Raven subió una mano hasta mi mejilla y la acarició levemente. La experta lengua de Jack empezó a aumentar la velocidad en mi clítoris. Gemí fuerte y agarré con mis dos manos el brazo de Raven cuando Jack metió dos dedos y comenzó a embestirme fuerte sin dejar de lamer mi clítoris.

Raven sonrió ligeramente y se lanzó contra mi boca envolviéndonos en un beso excesivamente húmedo. Jadeé y gemí en la boca de Raven cuando apareció la ya conocida presión en mi vientre bajo. Jack metió otro dedo y dio un par de embestidas más llevándome a un caliente orgasmo. Raven se tragó mi fuerte gemido y tras el alucinante  placer lo mordí haciendo que él gimiera bajito del dolor. Me separé al sentir el sabor metálico en mi boca.

Miré entre mis piernas donde Jack se separaba lamiéndose los labios.

—  Deliciosa —  sonrió y le quitó una toallita a Wes para luego limpiarme. Dan, Wes y Ángel estaban parados mirando la escena con lujuria.

Con mi respiración agitada cerré mis piernas después de que Jack me limpiara y volviera la sábana a su sitio, miré a Raven el cual seguía a mi lado, bajé la mirada hasta sus labios hinchados y vi como de su labio inferior salía sangre.

—  Lo siento cariño ¿Te duele? —  pregunté preocupada al ver su labio y los rasguños de su brazo.

—  No, tu macho es fuerte —  Susurró en mi oreja y solté una risita tras sus palabras.

—  Todos lo son —  Afirmé.

Vi como Dan se metió al baño y luego de eso se escucharon ruidos raros dentro de la ducha.

Miré con el ceño fruncido a Raven.

—  ¿Qué hace Dan? ¿Estará Bien? ¿Le pasaría algo? —  pregunté preocupada.

—  Cariño, se está masturbando —  Respondió casual Raven —  Es lo que haremos todos —  Susurró y me sonroje.

Wes se lanzó a la cama como Dios lo trajo al mundo.

—  Ve con él, yo me iré a bañar —  habló Raven levantándose de mi lado.

Me arrastré en la cama hasta llegar al lado de Wes que al verme pasó un brazo por debajo de mi cuello y me arrastró hasta su pecho y no sé en qué momento me quedé completamente dormida.

 

Dan.

Movía mi mano rápidamente a lo largo de mi miembro pensando en su rosado coño.

Maldita niña nos tiene como putos adolescentes hormonales.

Gimo cuando mi semen sale cayendo en las paredes del baño y en mi mano. 

Gruño frustrado al ver que la puta erección no bajo ni un centímetro.

— ¿Qué más quieres amigo? —  le pregunto gruñendo a mi polla —  es lo único que yo te puedo dar y si quieres entrar en su rosado coño tendrás que esperar. Así que duérmete y ponte flácido por favor que dueles más que un grano en el culo.

Suspiro cuando el agua helada cae por mi cuerpo.

Pervertida conejita.

Sonrío ante el pensamiento y salgo del baño con una toalla al rededor de mi cintura.

La bella y pervertida conejita está  dormida encima del cuerpo de Wes.

—  Amo su mal costumbre de dormir —  Hablo quitándome la toalla de la cintura y pasándomela repetidamente por mi pelo.

—  Yo no. Es fastidioso ya he recibido como tres puños cuando estoy dormido o a veces entierra sus rodillas en mis costillas o también duerme en una esquina y aparece en la otra pasando por encima de todos —  Gruñe Ángel saliendo del armario.

POLIAMOR MILITAR [+18] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora