La pesadez en su cuerpo era cada vez mayor, sentía que no aguantaba más con el peso de su alma y sus ojos empezaron a cerrarse mientras dejaba de escuchar ruidos a su alrededor.

-Te iubesc.-dijo sin siquiera escucharse a si misma mientras se dejaba llevar.

-Eli... Elizabeth.-Alcina la escuchó y sacudió levemente su cuerpo-. ¡No te duermas! ¡Elizabeth! ¡Por favor no me dejes!-sus gritos eran cada vez mayores y sentía como su corazón se partía en pedazos al sentir como la temperatura de la menor bajaba cada vez más.

-Tienes que esperar.-suspiró su hermano apoyándola mientras ella se abrazaba ahora al cuerpo de la mujer que más quiso en este mundo.

Su grito de dolor fue ensordecedor.

***

¿Dónde estoy?

La joven sintió calor en su cuerpo y fue cuando se dio algo de cuenta.

Es verdad, estoy muerta.

Sentía como los brazos de la muerte tiraban de ella siendo incapaz de moverse.

Pero no puedo irme, me quedan muchas cosas más.

Su alma seguía ardiendo provocando que aquellas manos la soltaran al intentar agarrarla.

Tengo que volver, iba a pedirla matrimonio. No puedo dejarla.

Algo en su interior se iluminó haciendo que abriera levemente los ojos viendo otras manos más oscuras entrando en ella. Sintió cambios y también como las frías manos de la muerte la abandonaban mientras la otras tiraban de ella desde donde había venido.

¡No pienso dejarte! ¡Ni a ti, ni a nuestras hijas!

***

Cinco horas, ese era el tiempo que había pasado desde su muerte y en el cual la matriarca no se había movido ni un solo milímetro de ella esperando a que el cadou surtiera efecto.

Por favor regresa, por favor.

Acariciaba su rostro todo el tiempo incapaz de seguir llorando. Necesitaba que volviera con ella.

Te dolerá mucho cuando vuelvas, pero te prometo que será muy rapido.

Cuando iba a darlo todo por perdido sintió movimiento y escuchó un pequeño latido, uno muy lento como el suyo. La vio abrir sus ojos, aquellos ojos verdes que brillaban aún más.

Pero ahora venía la peor parte.

La joven empezó a moverse incómoda y comenzó a gruñir sentándose en el suelo. Alcina fue rápida sabiendo lo que se vendría y la abrazo por detrás sosteniendola. Fue cuando los gritos empezaron.

-¡AAAAAAAAAHHHHHH!

Sus gritos eran fuertes y llenos de dolor mientras Alcina veía como de sus ojos caía sangre, igual que la que empezaba a salir de su boca mientras gritaba. Escuchó el crujir de sus huesos y vio como sus dedos también sangraban alargando sus uñas, al igual que en su boca sus colmillos se afilaban. Siguió escuchando los crujidos y la agarró más fuerte al ver como se revolvía buscando liberarse.

-Lo estas haciendo bien mi amor.-dijo acariciándola y susurrando palabras de ánimo-. Ya queda poco, eres muy fuerte mi dulce cervatillo. Tranquila draga mea.

Intentaba calmarla y de alguna manera funcionaba, pero eso no quitaba que la clavara sus uñas buscando un soporte contra su dolor. Vio como su espalda se arqueaba aún removiendo su interior y temió que pudiera transformarse en su forma final.

Por suerte para ella eso no ocurrió y su interior dejó de moverse. La acercó a un lado para que terminara de echar toda la sangre que negaba el hongo y la colocó en su regazo viendo como se tranquilizaba.

-Al...cina...-susurró durmiéndose del cansacio del proceso mientras la nombrada soltaba lágrimas de alegría.

Lo ha hecho ¡Lo has hecho!

Al poco entraron su hermano y sus hijas con caras de preocupación.

-¿Esta...?-Bela la interrumpió y miró a su madre.

-Escuchamos los gritos y...

-Ha pasado. Ha conseguido superarlo.-respondió sintiendo como todos los presentes se tranquilizaban. Su estúpido hermano se acercó a ella notando algunos cambios.

-Esta más pálida y... Yo diría que ha crecido un poco.-sonrió apartando algo de pelo que caía sobre ella-. Debes saber que al implantarla tu cadou lo más posible es que adquiera alguna característica tuya. Pero también tienes que tener en cuenta que es otro cuerpo distinto, por lo que lo más probable es que desarrolle alguna otra cosa por si sola.-explicó-. Pasará lo mismo que nosotros, pero más similar a lo que tú.

-Entiendo.-suspiró-. No hubo forma final, es posible que no la tenga.

-Eso es bueno, no tendrá tanta sed de sangre como tú. Lo que me faltaba, otra zorra chupasangre.-dijo indignado recibiendo un pequeño codazo.

-Karl....-calló por un momento-. Gracias.

-Ni las des D.-palmeó su hombro y se levantó agotado-. Espero que no te importe que pase la noche aquí... O lo que queda de ella.

-Eres bienvenido hermanito.-dijo levantándose con su amada en brazos viendo como sus heridas se regeneraban-. Haremos lo mismo, cuando despierte la podréis ver.-les dijo a sus hijas limpiando sus lágrimas y subiendo a su cuarto-. Te iubesc Elizabeth.

Eres mi único pensamientoWhere stories live. Discover now