—Es una buena chica a pesar de lo que parece —dijo luego de que el silencio se extendió un poco más de lo que la comodidad exigía.

—Ajá —él no trató de disuadirlo de nada, pero dejó en claro que tenía su propia opinión. Todavía no se recuperaba de la vergüenza que había pasado la noche que se encontraron con los chicos de la asociación de cine. No era que culpara a la muchacha de nada, pero no podía evitar relacionarla con sentimientos desagradables.

—A ella le gusto —dijo con una simpleza que sorprendió a James—. Si ya de por sí es imprudente, esa noche se pasó con sus comentarios, pero al menos con el club tiene iniciativa, ella es la más entusiasta de todos cuando se trata de grabar, creo que, si no fuera por ella, los chicos de su generación hubiesen dejado que la asociación se disolviera —agregó, no parecía tener una segunda intención con sus palabras, de hecho, era como si estuviera hablando para rellenar el silencio.

Daba igual, James no podía dejar de mirarlo.

—Así que sabes que le gustas y de todas formas eres ambiguo con ella —espetó, dirigiéndole una mirada de sorpresa.

—No lo soy —dijo, encogiéndose de hombros—. Solo estoy hablando con franqueza —aclaró, sin mostrar ni un rastro de vergüenza. James en realidad no pensaba que él estuviese haciendo algo incorrecto, pero sí que era muy extraño verlo hablando de manera tan abierta sobre su relación con la chica.

—¿No crees que ella podría sentirse incómoda si te escuchara hablando así de sus sentimientos? —James no pudo evitarlo, pero se puso en el lugar de Bubbles y de repente se sintió muy mal. No porque Donovan hubiese dicho algo malo, sino por el hecho de que estuviera tan seguro de que ella estaba interesada en él. Era como si ese conocimiento lo colocara automáticamente en una posición superior, donde ella era la más propensa a salir lastimada.

—No lo creo, por si no te diste cuenta no es una chica discreta, ella se esfuerza en serio en que sepa que está interesada —aclaró, quitándole importancia al asunto.

James frunció el ceño, bajando la vista mientras se acomodaba para quedar en posición de lotto. Las palabras de Donovan le causaron un malestar peor porque no entendía porque esa chica estaría dispuesta a humillarse cuando estaba siendo rechazada de manera silenciosa. Si Donovan estuviese interesado en ella ya habría tomado la oportunidad, pero no lo había hecho, entonces ¿Por qué seguir insistiendo?

—No pienses demasiado en el tema —le pidió, soltando un suspiro y mirando a las estrellas.

—¿Pero no te molesta? —preguntó sin poder contener su curiosidad—. Que corra detrás de ti, aunque no estés interesado —explicó, ladeando el rostro mientras jugaba un poco con sus dedos.

—No me molesta mientras no lastime a nadie —explicó. A esa hora el viento comenzaba a volverse más frío y la marea seguía subiendo, por lo que tendrían que marcharse pronto—. Cuando una persona se enamora lo hace de manera irremediable, nadie puede controlar lo que va a sentir y la manera en que manifiesta sus sentimientos, así que no me importa que ella le diga a todo el mundo que le gusto mientras tenga claro que también tiene que respetar el hecho de que no la corresponda.

La voz de Donovan sonaba perezosa, pero resaltaba en medio del silencio. James frunció apretó los labios, sintiéndose un poco celoso ante la manera en que defendía a la chica.

—Cambiemos de tema —dijo, soltando un suspiro, tratando de alejar todos esos pensamientos horribles que le plagaban la cabeza y que después de unas horas llegarían en modo de remordimiento diciéndole "¡Madre mía! ¡James! ¡Qué barbaridades estás pensando! "

De hecho, en ese mismo instante ya estaba un poco bajo de ánimo, preguntándose qué era lo que estaba haciendo ahí sentado, dándole vueltas a sus sentimientos y torturándose por ellos. Sabía que tenía una personalidad que la mayoría de las veces funcionaba como un libro de auto-ayuda, que todo el tiempo estaba empujándose a estar de buen humor, a aceptar los errores de los demás, a comprender a las personas, a rechazar el odio. Sin embargo, era irónico pensar que, en ese momento, cuando sus sentimientos se llenaban de romance, terminaron teñidos de cosas malas.

—¿Te sientes bien? —Donovan se inclinó un poco para poder mirarlo mejor y James se sintió intimidado por la cercanía.

—Estoy bien —admitió, aunque no era del todo cierto.

—Ok —el muchacho se quedó en silencio, lo miró un momento con interés y James se sintió muy culpable por estar enturbiando el ambiente con sus tonterías. Tenía la sensación de que había entrado en un vórtice de negatividad que iba a tenerlo atrapado el resto de la noche—. Entonces ¿Quieres que rentemos una habitación? Hay un lugar genial por aquí cerca y tiene un buen precio.

Por supuesto, James no contaba con el hecho de que Donovan era experto rompiendo el ambiente con sus comentarios.

—¿Eh? —sus ojos se abrieron de par en par, girándose de golpe hacia Donovan. Las ideas se le quedaron congeladas, no tenía idea de si había escuchado bien o si estaba imaginando cosas o si había escuchado correctamente, pero en efecto también estaba dejando volar su imaginación.

—Una habitación, por si quieres seguir con el paseo mañana —repitió, hablando un poco más fuerte, como si sospechara que no podía escucharlo con claridad. James se quedó en silencio y fue testigo de la manera en que Donovan levantó una ceja y le sonrió, mirándolo con suspicacia—. ¿Qué te estás imaginado?

—Nada —respondió con rapidez, pero sintió como la sangre le hervía por la vergüenza, así que trató de centrar su vista en el mar, donde las olas rompían con fuerza, iluminadas por una luna llena enorme que adornaba el cielo. James estaba demasiado avergonzado como para mirarlo, pero podía sentir que Donovan estaba atento a sus movimientos, así que era casi seguro que se había dado cuenta de su reacción.

—Bueno, entonces supongo que nos regresamos hoy —Donovan señaló con la cabeza el agua que subía por culpa de la marea—. Creo que ya es hora —agregó y James se encogió de hombros, levantándose de su sitio y sacudiéndose la ropa. No importaba si estaba encima de una toalla o lo que sea, pero siempre se llenaba de arena cuando iba a la playa y no tenía idea de cómo.

Una vez que estuvo listo miró a Donovan de reojo, sintiendo que sus músculos se tensaban ante su presencia. Estaba realmente mortificado al darse cuenta que el muchacho parecía cómodo en su piel y le daban ganas de parecérsele un poco, ser más valiente, sin embargo, también se sintió cansado, porque quería que su vida no tuviera que requerir de un valor descomunal para seguir su curso, quería ser normal y sobre todo, quería dejar de sentir mariposas en el estómago cada vez que miraba a Donovan.

 Estaba realmente mortificado al darse cuenta que el muchacho parecía cómodo en su piel y le daban ganas de parecérsele un poco, ser más valiente, sin embargo, también se sintió cansado, porque quería que su vida no tuviera que requerir de un valo...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El destino de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora