DREAM |
Si esto es un simple sueño, te suplico que no permitas despertar.
•𝗳𝗲𝗺!𝗼𝗰 𝘅 𝗖𝘂𝗹𝗹𝗲𝗻 𝗳𝗮𝗺𝗶𝗹𝘆
•𝗧𝘄𝗶𝗹𝗶𝗴𝗵𝘁 𝘂𝗻𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗲
•𝗧𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗹𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗷𝗲𝘀, 𝘁𝗿𝗮𝗺𝗮 𝘆 𝗲𝘀𝗰𝗲𝗻𝗮𝗿𝗶𝗼𝘀 𝗽𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻𝗲𝗰𝗲𝗻...
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Estiré mis brazos. Una gran diferencia en la comodidad de la cama, pero al mismo tiempo, un sentimiento de familiaridad se presente en ella.
Podía escuchar un pequeño bullicio a lo lejos, voces y pasos, haciéndome abrir los ojos, con la curiosidad de descubrir su origen.
Pude jurar sentir mi corazón detenerse por un segundo. Cuando mis ojos se abrieron y mi mente reconoció al instante el lugar en el que me encontraba.
Sentí mi mente desconectarse, ignorando si fueron minutos, horas o segundos. En los cuales, no pude hacer nada más que observar fijamente el -no tan alto- techo, cubierto de viejas calcomanías de estrellas fluorescentes, que yo misma había pegado hace tantos años.
Sentí mi respiración acelerarse, cuando comprendí que estaba en la habitación que tenía mi esencia en cada parte y la cual había dejado de considerar mía hacía un largo tiempo. Cruelmente, mi mente comenzó a ser bombardeada por imágenes de recuerdos casi lúcidos, tales, que estaba segura de que no podrían ser creados por mi escasa imaginación.
Está, luciendo exactamente igual a como la recordaba haber visto la última vez. El tiempo parecía no haber transcurrido en lo absoluto. La pintura lila gastada de mis paredes, cubiertas de posters de mis bandas favoritas. Un par antiguo de patines colgados en el pie de mi cama, libros regados en mi escritorio y fotos con mi familia y amigos pegadas en mi espejo. Todo se veía absolutamente igual. Nada parecía haber cambiado. Pero todo se sentía diferente, yo me sentía diferente.
Un nudo se creó en mi estomago, al comprender que todo había acabado. Irónicamente, me pellizqué la palma de la mano, esperando despertar, creyendo que esto solo era una vil pesadilla.
No podía ser todo solo un sueño, no podía.
Intenté cerrar los ojos nuevamente, para poder reconciliar el sueño. esperando que al abrirlos, ellos estuvieran ahí.
—Dale, Andrómeda, duerme. Tú puedes.—me motivaba a mi misma, acomodándome nuevamente en la cama.
—Andrómeda Moretti, si no sales de ese cuarto en 2 minutos, olvídate de ir a entrenar al hielo esta tarde.—escuché esa voz que no había oído en tanto tiempo. Mis ojos se abrieron de par en par. Sin pensar muy bien lo que hacía, me paré de la cama. El gastado suelo de madera de mi habitación rechinando bajo mis pies.
