CAPÍTULO 1

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LAZOS DE SANGRE

CAPÍTULO 1

"LA CHICA ARQUERA"

AÑO 1264 (EL PRESENTE);
UBICACIÓN: SUR DEL PAÍS DE MAILYAZ

El bosque estaba en total silencio, una calma que haría a unos estar en paz y a otros nerviosos por la ausencia casi total de sonido, todo tranquilo perfecto para aquellos que gustan de ocultarse a plena vista; De entre los arbustos un conejo marrón salió saltando rápidamente, su olfato vigilante y sus oídos atentos a la más ligera señal de alerta, todo seguro según sus instintos, masticó hierba y luego dio otro salto más para no quedarse siempre en ese lugar, procedió a limpiarse y todo estaba en orden, el conejo levantó sus orejas de pronto cuando escuchó el aire rompiéndose y sintió el peligro inminente, quiso saltar pero ya no hubo tiempo de reaccionar, solo fracciones de segundo después de la señal de alerta, una flecha lo atravesó el cuello matándole casi al instante, solo se movió un poco en agonía y después ya no se quedó completamente tieso, un tiro limpio había sido la causa de muerte.

-En el blanco- Dijo una voz femenina saliendo a la distancia de detrás de un árbol sosteniendo un arco en sus manos con guantes de piel que dejaban libres los dedos, la chica quitó una capucha de sobre sí para revelar su cabello castaño y piel morena ella vestía una ropa hecha tela verde y una capa de color café igual que la capucha que se había quitado, todo para camuflarse en el ambiente –Contigo ya son 3 solo en esta mañana jeje, creo que será suficiente, por 2 o 3 días al menos- Ella recogió el conejo, quitó la flecha de su cuello y lo puso en una bolsa, limpió la flecha con un trapo viejo y se echó su arco a la espalda para luego regresar por un sendero hacia una villa cercana por una senda en medio de ese bosque que empezaba a iluminarse por los rayos del sol entre las hojas de los altos y frondosos árboles de ahí.

El pueblo era sencillo y rústico, construcciones de madera, animales de granja en cada una de las casas y calles de terracería y polvo, "DEMANOR" el nombre del pequeño pueblo según un gran letrero de madera sobre la entrada principal de esa villa rodeada de una básica muralla de troncos, la chica caminó por las calles saludando a las personas que pasaban y le deseaban los buenos días, unos pasos más adelante llegó a un puesto de alimentos donde intercambió uno de los conejos que había cazado por algo de dinero y un par de verduras.

-Gracias de nuevo señor Harrison- Agradeció ella tomando los vegetales y poniéndolos sobre los cuerpos de los conejos.

-De nada, gracias a ti por el conejo fresco, salúdame a tu madre, Luz- Respondió un hombre grande, gordo y con barba a la chica que sonrió y platicó un poco con él antes de irse, la chica en cuestión, Luz de al menos 16 años de edad, una lugareña de buen parecer y una sonrisa que trataba de mantener siempre sin importar la situación

-Lo haré, con permiso- Respondió ella para ir hasta su casa que, como todas las demás estaba, echa de madera y contaba con una chimenea, en el portón tenía encima el apellido de la familia grabado en madera "NOCEDA" aunque algo gastado, ella suspiró al llegar a casa –Mamá, he regresado de cazar, traje conejo está vez, aunque me gustaría por una ocasión poder encontrar un jabalí o un lobo- Dijo ella abriendo la puerta de su hogar y poniendo su caza sobre una mesa.

-Oh hija cof cof, bienvenida cariño- Saludó su madre que estaba sentada en una mecedora tomando una taza de té caliente -¿Trajiste lo que necesitamos también, verdad?- Preguntó la mujer levantándose pero le dio un ataque de tos de nuevo.

-Sí mamá, pero siéntate por favor, no te esfuerces tanto- Dijo Luz preocupada y yendo con su madre pidiéndole que regresara a su mecedora de nuevo más Camila se negó.

-Solo será un momento hija, no te preocupes, además, tenemos trabajo que hacer- Mencionó ella y acompañó a Luz que sacó de su bolsa el par de conejos que quedaban, las verduras y muchas hierbas que había recolectado.

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