Cap 54

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Mi móvil bibraba en la mesilla de noche, llamada entrante a las cinco de la madrugada, mire a Lucía dormia agarrada a mi cuerpo, en su rostro seguía el rastro de las horas llorando, una niña tan pequeña no debería pasar por esto, si para mí era muy duro para ella con seis años era peor.

El mobil seguía insistiendo no quería que Lucía se despertará, mire en la pantalla era mi amiga Vero, si llamaba a estas horas no sería para nada bueno y si era por lo que yo me tenía que el corazón de Vanesa había dejado de latir igual lo prefería a que la desconectarán en unas horas.

Me levante sin despertar a la peque, cogí el móvil y salí de la habitación, Vero había colgado, cuando llegue a la cocina marque su número con un nudo en la garganta.

-Vero?

-Si, no quiero preguntar como estáis puedo imaginármelo.

-Lucía,.....

-Vale Malú tranquila.

-Se ha muerto verdad.... ?

-No, bueno que sepamos no, te llamo a estas horas por que Ana conoce a una enfermera y le ha pedido el favor de que te deje entrar para despedirte.

-Juramelo Vero Juramelo......

-Solo si tu quieres claro, tampoco es plato de buen gusto.

-Si quiero.... Lo necesito.

-Tiene que ser ahora, estamos abajo.

-Aviso a mi madre para que se, acueste con Lucía me visto y bajo.

-Vale.

Iba a verla, aunque fuera una triste despedida pero podría coger su mano una última vez, besarla aunque fuera en la comisura de los labios, mis ojos se iban aguando.

Avise a mis padres se sintieron felices por poder hacerlo, me vestí sencilla y baje, el coche de Ana estaba aparcado en doble fila, a estas horas no había apenas tráfico  ellas dos estaban apoyadas en el coche cigarrillo en mano y me entraron unas ganas tremendas de hacerlo, le quite el cigarro dándole un par de caladas, no se si fue por los nervios o por el tiempo que hacía que no fumaba que me maree.

Apenas hablamos en lo que duro el trayecto hasta el hospital tampoco había mucho que decir sin hecharos a llorar, por que Ana tampoco tenía buen aspecto, su cara también era de haber llorado por horas, Ana y Vanesa eran como hermanas como yo y Vero inseparables amigas para lo bueno y lo malo.

Al llegar al hospital nos esperaba la enfermera amiga de Ana.

-No hay mucho tiempo faltan poco más de una hora para el cambio de guardia.

-Gracias Teresa.

Íbamos a entrar Ana y yo luego me dejaría sola con Vanesa, nos pusimos la bata y gorro pertinentes, entramos en la habitación, dejé que se acercará primero Ana pero cuando ya estaba cerca de la cama dio media vuelta y al llegar a mi lado me dijo con los ojos llorosos.

-No puedo..... Pensé que podría pero no puedo.... Despideme de ella.

Asentí con la cabeza y se fue quedándome yo sola ante la cama con los pitidos de las maquinas que decían que su corazón latía de manera artificial.

Su cara estaba pálida, nada de ese color moreno de piel, sus ojos cerrados, no podía ver ese verde que tanto me gustaba, llevaba un respirador en la boca, llena de cables por su cuerpo.

Cogí su mano entrelace mis dedos con los de ella, su  mano estaba fría, me sente en la silla que había al lado sin soltar su mano la cual me lleve a la boca, dejando besos mientras mis lágrimas mojaban nuestras manos.

No podía dejar de mirarla, quería hablarle y no me salían las palabras, siempre había escuchado que era bueno hablar que ellos te escuchan, nunca había creído en eso me parecía imposible pero así y todo lo hice le hablé, le hablé de mis sentimientos.

-No se ni por donde empezar.... Solo se que te amo desde el primer momento que nuestros ojos se encontraron..... Y me duele tanto el daño que te he hecho.... Estuve ciega de dolor no me di cuenta a tiempo de que el amor que sentía por ti era mayor, todos lo veían, hasta Lucía.... Ya ves tan pequeña y tan lista igual que tu, menos mal que se parece a ti, así..... Nunca podré olvidarte por que en tu sobrina veré tu sonrisa, en sus ojos veré tu mirada..... Sobre todo en su corazón veré el tuyo..... Y ahora que le digo cuando no estés..... Solo es una niña Vane y Ana no ha podido ni siquiera entrar, no ha podido mirarte, yo no soy tan fuerte para cuidarlos a todos, quien me cuida a mi Vane.... No te vayas por favor.... No te vayas... Te necesito mi amor.... No voy a poder vivir sin ti..... Vane mi amor vuelve a mi...recuperemos el tiempo perdido, necesito volver a besarte, hacerte el amor, no  te vayas amor, como vamos a vivir sin ti......

Me deje caer en ella en sus brazos abrazando su cuerpo por última vez, no queria irme, no queria separarme de ella, no era consciente que sería el último momento de tenerla pegada a mi, si no fuera por Lucía por que me necesitaba y no se merecía perderme  a mi me hubiera matado en ese mismo momento como Romeo y Julieta.

Pero entonces note algo bajo mi cuerpo, me incorpore un poco mire las máquinas todo estaba igual las mismas constantes, los mismos pitos pero estaba segura haber notado algo  no podía ser mi subconsciente, mis ganas de que despertará.

Mire mi mano aún entrelazada con la suya y lo vi su mano apretaba la mía solo apenas un pequeño apretón pero se repitió varias veces.

-Un médico!!!! Un médico!!!!.





Mientras Malú notaba un ligero apretón de manos, en la cárcel en la celda de Javier se colaron varios reclusos, cuando Javier los vio supo que era su final, no se resistió quería que su sufrimiento terminará pronto, cerró los ojos mientras lo agarraban contra la pared bajandole los pantalones y violandolo uno y después otro con lágrimas en los ojos penso en Malú en el sufrimiento en el de su hermana, sus equivocaciones lo iban a matar.

Después de hacer lo que quisieron con el, le pusieron una soga en el cuello la ataron en el techo, un simple empujón y su cuerpo quedaba suspendido en el aire sus piernas pataleaban, sus brazos se agarraban del cuello para poder respirar sin éxito mientras los dos reclusos miraban sonrientes de un trabajo bien hecho.

Javier mientras perdia su vida mientras dejaba su último aliento pensó en su hija en lo que pudo ser y no fue pero dentro de él se alegro de que esa niña no tuviera a un miserable de padre y con esos pensamientos dejó de respirar.

Tardaron una hora en encontrarlo en el cambio de guardia pero ya no se podía hacer nada su cuerpo yacía inerte.

Para los guardias no había duda un suicidio, Javier desde que había entrado en la cárcel se había vuelto callado, no se relacionaba con nadie, era esquivo con todos temeroso de quien se le acercaba, la institución creyendo que esto podía pasar intento ponerle ayuda psicológica la cual rechazo por que no quería vivir pero era un cobarde para quitársela el mismo y esperaba que alguien lo hiciera.

la guardaespaldas Where stories live. Discover now