capítulo 38

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—Sophie... esto fue una pésima idea. —la voz de Hermione llega hasta mis oídos, a pesar del viento a mi alrededor. —Deberías regresar a la casa...

A pesar de que la escucho perfectamente, finjo que no lo hago.

El cielo se tiñe en hermosos colores vivos azules, rojizos, anaranjados y amarillos, mientras que el sol se comienza a ocultar detrás de las colinas e ilumina levemente el estanque, son unas vistas espectaculares.

Me tomo un segundo para disfrutarlo.

Con lentitud levanto mis manos, soltando mi escoba por un momento, y las extiendo a mis costados. El viento cálido golpea mi rostro con suavidad, haciéndome sentir viva.

—¡Sophie no hagas eso! —chilla Hermione desde el suelo.

—Déjala disfrutar del aire libre, Hermione. —la regaña Ginny, volando en una escoba cerca de mí. —La pobre no ha salido de la madriguera en todo lo que va del verano.

—Eso es porque está en recuperación, se supone que debe estar descansando.

—Ya descansé lo suficiente, estoy harta de estar encerrada en mi habitación. —hablo con un gruñido. —Sólo me golpeé un poco la cabeza, no es la gran cosa.

Vuelvo a posar mis manos sobre la escoba, y doy una vuelta por el huerto que usamos para practicar Quidditch antes de descender.

Hermione está de pie junto a unos cultivos de zanahoria, lleva el cabello recogido en una coleta alta y viste un atuendo muggle sencillo; un short de mezclilla, blusa de tirantes y zapatillas converse. Me observa boquiabierta, como si la hubiera insultado de la peor manera posible.

—¿Sólo te golpeaste un poco la cabeza? —repite incrédula. —¡Te lanzaron la maldición cruciatus, tuviste un duelo con una de las mortífagas más letales y dementes que existen, te golpearon el abdomen con la maldición Lacero provocándote una hemorragia interna, y por si fuera poco estuviste inconsciente por varias semanas porque volaste por los aires y te golpeaste la cabeza con un montón de escalones de piedra!

—Bueno, ahora que lo dices así... soy una cosa impresionante. Creo que soy inmortal. —digo enorgullecida, bajando de mi escoba entre risas.

Ginny suelta una risotada mientras me imita.

—¡No, no eres inmortal y por eso debes de descansar!—espeta mi mejor amiga, mirándome furiosa. —Tu madre me dejó a cargo y...

—Claro que te dejó a cargo, eres igual de sofocante que ella. —gruño malhumorada mientras camino hacia el cobertizo para guardar mi escoba.

Estos últimos meses han sido horribles.

Según la historia que todos me contaron, después de que Bellatrix Lestrange me dejó inconsciente en el Departamento de Misterios, Dumbledore y el resto de la orden lograron acabar con todos los demás mortífagos, y ahora están en manos del Ministerio de Magia, aunque algunos lograron escapar.

El Ministro de Magia fue testigo del regreso de Voldemort, y presentó su renuncia varias semanas después.

Mientras tanto, yo estaba en San Mungo hospitalizada. Inconsciente y con severos daños internos y externos (en palabras de Ron; "tenías tantos golpes, cardenales, y rasguños que parecías haber sido masticada y escupida por un Trol"), cuando por fin desperté, mi familia y amigos estaban tan aliviados que más de un par lloraron (Fred sigue negándolo, pero yo lo vi).

Después de eso pasaron unas semanas hasta que me permitieron regresar a casa, aunque no fue un gran cambio pues mi madre no me deja salir de la habitación más que para ir al baño.

courageous| neville longbottomTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang