Aunque ella no era muy distinta, se limitaba a sentir. Habían pasado dos semanas desde su noche en el centro comercial a solas con Lorenzo, ella lo había comenzado a querer, era como una especie de cariño mezclada con diversión, era muy torpe y por ende jamás paraba de reír a su lado pero era raro para ella pasar tiempo con alguien que no fuese Grettell, y le daba miedo. En esas dos semanas solo se habían visto un par de veces en la noche pero jamás pasaban tiempo en el día, su amistad era como un vampiro.

— Vale me llevaré este, el lila, el verde y el conjunto beige — hablaba Grettell mientras los tomaba

Se dirigieron a la caja para que la pelinegra pagará la ropa para luego salir a comprar un poco de café.

— Adoro que ya haya empezado este clima — sonrió Dalia mientras sujetaba su gorrito negro

— Es agradable — dijo Grettell — ¿No compraras nada? — preguntó — Falta una semana para navidad

— No — se encogió de hombros — Siempre paso navidad con mi madre, compramos un pavo hecho y vemos películas navideñas en pijama — sonrió

— Suena divertido — dijo sincera Grettell — Pero sabes que cuando gusten son bienvenidas en mi casa — ofreció

A lo lejos Grettell vio como una pareja discutía de manera poco agradable así que jalo a Dalia para verlos mejor.

— PERCY SUELTAME — gritaba la castaña

— ¿Qué te suelte?, cállate mejor, deja de hacer un show en un espacio público — dijo con tono grosero — Te dije que no le hablaras a Nicolás y fuiste a su casa, eres una zorra — la apretó más fuerte

Dalia al percatarse tenía la misma cara de horror que Grettell, ¿Cómo podía alguien ser tan cruel?, esa mirada se le hizo conocida, cejas gruesas, lunares en las mejillas y ojos de color, ese chica era Roma.

— Bastante cabron — habló Grettell aún escondida — ¿A donde vas? — preguntó al ver a Dalia caminar decidida hacia ellos

La pelirroja estaba demasiado enojada, no solo era el hecho de que era la hermana de su amigo sino que detestaba ver machitos que se creían superiores.

— Hey tú — dijo poniéndose en medio de ambos, el pelinegro enfocó su mirada llena de enojo a ella

— ¿Quién mierda eres? — soltó enojado

— No importa quién soy — hablo enojada — ¿Te crees muy macho para venir a gritarle a Roma?, solo eres un cabroncito más con falta de educación — soltó molesta — Así que hazme el favor de alejarte de ella — lo miró de manera amenazante a lo que él rió

— Dalia, dejalo así, estoy bien — susurro Roma

A Dalia le sorprendió que Roma supiera su nombre pensó que tal vez Lorenzo hablaba de ella o tal vez solo era su fama de rara.

— Ya te dijo que todo esta bien, vete rara — dijo Percy mientras volvía a tomar fuerte del brazo a Roma

— ¿Rara? — dijo indignada Grettell — Raro tu maldito niño asqueroso — hablo mientras le quitaba un helado a una de las personas que se había detenido a observar el momento y se lo embarraba por la cabeza a él tipo el cual quería irse encima de ella —Tocame un pelo, anda, no sabes lo contento que pondrás a mi padre — amenazó

La familia de Grettell era como la élite de ese pueblo, sus padres conocían a personas que conocían a otras personas que podían acabar con tu vida y no de una manera agresiva, podían acabar con tu reputación y en un pueblo eso lo es todo.

El chico se fue furioso de ahí, tal vez por el momento se había calmado pero esos tipos no paran hasta lastimar a alguien.

— No era necesario Dalia — dijo Roma algo alterada — El ya no querrá hablarme — lloriqueo — ¿Sabes cuanto me costo dejar de ser la rarita? — se sentó en el suelo

Grettell miro a Dalia con una mirada de "no lo puedo creer" para luego ir a pagar el helado que había tirado en la cabeza del asqueroso tipo.

— Roma, no lo valía, créeme que no lo valía — hablo Dalia sentándose a su lado

— Claro que lo valía, cuando estoy con él todos quieren estar conmigo, nadie me evitaba como antes — suspiro

— Tal vez ahora lo ves como algo grande, pero cuando concluyas tus estudios, cuando vayas a la universidad o cuando seas adulto eso no importara — se encogió de hombros — No vale la pena perder tu dignidad por un poco de atención — toco su hombro

— No era solo eso, yo no puedo volver a ser la chica extraña que no sale de su casa por que no invitan a fiestas o tan solo a perder el tiempo en casa de alguien — volvió a decir desesperada

Cuando eres joven todo te altera, todo parece el fin del mundo pero eso pasa siempre solo que cuando creces lo ves tan lejos o te has llenado de problemas más grandes que comprendes que solo debes disfrutar.

— Creo que te entiendo, soy la rara que no sale de casa después de las ocho — rió Dalia

— No es lo mismo, tu lo haces por elección, yo simplemente no tengo opción — dijo con la cabeza entre sus rodillas — Aparte sales con Lorenzo en las noches eso quiere decir que solo eliges muy bien con quien pasar tu tiempo, no te hace rara, te hace más inalcanzable e interesante — opino

— No todos creen eso, y tal vez tengas razón en algo — hablo captando la atención total de Roma — Yo decido con quien pasar mi tiempo no ruego, ni dejo a cualquiera entrar, lo hago por que así como tu aprendí a no confiar a la primera, tal vez no este bien pero me siento bien — suspiro — Por favor solo alejate de Percy, de los amigos de Percy y de personas que te dañen, piensa en ti y en lo que mereces siempre, no aceptes ese trato espantoso que te da Percy, ni de él ni de ninguna otra persona — hablo de manera convincente

— Tal vez tengas razón Dalia — se encogió de hombros

— No es fácil aprender pero puedes hacerlo, además cuando quieras salir con alguien solo llamame y estaré para ti, igual solo tenemos tres años de diferencia, podemos ser buenas amigas — sonrió

— Lorenzo me matara si le quito a su amiga — rió

— Puede soportarlo — bromeo a lo que ambas rieron

Dalia se preguntaba si todos los Dawson era así de agradables aunque sin duda la simpatía la habían sacado de la madre.

Compras Nocturnas ©Where stories live. Discover now