Lame el rastro de la sangre después de la pregunta y sube sus ojos a los míos. De nuevo esa máscara sobre su cara, esa indescifrable expresión llena de frialdad y cálculo. Es tan imprevisible.

—¿P-puedo simplemente acompañarte al baño para que veas que no haré nada?

Ángel sonríe dulcemente, me revuelve el cabello y dice:

—No.

Siento mi estómago hundirse.

—Quiero que lo pienses bien ¿De acuerdo? Quiero te hagas a la idea. No, no, deja de llorar y céntrate. He sido muy bueno y amable contigo estos días porque creía que lo merecías, pero no quiero que olvides mi lado malo, necesitas recordarlo para obedecer, para saber por qué te contiene obedecer. —dice tranquilamente mientras yo hipeo y apenas puedo respirar del temor. Tiene una mano en mi hombro y su boca en mi oído. Muerde mi lóbulo y doy un repullo.

Sus dedos se deslizan por la curvatura de mi cuello y rodean mi garganta. El agarre es holgado, pero intimidante. Pone su pulgar en mi nuez, queriendo notar cuando yo trago saliva por puro nerviosismo, luego aprieta su índice y su corazón en mi cuello, justo debajo de la unión entre mi oreja y mi mandíbula.

—Mhm —dice en un pequeño asentimiento, apretando un poquito más las yemas de sus dedos contra mi cuello, resituándolos, como si buscase algo. —Bien, veamos como se te acelera el pulso, Tyler, veamos si tu cuerpo entiende que debería reaccionar con miedo ante la idea de desobedecerme —mi corazón se desboca cuando dice esas palabras roncas en mi oído.

Por los dioses, que temible. Su pulgar me acaricia la garganta, los otros dos dedos miden si se me acelera el corazón. Tan firmes, su rostro tan serio... y yo estoy hecho un lío de lágrimas e hipidos.

—Ahora, Ty, quiero que lo imagines. Cierra tus ojos, ciérralos —ordena con cierta brusquedad. Yo obedezco al instante, aterrado —. Imagina lo que pasaría.

<<Yo volviendo por ese pasillo, acercándome despacio a ti, porque estás tan herido que sé que no puedes huir incluso si lo intentas con todas tus fuerzas. Tu corazón latiendo como loco, preguntándote, por cada paso que doy, si me he dado cuenta o no, si te voy a castigar o no. Sería una espera agónica y cuando llegase a ti... Te agarraría por el pelo, bien fuerte y duro, como cuando te hice chupar mi polla ¿Recuerdas? No podías liberarte de mí agarre.

Ahora tampoco podrías. Pero esta vez nos acercaríamos a la sartén caliente, tú pondrías tus manos en el mármol, intentando empujarte lejos del aceite caliente, pero soy más fuerte que tú mucho más fuerte. Te empujaría la cara poco a poco hacia el aceite caliente, tú estarías llorando y las lágrimas que cayesen harían chisporrotear el aceite y te salpicarían algunas gotas en la cara. Las gotitas te quemarían tanto, tan doloroso, dándote una probada de lo que te haría después. Entonces, de repente... hundiría una de tus mejillas en el calor. Y entonces todo serían gritos y el hedor de la carne abrasada. Imagínalo, líquido ardiente como lava quemando tu piel, entrándote por la boca, en tu lengua, las encías, el sensible cielo de la boca; si tuvieses la mala suerte de tragar un poco quien sabe si podrías comer algo sólido nunca más.

Te entraría en el ojo, deshaciendo tu párpado. Dolería tantísimo que tú harías lo que fuese por alejarte del calor, pero mi mano te mantendría firme contra el sólido fondo de la sartén. Luego te dejaría libre, tú estarías lloroso, jodidamente aterrado, no podrías ni mantenerte en pie del dolor, Ty, y entonces yo te sostendría con fuerza, te giraría la cara y vuelta a empezar.

