Chris se desvió hacia la cafetería, necesitando el café de primera hora para poder funcionar correctamente y para soportar tantas horas sin poder tocar a Diana. Una vez allí, se encontró con Emma, quien ya tenía otro ataque de insistencia preparado.

—Han estrenado una peli, y me han regalado dos entradas —se giró hacia él—. ¿Quieres que vayamos a verla esta noche?

Chris sacó el vaso de café lleno hasta la mitad, pensando alguna excusa que pudiera dejarle claro de una vez que no estaba interesado en ella.

Justo cuando iba a responder, Diana irrumpió en la cafetería, saludándoles a ambos y colocándose justo delante de la máquina para no molestarles. Chris sonrió de lado y decidió responder de una manera en la que podría matar a dos pájaros de un tiro.

—Ya he quedado con alguien —torció la boca, antes de dar un sorbo de su vaso—. Pero podemos intentarlo cualquier otro día.

Emma asintió, por fin entendiendo que ese hombre estaba fuera de su alcance, sin importar el esfuerzo que le pusiera a querer conocerle mejor. Mientras que Diana estaba conteniendo las ganas de preguntar, ¿con quién había quedado? ¿Era una cita?

—Va a ser verdad eso de que, a los tipos como tú, os cazan rápido. Te puedes quedar las entradas —le extendió los dos tickets—. Espero que la disfrutéis. Ya me contarás.

Y dicho aquello, tiró el vaso de papel en la papelera y se marchó.

Chris miró a Diana, quien seguía de espaldas a él. Lentamente, ella se giró hacia él, dedicándole una falsa sonrisa antes de hablar.

—Ha dado por hecho que es una cita —comentó nerviosa.

—Es que lo es —respondió casi enseguida.

Diana presionó los labios entre sí mientras se preguntaba en qué momento la habría conocido. Chris, por otro lado, intentaba contener las ganas de reírse todo lo que le era posible.

—Yo también tengo una cita —añadió como si le hubiera preguntado en algún momento.

—¿Ah sí? —dio un paso hacia ella— ¿Y qué vais a hacer?

—Vamos a ir al cine —replicó molesta.

Diana dudó durante un segundo si seguir con la pantomima, pero lo hizo en cuanto fue consciente de esa sonrisa burlona.

—A Mark le encanta.

Se golpeó la frente con fastidio mentalmente. No sabía por qué le había vuelto a meter en la ecuación, el pobre no tenía nada que ver, pero ahí estaba.

Chris asintió, volviendo a contener la risa cuando ella mencionó el nombre que tanto estaba esperando. En cualquier otro momento, le habría molestado, pero ya había oído la conversación y ya sabía cuál era el panorama entre aquellos dos.

—¿Cuándo la has conocido?

—Hace poco —torció la cabeza—. ¿Te molesta? —entrecerró los ojos.

—Para nada —negó rápidamente—. ¿A ti?

Volviendo a dar otro paso, y consiguiendo ponerla más nerviosa, negó con la cabeza. Estaban tan pegados que casi podía sentir sus alientos mezclándose entre sus bocas. se estaba volviendo loca.

—Te puedes quedar las entradas —susurró—. Es una de esas películas de superhéroes que tanto te gustan.

Volviendo a la vida real, Diana cogió las dos entradas que Chris estaba sosteniendo frente a ella y huyó. En cuanto encontró un hueco, escapó de sus brazos y se dirigió a la puerta con su taza de café.

FMSD / Chris EvansWhere stories live. Discover now