Recuerdos de Ángel: 5

Start from the beginning
                                    

Sorbo mi nariz, porque soy un niño tonto y débil y no sé aguantarme las lágrimas, aunque papá siempre me dice que solo las chicas hacen eso. Tyler me mira sorprendido y la vergüenza calienta mi rostro, no quiero que me vea así.

—Mi niño ¿Qué ha pasado? —pregunta, pero noto un nudo en la garganta y sé que si abro la boca solo me pondré a sollozar e hipear como papá dice que las niñas hacen. —¿Quieres un abrazo? —pregunta con una sonrisa amable, acariciándome un poco el pelo. Y no me lo merezco, pero asiento. —Ven aquí, pobrecito.

Tendría que sentirme culpable, pero solo me siento bien. Bien y querido y seguro, como cuando me envuelvo en mantas por la noche y sé que ningún monstruo puede hacerme daño. Sus brazos son pequeños y me rodean flojito, pero siento que podrían protegerme de todo lo malo. Que paran el tiempo y me dan una pequeña burbuja solo para mí, para que respire hondo y me relaje. Tyler apoya su cabeza en mi hombro cuando ya llevamos un rato y yo me tenso y me pongo tan increíblemente rojo. El corazón me va a mil y los dedos de mi mano hormiguean. Quiero acariciarle el pelo como él hace conmigo, pero... pero...

—¿Mejor? —pregunta cerca de mi oído.

Mi estómago se siente como cuando papá conduce por una curva peligrosa y no puedo responder. Asiento con la garganta seca y él se separa de mí. Tengo ganas de tirarme al suelo y llorar, golpear cosas solo porque Tyler ya no me está abrazando.

—¿Me dejas ver que traes ahí?

Mi primer instinto es llevar el papel arrugado de mi mano a mi pecho y protegerlo. No quiero que vea mi feo examen con esa nota más fea aún marcada en tinta roja arriba de todo, pero Tyler me lo está pidiendo amable y tiene los ojos tan bonitos...

Le entrego el vergonzoso papel, mirando a un lado y cerrando los ojos porque me va a gritar y no quiero ponerme a llorar de nuevo.

—Cariño —dice con voz dulce, no como cuando mamá usa esa palabra —¿Es por esto que llorabas?

Asiento, un poco desconcertado ¿Y los gritos? ¿Y el ceño fruncido? En lugar de eso Tyler vuelve a rodearme con los brazos y me da un pequeño apretujón.

No entiendo nada, pero tengo la cara caliente y muchas mariposas revoloteando en mi estómago.

—¿No estás... enfadado? —pregunto tentativamente, realmente se siente como uno de esos sueños de los que me voy a despertar en cualquier momento.

—Claro que no, no pasa nada, veremos qué has hecho mal y estudiaremos más eso ¿Si? No tienes que ponerte triste por una nota baja, no estoy enfadado, nadie está enfadado contigo por eso. —frunzo un poco el ceño, porque Tyler me está mintiendo y lo sé ¡Y nunca pensé que Ty me mentiría! Hoy es el peor de los peores días.

Lloro con todas mis fuerzas, furiosos, porque de repente me duele la barriguita y ya no hay mariposas graciosas en ella, ni cosquillas, ni una merienda bonita. Alejo a Tyler, agitando mis brazos en un intento de parecerme a los señores de las películas de acción, y él me mira desde arriba con una cara extraña.

—Ey, ey ¿Pero qué sucede? —pregunta, cruzándose de brazos y enarcando una ceja —Ángel, ya eres muy mayor como para tener pataletas así, podrías haberme hecho daño ¿Eso es lo que quieres?

Mi cara arde de repente. No, no quería hacerle daño y me siento fatal por eso, ni siquiera lo había pensado, pero él... ¡Me ha dicho esa mentira!

—Sí se van a enfadar... —murmuro, tan bajito que ni yo me escucho.

No quiero mirar a Tyler porque seguro que me está viendo todo enojado y decepcionado, sus ojos bonitos rodando y su boca rosa haciendo una forma fea que le dé arrugas parecidas a las de papá. Juego con mis dedos, rascando mis uñas entre sí, y me centro en eso.

El niñero (Yaoi) [EN AMAZON] #PGP2022Where stories live. Discover now