Orgullo (Primer Parte)

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Emma Ratri x Norman Minerva

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En lo que duró el descanso, Emma ni siquiera había tocado su comida, a diferencia del resto a su alrededor que esperaban su segundo plato, lo que no era de extrañar cuando los últimos días habían sido extenuantes. Las altas temperaturas y el largo recorrido que parecía no terminar habían llevado a muchos a sufrir fuertes golpes de calor, como última medida y pese a la negación de algunos, habían terminado sentado temporalmente el campamento.

También en todo ese tiempo Emma había sentido su mirada sobre ella, incluso cuando se dirigió hasta donde estaba sentada, en ningún momento se la quito- Deberías comer. Una vez que retomemos el viaje no habrá tiempo para descansos -señaló una voz masculina a su lado, pese a su forma un tanto directa de dirigirse, no había duda que existía verdadera preocupación en sus palabras.

Pero Emma se negaría a cualquier orden que él le diera- No tengo hambre -respondió tajantemente a la vez que quitaba la callosa mano que se atrevía a reposar con confianza sobre su muslo.

Como estaba en su modo de hombre amable y paciente, dejó de lado la manera en que lo ignoraba y volvió a insistir frente a su negativa- Deberías intentarlo, el clima está pesado y todavía falta mucho por viajar, lo mejor sería...

- No quiero comer, 22194 -se interpuso de repente Emma, utilizando aquella forma de nombrarlo que sabía no era para nada de su agrado.

Ella sonrió a la par que la expresión de Norman se volvió sombría- No me llames así, Emma.

Emma dejó escapar una risita. Amaba el poder de las palabras o mejor dicho: el poder que ella ejercía sobre el salvador de los niños ganado- Tú no me llames por mi nombre, trozo de carne.

- Sabes que puedes dejarnos en cualquier momento... pero no me quedan dudas, no viviras ni un solo día, los demonios te destrozaran pedazo por pedazo y si tienes suerte morirás apenas te den la primer mordida.

Emma lo conocía demasiado bien, sabía que a veces Norman intentaba asustarla, pintarle un panorama desolador si no se mantenía a su lado, buscando acostumbrarla al miedo, igual a como funcionaban muchas de las religiones del mundo humano, por suerte había estudiado bastante sobre aquel tema en sus clases- Dudo que me lo permitas... considero que debe ser difícil dejar libre a lo que consideras un trofeo por tus hazañas.

- No eres un trofeo -respondió, sus ojos la miraron con seriedad-. Hace tiempo te di la opción de abandonarnos, sin embargo tú misma decidiste quedarte.

Emma suspiró pesadamente, eso era cierto, no sería sencillo sobrevivir sin su ayuda, pero lo último que deseaba era darle la razón- Ah, pero si estoy sucia, ¿cierto? -Norman trago fuerte, ella lo tenía donde quería y su sonrisa no hizo más que agrandarse-. Piensas que no lo sabía, que no sabía cómo le decías a tu gente sobre que estaba sucia, manchada por la sangre Ratri. Cuánto esfuerzo debiste ocupar para convencerlos de aquello, sería una pena decirles que yo, que la sangre sucia, en realidad poco tiene de Ratri y que te equivocaste al llevarte a la hija bastarda.

Norman soltó una maldición, luego levantó su mirada- ¿Dónde lo oíste?

- ¿Mm?

- ¿Quién te dijo sangre sucia?

Ella entrecerró los ojos y luego sin dudar mintió. Sabía cuál era el punto débil de este imperfecto Dios- ¿Crees que eres el único con el que me acuesto?

Juguito de Noremma One-Shot 2Where stories live. Discover now