Capítulo 2: Nocturnal Contact

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Ray está más que ansioso por comenzar rápido esa vida con ella a su lado para siempre. Es lo que siempre deseó su corazón desde su ceremonia. Las orejas de Ray se irguieron en el aire al oír un grito ahogado seguido de una tos seca, endereza el cuerpo, caminando nervioso entre los árboles emitiendo lamentables quejidos preocupados. ¿Es normal esa tos? No lo cree... La duda se clava profundamente como una astilla al dedo. El licántropo levanta la mirada hacia los árboles, el cielo apenas es visible, pero logra comprobar de nuevo la posición de la Luna... Grrr... Aún no es el momento.

Maldición. Ray deja escapar un sonoro gruñido amargo, frustrado e impaciente, por primera vez en su vida está odiando el tiempo. La llamada de la temporada de apareamiento es incómoda y estresante... Él quiere tenerla ahora mismo.


Emma se despierta de su ligero sueño con un jadeo sobresaltado, parpadeó aturdida dando un vistazo a su alrededor, suspirando agotada cuando determina que aún sigue en el bosque. Viva... Para su gran sorpresa. Uhmm... tal vez... Exagero un poco la situación. ¿Pero cómo culparse? Luchó contra un animal salvaje del doble de su tamaño, de donde apenas salió ilesa, cualquiera con sentido común sacaría conclusiones apresuradas. En fin... ¿Cuánto tiempo estuvo inconsciente?

Un gruñido surge de la garganta de Emma ante el dolor de cabeza voceando su presencia de repente, intenta moverse, rápidamente notando la ausencia de dolor en lado derecho. Curiosa, guía una mano hacia el área y toca su hombro con cuidado, examinando la herida entre los pliegues de su ropa rasgada por las mandíbulas del Lobo. Asombrada al ver que... no hay nada. ¡Nada! La piel está intacta y suave, sin rastro alguno de las profundas marcas de dientes.

Es... insólito.

¿Todo fue una ilusión de su mente? ¿Realmente fue real? ¿O por casualidad fue el efecto de alguna planta alucinógena que toco sin querer? No siente dolor en absoluto, pero aún conserva una cierta incomodidad en general. Tal vez... Emma trata de levantarse para probar la resistencia de sus extremidades, pero incluso con el firme apoyo del árbol detrás su cuerpo cede ante su peso y cae de nuevo a las raíces. La chica suspira, vencida y repentinamente cansada. Sin embargo, ese momento le da la oportunidad de ser consciente de sus intensificados sentidos, registrándose en su cabeza como un extraño fenómeno. Puede oler más de lo necesario, terroso y fresco, cada esencia que el boscaje desprende en su inmensa diversidad; a su vez, puede oír más de lo que creería posible, el silbido de un murciélago o el caminar de algún insecto diminuto. El viento trae consigo más aromas nuevos, y en su opinión, abrumadores. Tanto que Emma arruga la nariz y tiene que taparla con parte de su camisola para evitar que todo termine enviándola más en espiral junto a su dolor de cabeza.

La pelirroja se recuesta contra el árbol, elevando la cabeza para que sus ojos verdes puedan ver entra el dosel de perennes hojas verdes el cielo nocturno y el viento helado empujando suavemente las densas nubes lejos de la brillante Luna. Emma cae hipnotizada por el gran astro dócil y níveo fulgor, en su interior sobreviene un lío de sensaciones pesadas, aceleradas, ásperas y ansiosas como la sacudida del peso durante un combate de espadas; rugen, aúllan, gruñen señales nuevas desarrollándose en lo más profundo de su cabeza. Deseosa de poder salir, de vivir, de buscar, de amar... Emma cierra los ojos, aguantando la respiración y sus gruñidos por el inesperado subidón del malestar e incomodidad, su dolor de cabeza resonando fuertemente. Un gorgoteo lastimero brota de su garganta, suplicando consuelo.

El sueño aparece del mismo modo poco después, cansado, tan pesado que no se dio cuenta del hecho de que todo se hizo de un súbito silencio. Ella simplemente se relajó derrumbada en aquel extraño bosque.  

Luna Nova - RE & The Promised NeverlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora