque tiene un fin vengativo contra Charlotte.

―Confío en que sí. Ha sido ella quien lo ha propuesto.

―¿Y consideras que podemos fiarnos de ella?

―Tú más que nadie deberías dudar de eso ―respondo y él suspira hondo.

―Supongo que Sam y yo estamos en deuda con ella.

―Queramos o no, es así, y creo que ha hecho todo eso porque necesita aliados que entiendan su problema ―expongo y Eliot asiente.

―¿Crees que sea capaz de matar a Charlotte? ―pregunta algo inquieto y no creo que sea por que vayan a matar a la serpiente.

―¿Lo dudas?

―Por qué no, considerando la relación que tenían.

―Creo que también lo dudaría por eso, pero no creo que esté feliz de que haya asesinado a su padre.

―No hay pruebas de que ella lo hizo.

―Así como no las hay de que mandó a asesinar a Noah, y aún está en duda lo de los diez ―emito suspirando hondo―, el juego se ha hecho mucho más complicado de lo que esperábamos, ¿no? ―agrego y él asiente.

―Supongo que no contábamos con que esa ficha era muy peligrosa ―repone dejándose caer sobre el espaldar.

Voy al estante del minibar y tomo una botella de las muchas allí. Reparo en su etiqueta que es un Chandón rosa. Sirvo dos copas y le llevo una.

―¿Ya hablaste con Prescott? ―indago porque seguimos necesitando la ayuda del sabueso.

―Lo hice.

―¿Y qué te dijo?

―Dijo que podemos negociar la información, siempre y cuando no sea un chivo expiatorio lo que esa chica dice.

―¿Y qué hay de Atkins?

―No está involucrada.

―Después de escuchar eso, creo que ella sabe más de lo que aparenta. Creo que está más involucrada de lo que esperamos.

―Podría ser, pero aparentemente ya dijo todo lo que sabe sobre el caso Noah, y al parecer lo que sabe sobre Charlotte solo nos interesa a nosotros.

―Pero podría servir, no olvides que fue eso lo que nos ligó a Sam y terminamos agrandando el asunto.

―Tienes razón ―repone sobre eso y bebe de su copa, yo hago lo mismo, luego miro mi reloj y aún faltan dos horas para encontrarme con esa chica en el café que citó para llevarla luego al rancho privado de Walter.

Uno que se tuvo que reacondicionar porque solía pasar sus tiempos de depresión allí, e incluso yo lo conozco.

La puerta se abre y Sam aparece por ella. Su barriga ahora es mucho más grande y ya está en sus últimas semanas. Se le ve hermosa en su vestido largo y holgado y caminando descalza. Nos sonríe a ambos y Eliot y yo le hacemos espacio para que se siente en el centro del sofá, y sin ánimos de rememorar viejas travesuras.