𝐏𝐢𝐜𝐤 𝐮𝐩 𝐭𝐡𝐞 𝐅𝐮𝐜𝐤𝐢𝐧𝐠 𝐩𝐡𝐨𝐧𝐞 (+18)

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"-¿Te parece la cafetería HollyShift? Así el reporte quedará m-"

Su compañero de Universidad no pudo terminar la oración, debido a que Sukuna llevó los besos al hombro libre de marcas; para comenzar una vez más con el desenfrenado bombeo al chorreante sexo de la extasiada chica, los dedos en su clítoris se movían de lado a lado, presionando este con más insistencia conforme embestía causándole temblores en las piernas, su hermosa pelinegra tenía los ojos volteados por las sensaciones absolutamente exquisitas que invadían su pequeño cuerpo.

-¡Si, si, si! ¡Justo ahí!.

Gimió sonoramente, sin importarle que el tímido chico del otro lado de la linea la escuche.

"-Es sólo una cafetería, ___, ¿Por qué te emocionas tanto?"

Su compañero Yuuji era bastante inocente en algunos aspectos, y no se le cruzaba por la cabeza que la bonita pelinegra lo atendiese mientras su pareja se la follaba brutalmente, cuál desquisiado dominado en su totalidad por los bajos instintos.

-Cómo te calienta que te escuchen gritar cuál jodida gata en celo.

Afirmó en el oído de la fémina, con una sonrisa al sentir como el dulce néctar de su chica ya caía por sus muslos

-Grita mi jodido nombre ___, que ese hijo de perra sepa quién te folla todas las noches.

Mordió con fuerza el cuello de la pelinegra, saboreando el líquido con sabor a exquisito óxido, y llevo la mano que estaba en éste, a sus erectos pezones para apretarlos, tal y como le gustaba a la fémina.

"-¿___-"

Yuuji no pudo terminar su oración al ser interrumpido por un sonido que dejaba más que clara la situación de su compañera de clases.

-¡Sukuna!,¡Dios, si!

La mujer soltaba obscenos sonidos, al igual que Ryomen que gruñía de goce justo en el oído de la chica, motivándola a seguir demostrando lo mucho que le encantaban las atenciones de su amor.

Yuuji entendió todo luego de quedarse en blanco por milésimas de segundos.

"-Joder, lo lamento tanto, te juro que no...joder, adiós." Dijo rápidamente, casi balbuceando, causando una risa ronca por parte de Sukuna.

-Quíeres correrte, ¿no?

Colocó su gran mano, que jugaba anteriormente con sus pechos, justo en las negras hebras, manteniendo la cabeza de la fémina pegada al colchón con su culo levantado, entregándose completamente a las embestidas velozmente bestiales del pelirosa.

La pelinegra siseó, y antes de poder responder a su chico, éste ya tenía la respuesta.

-Joder, claro que quíeres, tu coño está prácticamente tragándome la polla.

Se posicionó semi-recto llevando la mano, desde el clítoris hasta las rojizas nalgas de su chica, para golpearlas y dejar a la fémina con ese exquisito ardor.

-Mierd-¡ah!- lloriqueó, una vez más, la chica que tenía lágrimas de puro placer adornando su rostro sonrojado.

-Córrete, pequeña ramera.

Otro azote fue a parar en las nalgas de la chica, para luego ser apretadas con fuerza por ambas manos de Ryomen que mordía su labio observando como su falo entraba y salía, completamente mojado del dulce y apretado interior de su novia.

Escupió hacía sus sexos unidos, mojando innecesariamente aún más; y movió su pelvis de forma lenta y brusca, hundiendo hasta la más ínfima parte de su extensión.

-Joder, cómo aprietas.

Gruñó, mientras separaba las nalgas de la chica y enterraba sus dedos en estas, deleitándose una vez más con la vista.

-¡Sukuna!...que bien se siente.

Gimió suavemente, y tocó la cúspide de su placer con aquel ritmo lento y más que erótico.

-Aguanta un poco más, lo estás haciendo muy bien.

Animó Sukuna, mientras pasaba a sostener a la chica por sus caderas debido a sus temblores por el orgasmo de hace segundos.

-Lléname Sukuna, lo quiero todo.

Miró de reojo al pelirosa y eso fue suficiente para que éste alcanzase su clímax.

Joder, cómo amaba cuando le hablaba de esa forma.

-___.

Soltó en un jadeo bajo, mientras dejaba todo su miembro dentro de la chica que tanto amaba.

La fémina sonrió, mientras sentía los besos de Sukuna en su espalda, al mismo tiempo que salía lentamente de ella.

-Pídele al idiota de tu amigo que te llame más seguido, le quedará más que claro quien te jode todos los putos días.- mordió la mejilla de la chica mientras esta reía.

-Eres un morboso.

-Literalmente chorreabas mientras él estaba del otro lado escuchando cómo te la metía, la morbosa eres tú, bonita.

La chica se sonrojó y le brindó un ligero codazo.

-Cállate.

-¿Quíeres que llamemos al imbécil que te invitó a tomar algo?

Preguntó refiriéndose al otro compañero de su chica: un pelinegro de azules ojos, bastante reservado.

-Ya te he dicho que él no sabía que eres mi novio, apenas se enteró se puso pálido- pronunció recordando al pobre chico que le caía algo mal- Acepto, pásame el teléfono.

-Esa es mi chica.

Dijo orgulloso, y sonrió ladinamente besando la mejilla en la que clavó sus dientes con suavidad.

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