Cap 11: Vals De La Pasión

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En una de las habitaciones de la Mansión Phantomhive se encontraba la autora junto con Mayrin...

Meyrin: Lady Diamont... Ya es hora de vestirla, me lo encargo el Señor Sebastian.

Hime: Me pondrás corset verdad QwQ...

Meyrin: Sí Lady Diamont... Así que...

*pasaron unos momentos y Meyrin ya le estaba cerrando el corset... Y vaya que tenía fuerza la mucama*

Hime: ¡Duele! QwQ... Nunca he usado uno... *se aferraba a un poste de la cama*

Meyrin: Resista Lady... *apretaba aún más el corset y la autora se quedaba sin aire...*

*En eso toca la puerta Sebastian, traía los zapatos para ella*

Sebastian: Lady Diamont... ¿Está presentable?

Hime: ... x/x Adelante Sebastian... *a punto de desmallarse*

Sebastián: Meyrin... Te dije que tuvieras cuidado con ella, es delicada... *suspiro* Yo terminare de vestirla... Te puedes ir a cambiar.

Cap 11: Vals De La Pasión

-¿¡Eh!? Ciel… Bocchan… Pero desde hace 5 años no visto otra cosa que no sea el traje de mayordomo…- Dijo con fingido reproche.

-Nada de peros… quiero verte en otra ropa para la boda de Grell… Es una orden…- Dijo divertido.

A lo que el demonio suspiro, realmente no era de su gusto cambiar de ropa cuando ya se le había hecho costumbre, pero ya que se lo ordeno y lo pensó un poco, sabía que seria algo muy divertido para provocar algún sonrojo y reacciones divertidas en su Joven Amante.

-Yes, My Lord.- Mientras se arrodillaba con su típica reverencia y esa sonrisa malisiosa que enamoraba al menor.

-Sebastián...- El Joven Conde se levantaba de su asiento, camino pocos pasos así hasta llegar poniéndose enfrente del mayor, tomo su rostro con delicadeza y lo beso de forma dulce en los labios, mientras el mayor quedo con los ojos completamente abiertos, su joven amante siempre le lograba sorprender y enamorar.

Sebastián abrazo a su amante azulino correspondiendo lentamente al beso que le regalaba, ese beso se tornaba dulce y lleno de amor... Diferente a los que habían tenido lugar en otro momento... El menor lentamente rompió el beso para pegar su frente a la de su demonio, se respiraba ternura y amor.

-Ciel... Te amo tanto...- Dijo mientras lo abrazaba fuertemente, era increible ver a ese demonio ser tan dulce y romántico, vaya que el verdadero amor hacia maravillas.

-Sebastián... Mi amado demonio, yo también te amo tanto.- Decía el menor mientras le acariciaba el cabello.

El momento se volvía a cada instante más romántico, casi salido de un cuento de hadas... Los instantes fueron llenados por besos y caricias llenos de amor, era una dulce entrega total... Llegó el momento en el que los besos y caricias no bastaban, las prendas de ambos comenzaron a volar dejando sus cuerpos desnudos, exitados y deseosos.

-Ciel... Ciel... Te deseo tanto mi amado "niño"- Besaba y lamia el cuello del menor bajando por su joven pecho que ya comenzaba a ser el de un adolescente.

-Ahhh... Se..bas..tián... Hmm...- Comenzó a gemir lenta y entrecortadamente al toque de cada beso, su piel ardia en deseo, su cuerpo comenzaba a reclamar a su demoniaco amante... Tendido en el piso se retorcia por el placer que comenzaba a recorrer su joven cuerpo, el cual era manifestado en una erección en su joven miembro, al notar eso el azabache bajo rápidamente y comenzó a lamer con maestría la delicada hombría de su Amo, esto sólo provocó que se retorciera aún más de placer, sus gemidos eran suplicantes y desesperados a lo que el de ojos carmesí aumento más el ritmo provocando gemidos más fuertes reflejo del placer provocado, instantes después aumento nuevamente el ritmo, este lo llevaba a la completa locura haciendo que súbitamente el dueño de esos ojos zafiro vertiera su especia dentro de la boca del mayor, quién la bebía sin dejar que se desperdiciara ni una gota.

Un Té, Una Mirada, Un SentimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora