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Reserva

—Jade...— Soltó el regaño.— no puedes comportarte de esa manera con Kit, ya te lo había dicho.

Ven y la pequeña estaban caminando por la avenida mientras, el la reprendia por tal comportamiento, no era propio de ella.

Jade era una dulzura, con todos, menos con la felina, seguía sin entender la razón, debía intervenir no quería que su pequeña joya se hiciera de malos modales y debía ser rápido.

Tenía que dejarla en clases e irse al trabajo, era una pequeña muy inteligente, le sorprendía que no tuviese pesadillas sobre sus días en cautiverio, fue difícil para el no quería imaginar que tan difícil sería para pequeña tan pura como ella, eso para el era verdaderamente atroz.

Entre pensamientos se fue volando el camino que debían recorrer, y se hizo más evidente cuando un pequeño cachorro corría siendo perseguido por su no tan pequeño perro, Jade se emocionó soltando a correr, mientras lanzaba besos en el aire a su dirección.

—EROS!.— Grito Jade para que este se detuviese.

Al instante que el grito resonó el pequeño detuvo la carrera, y al voltear mostró todos sus dientes con la gran sonrisa que enseñó.

—Debes dejar de tratar de alcanzarme así — dijo el pequeño risueño— puedes caer y lastimarte.

A Jade no le gustaba cuando Eros le hablaba de esa manera, la hacía sentir pequeña, de por sí lo era, y se lo demostró inflando sus mejillas y formando un puchero.

— Y tu debes dejar de hablarme cómo un sabelotodo.— Ella sabía que se podía caer y lastimar, pero estaba cansada de que se lo repitieran siempre.— Soy fuerte.

Le molestaba que la tratarán como una pequeña flor todo el tiempo, si, era pequeña, pero no era débil superó lo que su hermano pudo haber hecho con ella, no sabía muchas cosas, pero lo que sí sabía es que ella, no era débil.

—No te muevas.— Eros la tomó de la mano sacándola de sus pensamientos mientras la ponía tras el, había un hombre grande y armado apuntandolos.— Shh— susurro el cachorro cuando escucho el corazón de Jade acelerarse.

El hombre tenía una sonrisa macabra en su rostro, que se desfiguro cuando se escucho una explosión, que los tuvo lanzándose al piso, y esa milésima de segundo le dio la oportunidad al can de saltar encima del atacante, dándoles tiempo de correr.

Los dos estaban asustados, Jade estaba asustada por ojos azules, no quería que nada lo lastimara, por otro lado Eros estaba preocupado por la niña a su lado, sabía que aún no le era una macho adulto, no tendría oportunidad si los encontraban y por otro lado su amigo, los había salvado y no sabía si este estaba en buen estado.

El camino hacia la escuelieta estaba vacío, suponían que se debía a que todos debían estar encargándose de los manifestantes, Eros sabía que debían llegar a un lugar seguro, en ese momento se alegraba de que su madre fuese paranoica y le hubiese puesto un rastreador.

Al cruzar las puertas se encontraron con el maestro Otero, causando diferentes reacciones en cada niño, Jade suspiro con alivió al encontrase con un adulto, por otro lado Eros solo se congeló en su lugar.

No podía ser, el no podía estar ahí,  ese era un lugar seguro, eso le había dicho su madre y él confiaba en su madre por sobre todas las cosas, su madre cuidaba de él,  lo protegía de absolutamente todo, ella no dejaría que él estuviera cerca de su cachorro.

—Papá...— las palabras salieron sin aliento.

No sabían cuanto se habían quedado pasmados, pero esa simple palabra desencadenó las acciones siguientes.

Maximiliano Otero, un exmarino, dado de baja por lesiones era un hombre hermoso, ojos azules, cabello castaño, y sonrisa encantadora, pero lo que tenía de hermoso lo tenía de podrido, y eso lo demostró al hacer lo que hizo a continuación.

El disparo resonó en la silenciosa escuela, mientras Jade gritaba y lloraba, Eros caía al suelo sosteniendo su estómago, el hombre se dirigía a la salida.

—No es personal niño, pero me reconociste y ya sabes lo que dicen, nunca dejes cabos sueltos.— iba con una sonrisa que desapareció al ver a dirección de la puerta.

—Y a ti no te han enseñado a no meterte con mi cachorro.— Los ojos de la morena estaban completamente negros.— o y créeme te quebraria los huesos aquí mismo, si no estuviesen los niños.

Sonrió angelicalmente antes de disparar a su pierna, el hombre cayó al suelo con un grito, mientras trataba de detener la sangre que salía.

Freya se acercó a los niños, mientras tomaba a su bebé en brazos y se aseguraba de que la niña se tomará de su pantalón, al pasar por donde el supuesto padre de su hijo estaba, le asestó un golpe con su bota que lo dejó tirado en el suelo, al salir venía su querida mascota y dándole la orden de custodiar, camino hasta el centro médico.

Mientras especies corrían en todas direcciones, ya habían detenido el ataque, pero habían varios heridos.

Freya sintió que algo la jalaba del pantalón y al bajar la mirada se encontró con que la niña no le podía seguir el paso, así que como pudo la cargo con un brazo, tratando de no incomodar a su hijo.

Al llegar al centro médico llamó por su tía, quien se horroriza al ver a Eros en ese estado y de emergencia diriguiendolo al quirofano.

Freya camino hasta la sala de espera con Jade en sus brazos, al llegar a las sillas dejó a la niña en una y ella empezó a caminar de un lado al otro esperando noticias de su cachorro.

No habían pasado nisiquiera díez minutos cuando un estruendo sonó en la puerta junto con un aullido, Freya apuntó con su arma y estuvo apunto de disparar hasta que la pequeña se lanzó a los brazos del macho, y el que lo seguía se dirigió a ella con paso apresurado.

—¿Que fue lo que pasó?— preguntó llegando a ella.

Freya solo negó mientras guardaba el arma en su pantalón.

Los tres adultos se pusieron a hablar de lo que había pasado, mientras que Jade se quedaba en la silla, estaba preocupado por su amigo, ya había visto a ojos azules, y el estaba bien.

Se levantó de donde estaba sentada y camino sin ser notada, algunas puertas estaban abiertas, eran los heridos, siguió caminando hasta que vio una cabellera roja en la cama, y al entrar vio a una hembra con hematomas en la cara, aprovechando que estaba dormida jalo una silla y se sentó a su lado mientras le pasaba una mano por la cara muy suavemente casi como la caricia de una pluma.

—Te pondrás bien Kit— dijo con los ojos llorosos y soltando hipidos dejó un suave beso en la frente de la arisca y feroz felina.— Estarás muy bien.

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⏰ Last updated: Dec 02, 2021 ⏰

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Recuperate (Saga nuevas especies #2)Where stories live. Discover now