—¡Hola! Hola —digo nervioso, empujado a ello cuando la mano de Ángel me aprieta más la mandíbula.

—¡Oh! Tyler ¿Cómo estás? ¿Ya va mejor el hombro? ¿Estás descansando mucho? —me bombardea, hablando rápido y preocupado.

Quiero decirle que no. Que no estoy bien, ni menos dolorido, ni descansado. Que necesito ayuda. Quiero gritar, pero los ojos de Ángel me amordazan, serenan mi voz con esa fuerza aplacadora que me hace mirarlos aunque los odie, que me hace obedecer.

—Uhm, s-sí, estoy un poco mejor... Escucha, Oli, después de lo del áng- ¡lo del armario! Después de eso, pues, a ver, yo como que me he estresado, n-no sé... quería cambiar de trabajo, algo que no fuese de cara al público y, bueno, he encontrado otra cosa. L-lo siento, es solo que, no sé, había una oferta de empleo en otra ciudad y...

—Oh... —se escucha al otro lado de la línea, cortando mi balbuceo.

La decepción en su voz me destroza. El recuerdo de mí yéndome de casa vuelve: la forma en que mamá me pedía que me quedase, en que me miraba con terror, con decepción y lástima. La abandoné ¿Por qué hice eso? ¿Por qué hago eso con las pocas personas que piensan en mí? Y si mamá no me ha buscado, Oliver lo hará aún menos.

—Es una pena, de verdad, pero lo entiendo. Me gustaría que te quedases, pero después del otro día, si es lo que quieres... Me sabe muy mal, en serio, has sido un empleado impecable.

Suspira al otro lado de la línea, se hace el silencio y no puedo retener mis lágrimas. No sollozo, no mientras sus ojos buscan mi boca, analizando qué diré antes siquiera de que lo pronuncie. Muevo mis labios mudamente, la mano de Ángel baja a mi cuello. Me está diciendo que estoy haciendo una estupidez, que seguir esta llamada es inútil. Quiero quedarme al teléfono, me siento seguro, al menos un poco.

—Oye, Oliver t-tengo que colgar, me, eh, me duele la cabeza. —le digo, hablando bajo para que no se note como me flaquea la voz.

—Claro, claro... espero que te vaya muy bien Ty, sabes que si quieres volver a la tienda siempre puedes, incluso si es solo de visita ¿Vale?

No, no ¡No! insísteme, por favor, date cuenta de que algo raro pasa, pregúntame si estoy bien y sospecha cuando me oigas tartamudear en respuesta. Por favor, no me cuelgues, no me dejes solo, no con él.

—De acuerdo, lo tendré en cuenta.

—Cuídate. —me dice amablemente. Me aferro a voz, quiero aferrarme, pedirle que espere, que se quede un poco más. Quiero que me conozca lo suficiente como para saber que algo anda mal, quizá si la llamada dura unos segundos más él pueda sospechar, quizá...

El pitido.

Siento que todo el mundo se me viene encima. Me quedo estático viendo como Ángel me aleja el teléfono del oído y luego lo rompe y lo tira en su guantera. Luego se me acerca y me da un pequeño beso en la mejilla, acompañado de un susurro que me hiela la piel:

—Buen chico.

Mientras él arranca y vuelve a la carretera, yo me quedo en esa burbuja extraña. Mi mente piensa lentamente, tratando de asimilar todo:

Que mi casero y mi jefe han aceptado con facilidad que me iré. Que mi madre lleva años sin verme y no me buscará ahora. Que mi padre se largó de casa cuando era un niño y tampoco me echaría de menos si un lunático me asesinase. Que el mundo va a seguir siendo el mismo después de que yo me vaya al jodido infierno con Ángel. Que no volveré a casa. Que no volveré a la tienda. Que quizá ni siquiera voy a salir de este coche.

Trago saliva. Me pregunto qué habría pasado si me hubiese quedado con mamá ¿Por qué tenía tantas ganas de irme? Mis recuerdos son tan extraños, falta algo, como si los viese con distancia. Yo mismo me parezco misterioso, un desconocido ¿Por qué hablaría así a mamá? ¿Qué es ese bosque mágico?

Lo poco que sé de ella es que cuando yo era un niño ella era mi superheroína ¿Qué salió mal? Quizá simplemente soy una mierda de persona, como cuando rechazo a Oliver cada semana después de que sea amable conmigo y se ofrezca a enseñarme a hacer artesanías. Quizá es solo que trato a las personas que me quieren como mierda porque me da miedo a enfrentarme a esos sentimientos tan intensos, tan volátiles. El afecto es peligroso.

¿Traté así a Ángel cuando era su niñero? Sea como sea ¿De qué me serviría recordar las formas en las que he sido hiriente con él? No es como si pedirle disculpas fuese a funcionar, él no es normal... un hombre capaz de esto solo porque está encaprichado con su niñero, no, él está loco de remate, no hay nada que yo pueda hacer.

—¿A dónde me llevas? —pregunto al mirar por la ventanilla. Me gustaría saber dónde me matará al menos.

Llevamos horas en el coche, estamos más lejos de lo que yo jamás he viajado. No hay vuelta atrás, lo sé.

No me responde.

—He recordado una cosa... no de ti, pero quizá con el tiempo sí te recuerdo. Puedes parar esto, Ángel, puedes llevarme a casa y yo te avisaré cuando te recuerde. No llamaré a la policía, lo prometo, pero no es necesario que... q-que lleves las cosas tan lejos.

Él suspira y da un pequeño golpe en el volante con su mano, como harto. Luego dice:

—Tyler, quizá estoy mal de la cabeza, debo parecerte un loco, estoy seguro, pero no soy imbécil. No pienso arriesgarme a que te escapes.

Dicho eso sube el volumen de la radio lo suficiente como para no oírme si le hablo de nuevo. Yo tan siquiera me siento decepcionado, de un modo u otro estoy perdiendo la esperanza. Si quiero escapar no puedo convencerle, él tiene razón, por muy loco que esté es inteligente. Si quiero huir, tengo que ser más listo que él.


Fin del cap ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado?

¿Qué pensaís de la forma en que se comporta Ángel? ¿Creéis que es metódigo y tranquilo o que es de esos que estallan violentamente?

¿Qué haríais en el lugar de Ty?

¿Cómo os habeís sentido durante la llamada a Oli?

¿Qué creeís que pasará a continuación?

Mil gracias por leer <3 Nos vemos en el siguiente cap :p

El niñero (Yaoi) [EN AMAZON] #PGP2022Where stories live. Discover now