Capítulo 24 🚬

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Volver a salir por la ventana y echar a correr, probablemente no fue la mejor decisión que tomé

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Volver a salir por la ventana y echar a correr, probablemente no fue la mejor decisión que tomé. Pero todo el asunto con mi padre ya me estaba frustrando demasiado.

Lo malo fue que mi condición física era pésima y que perdí de vista la camioneta, así que no solo estaba agitada por falta de aire, si no perdida y sin móvil.

¿Qué carajos pasó por mi cabeza?

Traté re regularizar mi respiración y pensar hacia dónde se había ido la camioneta, pero esto último, no lo logré.

Perdida, sin móvil y sin ganas de vivir.

¿Algo más podría salir mal?

Bufé de mala gana, observando mi alrededor.

Las calles ya estaban iluminadas por el sol, ya era de día. Pero aún así no me gustaba estar sola.

Observé una de las casas más cercana que tenía y supe que calle era, pero no recordaba para nada cómo volver a la mía.

—¡Ay, niña! ¿Será que me puedes ayudar a cargar estas bolsas? —habló de repente una voz femenina.

Al voltearme, visualicé a una señora de tercer edad.

Fruncí el ceño pensativa.

Papá siempre me dijo que no hable con desconocidos, ni siquiera son mujeres.

Pero esta se veía necesitada en ayuda.

Así que decidí acercarme y cargar sus bolsas. Mientras que ella se sostenía en su bastón.

—Muchas gracias, querida —dijo con una sonrisa—. He querido salir a hacer las compras temprano porque mi nietito se quedó a dormir y quería prepararle un rico desayuno... Últimamente no se siente muy bien...

Le sonreí, aquella se me hizo tierno.

Lo que no me pareció tierno fue quién se aproximó a nosotras de prisa y con mala cara.

—¿Qué demonios haces tú con mi abuela? —soltó Nicolás en tono brusco.

Puse mi mala cara enseguida.

¡¿Por qué tienen que existir estas casualidades?!

—¡Nicolás! —la regañó la señora—. ¿Esas son formas de hablarle a una damita? Yo creo que no.

—Lo siento, abuela.

—Ella me ofreció su ayudita, las bolsas están pesadas —explicó la señora mientras le hacia señas a Nicolás para que él cargue las bolsas—. ¿Cómo te llamas, bonita?

Aparté mi mala cara de Nicolás y me concentré en la señora.

—Keira, ¿y usted?

—Ay, qué nombre tan bello. Yo me llamo Nahiara y puedes tutearme...

Keira y sus problemas [COMPLETA]Where stories live. Discover now