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[Poe]
Sorprendentemente a Edgar no le afectó en absoluto la ausencia de luz. Si fuera por él, podría continuar escribiendo siendo iluminado por una simple vela.
- ¡Poe!- gritaste con temor desde tu alcoba.
Bueno tal vez él no tenía incomodidad de permanecer en la oscuridad, pero tu si. De hecho tú le tenías miedo a la oscuridad. Era un miedo que tuviste desde pequeña y con el tiempo pudiste mejorar un poco, pero el temor jamás desapareció, y Allan lo sabía.
Allan, detuvo todo escrito que hacía en su habitual oficina, y tomó ciertas cosas antes de retirarse hacia tu alcoba, una de ellas fue su marsupial amigo, Karl.
- Aquí estoy amor. - dijo con su delicada voz, mientras te veía arrinconada en una de las esquinas de la cama, cubierta por tus sabanas.
- Poe...- gemiste con hilo de voz. - Creo que escuché ruidos extraños en la casa.
- No es nada, ya sabes que esta casa es antigua, nada malo te pasará.- dejó a Karl en tu cama y este inmediatamente se acercó hasta a tí para hacerte compañía.
- ¿Podrías quedarte hasta que la luz regrese?- cuestionaste con Karl en brazo.
- Claro que sí. - la luz se los impedía, pero Poe había dibujado una bella sonrisa en su rostro. Sin más que decir, se sentó junto a tí con una vela que apenas iluminaba y una novela suya.
Te acomodaste en su hombro para estar más cómoda mientras él comenzaba a narrar con esa poética voz suya que te arrullaba y te daba paz.
- No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco...
[Jouno]
- ¡Jouno, se fue la luz!
- Me lo imaginé, dejé de escuchar la corriente eléctrica en toda la casa.
- ¿Puedes ver algo?
- ...
- ¡Mejor no me respondas!
- Quédate donde estás, voy por ti.
- No te preocupes Jouno-kun, puedo ver las siluetas de la cosas, se por donde debo pasa...- una serie de golpes sonaron por toda la casa hasta llegar al silencio total.
- ¿Te caiste verdad?- preguntó el soldado a pesar de ya saber la respuesta.