Porque ahora tocaría la otra mejilla.

Al final acabarías ciego y con la lengua tan quemada que no podrías siquiera suplicarme, aunque de poco servirían tus patéticos balbuceos. Tampoco podrías respirar, el cartílago de tu nariz se habría fundido y estaría derritiéndose sobre los orificios, tapándolos. Intentarías coger aire por la boca, pero entonces te hundiría las manos en aceite y solo podrías gritar y gritar sin una pausita para tomar aunque sea una bocanada de aire. Luego irían tus pies, para entonces no sé siquiera si seguirías consciente, pero los mantendría bajo el aceite el tiempo necesario para asegurarme de que no puedes pisar en años el suelo sin retorcerte de dolor.

¿Entiendes lo que digo, Ty? ¿Puedes imaginar el dolor?>>

Asiento con la cabeza, sollozando y moqueando, los hipeos sacudiendo mi cuerpo en un llanto frenético. Entonces Ángel me besa la mejilla y niega, acariciándome con los labios.

—No, cariño, créeme: no puedes imaginar el dolor. —sus dedos en mi cuello aprietan un poco y él sonríe más grande: —Ese es un buen ritmo cardíaco, tan asustado, como debería ser. Tyler, quiero que tu corazón se ponga así siempre que pienses en abandonarme ¿De acuerdo?

De nuevo, asiento con sumisión, luchando por aire mientras el violento llanto me sacude. Él se queda a mi lado un poco más, besándome la mejilla y lamiendo mis lágrimas mientas espera a que me sosiegue un poco.

—Ahora, sé un buen chico para mí.

Se levanta y se va tan rápido hacia el pasillo... esta vez me aterroriza que desaparezca de mi vista. Lo necesito cerca ¿Y si al volver él cree que he hecho algo malo? Tiene motivos para desconfiar, después de lo que he hecho... Necesito que se quede conmigo, demostrarle que soy bueno, obediente. Que he aprendido la lección.

Poco a poco su imagen se va alejando, quedándose borrosa. Una cadena invisible tira de mí hacia él, pero estoy tan asustado que mis piernas todavía no responden, así que me quedo en el suelo, abrazándolas y procurando no moverme ni un pelo. No quiero parecer sospechoso, no quiero ser castigado.

¿Debería volver a la silla, aunque sea arrastrándome? ¿Pero y si me atrapa a mitad de camino y se cree que he vuelto a caer en la tentación de huir? ¿Y si no paso su prueba? ¿O y si es solo una excusa y me va a quemar igualmente como castigo por lo de antes y hace esto solo para darme falsas esperanzas?

Me llevo una mano al pecho, me falta el aire. Retuerzo la tela de mi camiseta entre mis manos mientras lloro, luchando por respirar. ¿Dónde está Ángel? Necesito a Ángel, necesito sus besos, su voz cantándome.

No puedo respirar.

<<Oh, gavina voladora...>>

Mamá, mamá necesito ayuda. Mamá, por favor...

—Levántate —doy un grito de sorpresa al encontrarme a Ángel parado frente a mí. Lo primero que siento es un profundo terror, su figura imponente me recuerda cuan fácil le es destruirme poco a poco, pero luego una enorme alegría me invade.

Le abrazo las piernas y por fin puedo respirar mejor. No quiero que se vaya más, no quiero sentirme solo y desamparado como antes o como en la habitación oscura o como cuando era niño.

Hoy el cap estaba intenso uwu ¿Qué os ha parecido?

¿Esperábais que Ángel hubiese pillado a Ty?

¿Creíais que iba a quemarle con aceite de veras? ¿Por qué?

¿Qué os parece Ángel?

Formen aquí su club de haters.

Y aquí el de fans perversos xd

¿Qué pensáis del declive mental de Ty?

Gracias por leer bbs <3

El niñero (Yaoi) [EN AMAZON] #PGP2022Onde histórias criam vida. Descubra agora