Deseo Prohibido [2da Temporada] PAUSADA

Capitulo 4

Maratón 2/3

 ¿Cómo definiría las últimas dos semanas? Bueno, simplemente las peores de mi vida… Justin estaba comprometido lo cual me mostraba lo ciega que puedo llegar a ser, mi padre se iba a casar con una mujer de 28 años que, casualmente, era su secretaria.
Sí, todo estaba saliendo mal en mi vida. Mis notas habían bajado, mis dos mejores amigos casi ni me hablaban, mi padre había comprado una nueva casa y, por lo tanto, tendría que vivir con Chanel.
Todas las noches, mientras daba vueltas en mi cama intentando conciliar el sueño, consideraba lo distinta que sería la vida para todos mis seres queridos si yo no existiera.
No había llegado a pensar en suicidarme pero no estaba lejos de considerarlo.
……
Di una vuelta completa sobre mi propio eje, había pasado tanto tiempo desde que mi habitación no estaba vacía. Había vivido en la misma casa por diez años y tener que mudarme era más que una tortura para mí.
“La nueva casa es mucho más linda, tu habitación es más grande y tiene un armario gigante” Había dicho Chanel una noche, como si con eso podría llegar a convencerme…
-Hija, es hora de irnos –dijo mi padre entrando a la que era mi habitación.
-No quiero irme papá –dije bajando la vista hacia mis converse sucios.
-Es un cambio que será bueno para todos –dijo mi padre colocando su mano en mi hombro.
-Es un cambio que no estoy dispuesta a dar –dije elevando mi tono de voz.
-Eres menor de edad, yo soy quién toma las decisiones por ti –dijo retirando su mano y, al igual que yo lo había hecho segundos antes, elevando su voz.
Lo miré furiosa, queriendo asesinarlo con la mirada. Mi padre nunca me había tratado mal, nunca me había elevado el tono de voz. Es increíble como las personas pueden cambiar en un breve lapso de tiempo, ¿no?
Tomé la última caja donde estaban mis cosas más importantes y me retiré de la habitación dejando solo a mi padre con la palabra en la boca.
Llegué a la puerta y me encontré con Chanel vestida con un vestido blanco que le llegaba a las rodillas. La miré con cara de pocos amigos, no quería que ella me agradara ni hoy ni nunca.
-Creí que el casamiento era en verano –dije chocando mi hombro contra el de ella.
Deposité la caja de cartón en el maletero de la nueva camioneta de mi padre y me subí al asiento trasero de esta misma.
Minutos más tarde, mi padre y su “amada” subieron al vehículo y partimos rumbo a nuestra nueva casa.
……
Miré la habitación pintada de un color violeta-fucsia totalmente ordenada, mi padre había insistido en comprar nuevos muebles y, ya que Chanel estaba estudiando diseño de interiores, insistió en encargarse de mi habitación.
Aunque odiara admitirlo, la habitación se veía realmente hermosa. Los muebles eran de color blanco y, la verdad, la habitación era muy espaciosa. Coloqué la caja sobre la cama y caminé rumbo el gran ventanal que daba hacia el balcón delantero.
El sol estaba cayendo adornando, a su paso, el paisaje dándole un aspecto hermoso como si se tratara de una película romántica en la cual los personajes principales expresan su amor mutuo y prometen amarse por siempre.
-Es hermosa, ¿no lo crees? –su voz resonó en toda la habitación como si, de un momento a otro, la habitación hubiese adquirido un efecto de eco.
Solté un largo suspiro y giré sobre mis talones. Llevaba en sus manos un recipiente con hermosas rosas blancas.
-Sí, lo es –dije casi en un susurro.
-____... –soltó un largo suspiro y se sentó sobre el baúl que se encontraba a los pies de mi cama-. No quiero que nos llevemos mal, sé que tienes muchas sospechas pero realmente amo a tu padre. Nunca le haría daño, no soy la clase de mujer que tú piensas. El dinero no me importa, lo juro.
-Tendrás que demostrármelo –dije seria. Volvía a girar sobre mi propio eje dándole la espalda.
Salí al balcón sintiendo el aire cálido que anunciaba que la primavera estaba cerca. Miré hacia la nada buscando un lugar en las nubes donde podría sentirme bien o, al menos, querida.
Sentí como se alejaban sus pasos y luego el cerrar de la puerta. Cerré mis ojos fuertemente sintiendo como las lágrimas empezaban a recorrer mi rostro.