Aleteia [ισχύς]

Prólogo

Él la miraba a escondidas, admiraba cada noche desde su alto balcón la figura de la joven de la cual estaba eternamente enamorado. Le enloquecían las miradas que llevaban entre los dos. Con sus ojos dibujaba la perfecta figura de la chica envuelta en su vestido de terciopelo azul oscuro. Su cabello era de un extraño color que asemejaba a un azabache, con extensos rizos que la hacían lucir una cabellera envidiable y seductora, hasta su aroma a extrañas fragancias de flores lo hacían revolverse en su mar de recuerdos. Sus ojos eran unos extraños celestes de aquellos que no se encuentran en todas partes. Estaba asombrado con su belleza. Como siempre.

Solo existía un problema. No podía estar con ella. Nunca podría ser así.

Cuando la joven se percató de ser observada volteó instantáneamente hacia el desconocido que la marcaba con miradas elúditas.

Ella fascinada por el cabello chocolate y despeinado de su observador pensó por unos segundos que ya lo había visto antes, pero no recordaba como. Pero cuando se fijó en sus ojos, ella sentía que podría verlos para siempre. Unos hermosos ojos de ceniza color malva la dejaron sin habla. Cuando el sonido de la música cambiaba para dar paso a un baile lento y consistente, ella caminó hacia el, atraída por aquella sensación de placer.

Una poderosa atracción.

El chico trató de moverse a otro lado, pero no lo logró, la mano cubierta de un fino guante lo había atrapado por la espalda. Sintió aquella corriente de calor que lo envolvía por completo cada vez que estaba junto a ella. La chica tiró de su camisa negra para que sus ojos quedaran de nuevo conectados.

—¿Acaso yo te conozco de alguna parte?

La bella dama había dado sus primeras palabras hacia el muchacho, este palideció enseguida, abrumado por no saber que hacer o que decir. No podía estar con ella. Debía alejarla o la matarían. Ya había causado su sufrimiento muchas veces, ella no lo recordaba.

—Lo dudo.

—Estoy casi segura de que lo he hecho antes. ¿Cuál es tu nombre?

El muchacho se quedó mudo, no debía decírselo, sin más le dio la espalda y dando pasos inseguros se dirigió a la gran puerta compuesta por unas finas tiras de tela que parecía oro. Cuando el sol le llegó a sus ojos parpadeó hasta acostumbrarse, al oír los tacones de la chica detrás de el, no dudó ni un segundo en salir corriendo del lugar.

Estaba arrepentido de ir a verla. Pero era la última vez que lo haría. La última vez.

Solo quería por una última vez verla, y tener en su mente el recuerdo de ella tal y como era. La deseaba sin límites, el lazo que sentían era uno poderoso, pero sumamente peligroso. Un paso en falso y todo se perdería.

Todo.

Sus pies hacían crujir las hojas secas de otoño, escuchaba que ella estaba muy cerca. Tenía que irse y pronto.

Cuando encontró un pequeño árbol donde camuflarse se adentró en el. Tomó su guardapelo que se escondía en su chaqueta, un delicado tono dorado lo cubría. Al abrirlo una extraña luz sobresalió de el, cerró los ojos esperando el momento de su partida, así ella nunca estaría en peligro. Nadie lo estaría.

La luz desapareció, pero no lo suficiente para que la joven se percate de ello. Caminó lentamente, movió unas cuantas hojas pero no. No había nadie. El muchacho había desaparecido.

Ella se sintió mareada por unos segundos. Sus pies se movían de regreso al baile que la esperaba, antes de llegar a las escaleras dejó otra mirada hacia el lugar donde había presenciado esa luz, una luz tan fuerte y luminosa pero no la alcanzó. Dejó que sus ojos se posaran despreocupadamente en el árbol. Los cerró tratando de apartar las ideas de todo, debía de estar soñando, pensaba.

Entró y el baile continuó, desde una de las ventanas observó el cielo que se empezó a cubrir de escombros, como si cerca hubiera un volcán en plena erupción. Respiró profundamente, de la nada en su mano sintió algo helado, era un objeto, y no cualquier objeto.

Era aquel guardapelo dorado del muchacho que misteriosamente había desaparecido.

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NOTA DE AUTORA:

Hola a todos los lectores!, de nuevo soy yo iniciando esta novela, no sé como irá, si me recuerdan soy la autora de Mr. and Mrs. Problems con toda la trilogía. Si no las has leído hazlo, te gustarán. Esta en una nueva obra donde lo fantástico, el romance, y una poderosa atracción hacen su papel para iniciar una guerra. Este ha sido el prólogo, pronto lo actualizaré. La chica de la imagen en la dama que ha estado todo el tiempo en una narrativa diferente. Voten y comenten si les ha gustado.

Ale