capítulo 36 (parte 1)

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Me sacudo un poco, tratando de no despertarlo, pero lo único que logro sacar es mi pierna izquierda que queda colgando a la orilla de la cama.

Trato de arrastrarme, usando mi pierna como punto de apoyo, pero nada funciona.

Neville pesa muchísimo más que yo, después de todo es medio metro más alto.

Lanzo un suspiro, y levanto la vista hacia el techo.

Me estoy orinando.

¡Perdón, pero de verdad lo estoy haciendo!

Soy una chica pequeña, por desgracia heredé la estatura de mi madre, y mi vejiga es igual de pequeña que yo.

Neville se remueve entre sueños, su agarre en mi cintura se afianza y su pierna decide internarse entre las mías, justo en el espacio entre mis muslos.

No, no, no cuando me estoy orinando.

—Neville, despierta. —susurro contra su oreja, y acaricio su cabello con suavidad.

Neville murmura algo entre sueños, y entierra su rostro aún más en mis pechos, frotando su mejilla contra uno de ellos en el proceso.

Mi cuerpo me traiciona un poco.

—Neville, Neville, despierta. —lo llamo con más fuerza, sintiéndome un poco escandalizada ahora.

Vamos, que de verdad adoro la idea de Neville tocándome. Pero cuando mi vejiga está a punto de explotar lo que menos quiero es que me hagan sentir más sensible.

Pero Neville no parece compartir la misma idea que yo, pues la mano que tenía ubicada sobre mi cintura se desplaza un poco hacia abajo, ubicándose peligrosamente sobre mi muslo izquierdo donde su camisa se ha subido.

Me obligo a cerrar la pierna con rapidez, pero su mano sigue moviéndose. Acariciándome con lentitud, y erizándome la piel.

—¡Neville Longbottom no seas un tocón! —chillo y me sacudo debajo de su cuerpo.

A como vamos terminaré orinando la cama, y dejé de hacerlo a los 10.

Por fortuna, Neville parece reaccionar.

Levanta la cabeza de golpe, tiene los ojos rojos y alertas mientras me observa asustado.

—No era un sueño. —murmura anonadado. Su voz es ronca y me gusta demasiado.

Su mirada baja hasta el lugar donde se encuentra su mano, quieta sobre mi muslo desnudo. Su pierna descansa cómodamente entre las mías.

En cuestión de segundos, Neville se aparta de mi y se pone de pie.

Tiene la mirada aterrada.

—Lo siento, lo siento, lo siento. —murmura sin parar, pasándose las manos por el cabello.

Me incorporo de la cama riendo un poco, y acomodo la camisa para asegurarme de que no se me vea nada.

—No te preocupes Nev. —lo tranquilizo, sonriéndole despreocupada. —Sólo necesito ir al baño, cuando regrese podemos toquetearnos.

Lo veo contener el aliento, y me mira con los ojos abiertos de par en par.

—S-Sophie...—balbucea, sus mejillas están rosadas.

Suelto una carcajada, y Neville se tranquiliza visiblemente.

—Es broma.

Lo observo durante un segundo, pasando la mirada sobre su cuerpo con lentitud. Y le sonrío ladina cuando llego a su rostro.

courageous| neville longbottomWhere stories live. Discover now