Rivalidades y realidades

54 1 0
                                    

- "Si no quieres vivir atormentado por arrebatar la vida de alguien que conoces, evita mirarle la cara a tu enemigo. Ojos que no ven, corazón que no siente"

Siempre fue su principio. Matar era necesario para sobrevivir. Era necesario para salir adelante. Era necesario para ganar la guerra. Una jerarquía que se basaba en "la prevalencia del más fuerte". "Matas o te matan". Pero no fue hasta esa misma batalla cuando comprendió el alto precio a pagar por vender su lealtad a quienes creía podían ayudarlo para forjar su camino. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa... O eso era lo que creía.
En su nuevo bando se había ganado el apodo de "Filo Gélido". A sus camaradas les infundía respeto y terror al mismo tiempo su destreza impecable con la espada. Era capaz de matar a sus víctimas sin hacer el menor ruido, antes de que pudiesen emitir algún grito que pudiera delatarlo.
Esa misma mañana tenían que pelear contra el Reino. Las planicies de Tailtean... Ése era su objetivo. Sus enemigos eran Faerghus y la Iglesia. Les plantarían cara en ese lugar.
El joven practicaba movimientos de esgrima con Byleth. Quería entrenar para asegurarse de estar en forma. La batalla prometía ser mucho más dura que todas las anteriores juntas.

- ¿Por qué tienes esa expresión?- Espetó con brusquedad, frenando apenas una estocada. Soltó un bufido.

- Tranquilízate, Felix. No he puesto ninguna cara- La profesora suspiró -En realidad eres tú el que actúa extraño. Has estado entrenando mucho más de lo que deberías. ¿Es por...

- No. No tiene que ver con eso- Gruñó casi de inmediato.

- Déjame terminar- Una pisada amortiguada por la fresca hierba seguido de un ágil movimiento curvo que se iba expandiendo hacia la extremidad de Byleth culminó en un chirrido por el choque de ambos filos -¿Es por la muerte de Ingrid en los campos de...

Su espada fue golpeada con tanta fuerza que se soltó de sus manos. Cayó con un golpe sordo en el suelo, sintiendo un corpulento cuerpo sobre ella y algo afilado recargarse en su cuello. La gelidez del metal provocó un escalofrío que recorrió toda su columna vertebral.

- ¡No tiene nada que ver con eso!- Gruñó. Sus ojos eran dos rendijas de fuego que amenazaban abrasarla para no dejar más pruebas que carbón y hollín, exactamente como ocurría con los palitos de la fogata -Yo escogí este camino manchado de sangre, y prometí que haría lo que fuese... Incluso matar a mi amigos, incluso a mi padre. No me arrepiento de lo que he hecho

- ¡Maestra!- Una voz escandalizada irrumpió en la pequeña hondonada arenosa que designaron como lugar de entrenamiento mientras estuviesen asentados allí -¿Qué ocurre?

Felix se levantó, retirando su arma de la yugular de Byleth. Soltó un suspiro pesado. Su aliento se condensó en una pequeña nube de vaho que se disipó en pequeños retazos para finalmente desaparecer por completo. Envainó la hoja y se cruzó de brazos, fulminando a Edelgard con una mirada tan fría como los vientos que soplan en el norte de Faerghus.

- No es nada. Son asuntos que no te imcumben- Replicó con sorna -De todas formas ya me marchaba.

- ¿Pero tú quién te crees?- La emperatriz empuñó las manos. Su ceño estaba fruncido en una expresión de irritación y molestia -¿Crees que esa es la forma de dirigirte a tu comandante?

- Les he dejado en claro que sólo estoy con el Escuadrón del Águila Negra porque tenemos objetivos en común- Felix le dio la espalda con toda intención -No tengo por qué mostrar respeto si no lo siento. Ahora, si me disculpan...

Se alejó a paso lento mientras su capa ondeaba levemente por el movimiento de su cuerpo mientras caminaba. Byleth y Edelgard intercambiaron una mirada de preocupación.
Mientras tanto, el espadachín había regresado a su tienda. Era hora de hacer inventario de las pocas cosas que llevaba encima y organizarlas para que fuera fácil y rápido empacar al día siguiente. Desenrolló un petate que fue extendido pulcramente en la hierba. Resultaba muy tentador acurrucarse en él y dormir para escapar de la dura realidad... Pero aquello no es una solución.
Se sentó encima, se acercó una alforja y una bolsa hecha del mismo material que su abrigo. Un pequeño suspiro escapó de sus labios cuando las pertenencias se desparramaron en el suelo.
Volvió a doblar sus conjuntos de ropa y los dejó apilados frente a él. Separó las piedras de afilar y las guardó en un pequeño bolsillo de la alforja. Anillos, brebajes, muchos vendajes y una botellita de alcohol que usaba para tratar sus heridas...
Detuvo su mirada frente a un broche con el símbolo de los Leones Azules. Estaba muy gastado, y apestaba a óxido. Lo tomó con delicadeza y le dio la vuelta. En el gancho, había un retazo de cabello rojizo atrapado. Felix se acercó el broche a la mejilla y lo restregó con delicadeza.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 29, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Fire Emblem - Three Houses: One-shots Felix x SylvainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora