Saqué un cuaderno y lo dejé sobre la mesa, inclinado mi cuerpo sobre la fría silla. No iba a escribir. Nunca lo hacía y mis notas siempre eran buenas.

—Sr. Burck, ya que está tan seguro y no le interesa copiar en mi clase —me señaló el profesor—, ilumina mi clase con tu sabiduría.

Este viejo me la tiene jurada. Yo no le hice nada.

—Encantado —le sonreí con superioridad—. El tema de la clase es la historia de Arizona —comenté sin importancia—, fue documentada por los europeos cuando Marcos de Niza exploró la zona en 1537. Los primeros nativos llegaron entre los años 16 000 y 10 000. La expedición de Fransisco Vázquez exploró el área entre 1540 y 1542. España fundó poblaciones fortificadas en Tubac en 1752.

—Muy bien Burck —el viejo no sabía que decir—, al parecer está usted muy informado.

— De hecho se equivocó en algo —habló una tercera voz al final de clase.

—¿Perdón? —me volteó echo una furia. En esta maldita escuela nadie me lleva la contraria.

Era un chico rubio, delgado, de piel blanca y escondía un azul océano bajo unos estúpidos anteojos. Era bonito, pero sobresaltaba su estilo de empollón. Nunca lo había visto. Seguro es nuevo.

—En realidad Arizona fue documentada por Marcos de Niza cuando exploró la zona en 1539 y tú dijiste en el 37 —mordisqueó su bolígrafo un poco nervioso.

Lo miré con cara de "Estás muerto".

—Estás equivocado —la sangré me hervía. Era imposible que yo tuviera un error.

—En realidad... —habló el profesor con un libro en las manos, verificando—. Me recuerdas tu nombre joven.

— Will... William Ray, soy el nuevo estudiante.

— Bueno lo que decía William Ray, tiene toda la razón —cerró su libro—, fue en el 39.

— Mejor se van a la mierda los dos —comenté entre dientes. Dejo bastante claro que odio equivocarme y que me lo digan peor.

—No pasa nada —Kim colocó su mano sobre la mía.

—¿Decías algo? —preguntó el viejo, que para ser sinceros ya me está tocando un poco las pelotas.

— Nada —sentencié de mala gana.

— Tranquilo solo es un tonto que se cree el listillo —susurró Kim nuevamente.

— Tendré que demostrarle al listillo quien manda aquí.

— Caleb déjalo pasar —puso los ojos en blanco—, tampoco fue para tanto. Solo es un año.

Ya, pero me llevo la contraria frente a todos.

Me encogí de hombros, el listillo no sabe lo que le espera, comenzó su primer día de curso con muy mal pie.

El teléfono me vibró y revisé el mensaje.

Tía Rose.
Ven directo del colegio para acá, voy a seguir tu consejo. Tenemos visita para la cena.

Seguir mi consejo significa que te vas a buscar un hombre.

Tia Rose.
Caleb por favor ven temprano.

Ok.

Ojalá y Rose encuentre un buen hombre ella se lo merece, ha estado tan pendiente de mí que no ha tenido tiempo para vivir su vida.

William Ray vas a tener que esperar ya luego me encargaré de ti. Por ahora mi tía es prioridad.

El día terminó tranquilo, por suerte no tuve ningún otro encuentro con el listillo.

Llegué a la casa, y apenas abrí la puerta me recibió el olor de la buena comida proveniente de la cocina.

Mi tía movía las caderas al ritmo de una canción de los noventa. Mientras preparaba algo en la encimera.

— Te veo muy contenta.

— Mierda Caleb —se sobresaltó—, te he dicho que no me des estos sustos.

— Lo siento.

— Sube a darte una ducha —miró el reloj de su muñeca— Gregory está al llegar.

Me dispuse a caminar para mí habitación, pero Rose me volvió a llamar.

— Gregory tiene un hijo —comentó— es un poco tímido. ¿Podrías intentar ser bueno?

— Tía recuerda que el diablo primero fue un ángel —levanté ambas manos—. Recuerdo cómo comportarme bien.

Subí las escaleras, abrí el grifo y me relaje por un tiempo hasta que sentí que tocaron el timbre

Bien Gregory y su hijo llegaron.   Vamos a conocerlos.

La Bestia ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora