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Capitulo Tres: Un chico pelirrojo en un callejón lleno de magos

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Capitulo Tres: Un chico pelirrojo en un callejón lleno de magos.

Harry se despertó temprano aquella mañana. Aunque sabía que ya era de día, mantenía los ojos muy cerrados.

«Ha sido un sueño —se dijo con firmeza—. Soñé que un gigante llamado Hagrid vino a decirme que voy a ir a un colegio de magos. Soñé que con todas las cosas mágicas que han pasado en estos días. Cuando abra los ojos estaré en casa, en mi alacena.» 

Se produjo un súbito golpeteo. 

«Y ésa es tía Petunia llamando a la puerta», pensó Harry con el corazón abrumado. Pero todavía no abrió los ojos. Había sido un sueño tan bonito... Todas sus dudas habían sido respondidas.. sabia la verdad de sus padres y el solo pensar de que fue un sueño le partía el corazón.. y ni siquiera había podido preguntar por sus sueños..

Toc. Toc. Toc. 

—Está bien —rezongó Harry—. Ya me levanto. 

Se incorporó y se le cayó el pesado abrigo negro de Hagrid. La cabaña estaba iluminada por el sol, la tormenta había pasado, Hagrid estaba dormido en el sofá y había una lechuza golpeando con su pata en la ventana, con un periódico en el pico. 

Harry se puso de pie, tan feliz como si un gran globo se expandiera en su interior. Fue directamente a la ventana y la abrió. La lechuza bajó en picado y dejó el periódico sobre Hagrid, que no se despertó. Entonces la lechuza se posó en el suelo y comenzó a atacar el abrigo de Hagrid.

—No hagas eso. 

Harry trató de apartar a la lechuza, pero ésta cerró el pico amenazadoramente y continuó atacando el abrigo. 

—¡Hagrid! —dijo Harry en voz alta—. Aquí hay una lechuza... 

—Págale —gruñó Hagrid desde el sofá. 

—¿Qué? 

—Quiere que le pagues por traer el periódico. Busca en los bolsillos. 

El abrigo de Hagrid parecía hecho de bolsillos, con contenidos de todo tipo: manojos de llaves, proyectiles de metal, bombones de menta, saquitos de té...Finalmente Harry sacó un puñado de monedas de aspecto extraño. 

—Dale cinco knuts —dijo soñoliento Hagrid. 

—¿Knuts?

—Esas pequeñas de bronce. 

Harry contó las cinco monedas y la lechuza extendió la pata, para que Harry pudiera meter las monedas en una bolsita de cuero que llevaba atada. Y salió volando por la ventana abierta. 

Hagrid bostezó con fuerza, se sentó y se desperezó. 

—Es mejor que nos demos prisa, Harry. Tenemos muchas cosas quehacer hoy. Debemos ir a Londres a comprar todas las cosas del colegio. 

Hasta Las Estrellas [Drarry/Harco]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang