La pregunta me provoca un poco de malestar. Ha dicho cuando vivía con mi madre, no con mis padres. Es extraño saber que la mayor parte de mi vida ha sucedido después de que papá nos abandonase y que, aun así, mis únicos recuerdos son de cuando él nos atormentaba. Me gustaría poder librarme de él, borrar esos recuerdos a cambio de los que ahora he perdido. Estoy seguro de que fue una época más feliz sin él de por medio.

Niego suavemente, escondiendo la cara en el costado de Ángel. Luego extiendo mis brazos y lo rodeo. Su cuerpo firme se estremece y noto como mientras su rostro se mantiene impasible, bajo su pecho el corazón se le vuelve loco. Es un poco adorable.

—No recuerdo de esa época más de lo que te he dicho, aunque me gustaría tanto poder recordar... estoy seguro de que he perdido tantos recuerdos felices y los pocos que tengo de cuando era pequeño son horribles, tan horribles...

—¿Por qué? —me pregunta con todo amable en vez de exigente y yo siento que dese hablar, contárselo. Que quiero desfogarme, especialmente porque no le he contado esto a nadie.

—Por mi padre, él era despreciable. Siempre gritaba, golpeaba... de niño era la cosa a la que más miedo me daba en el mundo. —explico tratando de no ponerme demasiado sensible y llorar.

Ángel debe notar lo que me estoy esforzando por no romper en llanto y me da un casto beso en la boca que inmediatamente me calma. Luego se aleja de mí para servir la comida.

—Puto cerdo. —escupe con asco —Las personas que dañan a niños son tan asquerosas, tan despreciables. Un niño es siempre inocente, ellos no deberían tener que pagar por nada.

Separa un poco mi silla de la mesa, instándome a tomar asiento, y así lo hago. Me quedo pensando en sus palabras, por primera vez coincido con él. Me hace sentir bien saber que alguien me escucha y me comprende, aunque sea un poco. Oír a Ángel hablar con tanta repugnancia de mi padre me hace sentir que no tengo que cargar con el peso de este odio yo solo.

Ángel acerca mi silla a la mesa, dejándome poco espacio para moverme. Luego pone sus manos sobre mis hombros y su boca en mi oído. Me roza con los labios y tengo un escalofrío cuando dice:

—Si tuviese a tu padre delante le destriparía aquí mismo.

Como si nada, él va hacia su asiento y empieza a cortar la carne. Yo me quedo temblando en mi sitio, incapaz de procesar la crudeza de sus palabras. Sonaban aterradoramente sinceras. Ángel parece entender el efecto que tiene en mí pues come y me va mirando cada poco, como esperándose a que vuelva a la normalidad sin presionarme.

Finalmente me sosiego un poco y digo:

—Él se largó de casa, dudo que pueda encontrarlo nunca o que él me encuentre a mí, una pena —lo último sale de mi boca sin que siquiera haya pasado por mi cabeza. Quizá es porque ya lo he pensado más que suficientes veces —, quizá no me molestaría que lo matases.

Ángel suelta una pequeña risa, sorprendido por mis palabras

—¿Y qué decorase la casa con sus tripas como guirnaldas? ¡Podríamos hacer una celebración!

—¡Ew! —respondo al instante, imaginando la grotesca escena. Él golpea el puño con la mesa mientras intenta contener su risa y yo me relajo al ver que está de coña —No digas eso cuando vamos a cenar. —le reprocho, sintiendo que su risa se me contagia un poco.

—¡Oh, cierto! Podría poner su carne para cenar después de matarlo —dice mientras sigue riendo. Yo tomo un sorbo de agua para ayudar a tragar mi comida y él añade: —¿Te gusta la carne de cerdo?

No esperaba esa puya contra mi padre, así que prácticamente escupo el agua como un aspersor sobre la mesa, pero me contengo y logro derramarla solo un poco en el vaso. Luego intento no reír demasiado.

El niñero (Yaoi) [EN AMAZON] #PGP2022Where stories live. Discover now