Miranda lo abrazó con fuerza por los hombros y él le recibió el abrazo con incomodidad. Miranda por fin se apartó y Michael le pasó una mano por el abultado vientre a modo de despedida. El bebé se removió dentro.

-Vaya, parece que él esta ansioso por conocer a su tío- dijo su hermana riendo- Pero la verdadera pregunta es... ¿Mi hijo tendrá una tía?

Michael apartó la mirada... si supiera que llevaba más de un año sin tener una sola interacción romántica con alguien.

-¿Hay alguna chica especial por ahí?- preguntó su hermana genuinamente interesada.

Bueno, siempre estaba interesada. Era muy chismosa.

Michael negó con la cabeza. No había nada de nada. Nadie, absolutamente nadie le llamaba la atención. Solo una persona... y ella estaba al otro lado del mundo.

-Mike... ¿has vuelto a hablar con esa chica... la pelirroja?- preguntó ella.

Michael tragó con fuerza. No quería hablar de eso, no con ella. Con nadie.

-Ella...

El teléfono de Miranda comenzó a sonar. Vaya, salvado por la campana. Miranda contestó de malas maneras e intercambió algunas palabras con su esposo.

-Está afuera- informó su hermana- Pero esto no queda aquí. Me seguirás hablando luego de la chica que te devolvió a la vida.

Michael le dio un corto abrazo y Miranda salió por la puerta.

-¡Te amo, feliz año nuevo!- gritó su hermana llamando la atención de todos.

-Si si, lo que digas- masculló él retrocediendo y evitando las miradas curiosas que estaba recibiendo.

Michael siguió trabajando, no había mejor manera de pasar otro triste año nuevo que haciendo lo que amaba. No quería que fuera como el año anterior que estuvo toda la noche solo en casa, pensando en ella. Era mejor mantenerse ocupado.

Sin darse cuenta ya estaba volviendo a su hogar, su largo turno había acabado. Seguía viviendo en el mismo lugar, con todos los recuerdos de ella impregnados en cada rincón y con sus amigas en el piso de abajo.

Michael comenzó a subir las escaleras pesadamente, a pesar de haber pasado más de 20 horas de turno, no tenía sueño. Se sentía extrañamente lúcido.

Al pasar por el quinto piso se quedó mirando una puerta en específico. Casi pegó un brinco al ver que esta se abría de repente. Por un segundo pensó que podría ser ella, pero no era ella, no podía ser ella. Ella ya no iba a regresar.

La chica se quedó helada contemplándolo. Él también.

-Michael... hola- saludó ella.

-Hola, Colette- la saludó él.

-Feliz año nuevo.

-Gracias. Lo mismo para ti.

Ambos se quedaron en el rellano mirándose incómodamente. Ambos hablaron al mismo tiempo.

-Bueno... yo

-Debería...

-Ten un buen día- concluyó él. Michael comenzó a subir las escaleras.

-Michael... de hecho, acabo de hacer té- le dijo Colette deteniéndolo.

Michael se giró. Colette tenía una suave y tenue sonrisa en los labios.

-¿Quieres pasar?-preguntó Colette removiéndose las manos nerviosa.

Michael no lo pensó dos veces y asintió. Últimamente odiaba quedarse solo, intentaba siempre estar acompañado. Era lo que su terapeuta recomendaba. Además no quería tener que obligarse a si mismo a evitar revisar Instagram, su corazón saltaba de emoción cada vez que elle subía algo.

Té para tres (TERMINADA)Where stories live. Discover now