Capítulo 1

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Aria

Con sumo cuidado, junte  las dos solapas del sobre que cada semana rellenaba con alguna foto o alguna que otra nota y lo dejé en el mismo cajón de siempre, arriba a la derecha.

Era invierno, y el frio ya se empezaba a hacer presente entre los fríos y vacíos pasillos del hospital, no siendo en absoluto favorecedor a lo que ya representaba un hospital en sí. Por estas épocas del año, el personal se reducía a la mitad y así las personas que lo frecuentaban, raramente te encontrabas a alguien atendiendo en recepción y solo a veces te encontrabas a más de dos personas en un mismo pasillo.
Antes de acceder a la instalación, eché un vistazo general a lo que era mi lugar de estar los viernes por la tarde al salir de clase. Siempre me han causado cierto respeto y temor este tipo de sitios y los he tratado de evitar. Exceptuando la simplicidad que conlleva hacerte una radiografía o ponerte una vacuna, realmente esto lugares muchas veces te arrebataban todo.
Y una parte de mí ya residía aquí.

Caminé hacia la cama motorizada, justo donde él se encontraba. La habitación seguía exactamente igual a como la deje la última vez que vine exceptuando que estaba mucha más limpia. Ya había pasado un año desde que Lewis entró en un coma inducido y aunque la situación no había dado signos de empeoramiento, tampoco evolucionaba de ninguna forma.
En cuanto a su aspecto, este había desmejorado a lo largo del tiempo y con él la frecuencia de las visitas. Sabía que su madre aún le seguía visitando paulatinamente pero por temas de trabajo no podía asistir tanto como quisiera, me había cruzado con ella  un par de veces en los pasillos. En sus ojos ya no podía ver absolutamente nada, solamente los escombros de lo que fue esa chispa que algún día  mantuvo con esperanza su vida y la de su hijo. Pero ya no quedaba nada más que un profundo e inmenso vacío.
Posé una de mis manos sobre su rostro con delicadeza y lo examiné de arriba abajo curiosa, había adelgazado bastante y todas sus facciones se veían mas resaltadas que nunca. Su piel se había tornado de un color blanquecino, con ciertos tonos oscuros casi morados y su cabello  castaño había perdido brillo. Sus manos, estaban completamente desnudas, ya no había rastros de los anillos que Lewis solía llevar.Su barba, era el único resquicio, lo único vivo que quedaba de Lewis. Llevé una mano a su mentón y lo acaricié con delicadeza, era yo quien le afeitaba cada cierto tiempo, las lágrimas se empezaron a acumular en mis ojos.
-Sé lo mucho que odiabas tener la barba larga y sé que no me lo hubieras perdonado nunca si dejase que eso pasara- dije mientras sonreía recordando todas las conversaciones que habíamos tenido acerca de ese tema y lo obsesivo que Lewis era respecto a ello. Sabía lo mucho que le dolería si se viera en ese estado y sentía que era la única cosa que yo podía ofrecerle, y eso era lo que más me dolía admitir.
Toda esencia de Lewis había quedado reducida a cenizas, él ya estaba en un lugar en el que mis sentidos no eran capaces de percibir y yo solo le podía reprochar una sola cosa:
Que yo ya no le acompañaba.





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⏰ Ultima actualizare: Jul 25, 2021 ⏰

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