//CAP. 03//

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Debía ser una broma de mal gusto.

Izuku quedó aterrorizado con sus temblorosas pupilas contraídas, sus manos al igual que sus iris comenzaron a temblar inconscientemente y con gran dificultad pasó saliva. Un nudo en su garganta le imposibilitada hablar, respirar y hasta tragar. Sentía que en cualquier momento caería al piso, pero no lo hizo, salió del pequeño shock e hizo lo primero que se le vino a la mente.

Ir a con su madre.

Dejando totalmente de lado que esperaba una pizza o que hace relativamente poco conoció a uno de los mejores héroes en Japón.

Como alma que se lleva el diablo se levantó del sillón y corrió a por su suéter que había dejado reposar en una silla del comedor, luego de ponérselo salió disparado de su casa hacia el hospital.

Pero... ¿cuál hospital?

El solo pudo pensar en el hospital que estaba cerca de la parada de autobuses; lo mas lógico que pudo pensar fue que llevaron a su madre a ese hospital que estaba lo bastante cercano al accidente.

Fue corriendo lo mas rapido que pudo a aquél edificio, sus endebles y adolorida piernas eran por ahora su único vehículo. Tropezaba o empujaba a las personas que se metían en su camino, solo alcanzaba a pronunciar un instantáneo "perdón" y seguía con su camino.

Llegó a la entrada del hospital, ya más calmado pero aún agitado por el esfuerzo al correr desesperadamente. Entró con pasos apresurados puesto que no podia correr en los pasillos de un hospital y se aproximo a la recepción donde una señorita yacia en completa calma.

--Mi... m-madre ¡¿dónde esta?! -- preguntó sin poder evitar gritar, trató de recuperar el aire pérdido de sus pobres pulmones necesitados de oxígeno mientras la señorita lo miraba con ojos compasivos.

--Pequeño, de la forma mas amable le pido que no hable tan fuerte, y segunda; su madre, ¿cómo se llama? --habló serenamente para poder ayudarle al pecoso. No podría si el chico estaba tan alterado.

--Inko.... Midoriya --respondió pausadamente, aún no podía digerir que se hallaba en un hospital buscando a su madre.

--Okay... --la mujer tecleo en su computadora unos segundos y luego prosiguió--. Bien... hace unos instantes trajeron una paciente llamada Inko Midoriya. Si, está internada aquí en la sala 6-B, desea verla... ¿A dónde se fue? --dejó de hablar al ver qué el chico peliverde no se encontraba delante de ella como hace unos segundos.

El menor al escuchar el numero de la sala fue corriendo hacia la dirección, llegó al ascensor y apretó el botón que dirigía a la segunda planta del hospital y cuando el ascensor paró él salio apresurando el paso a buscar la dichosa sala.

Finalmente encontro la habitación donde estaba su madre, se acercó a la puerta pero un enfermero se paró enfrente de él.

--Lo siento, chico, pero no te puedo dejar pasar por ahora. --le habló el enfermero e Izuku trató de ver la puerta por sobre el hombro del hombre.

--Solo... quiero ver a mi madre... --musitó con la voz debil y sus ojos cristalinos se dirigieron a la mirada del enfermero.

--Ahora mismo le estan haciendo una operación de urgencia a tu... madre. No puedes entrar por el momento. --explicó el hombre, Izuku ni siquiera se dignó a ver el nombre de aquél desconocido en su gafete--. Pero puedes esperar a que te den información sobre la paciente Midoriya después de que terminen el labor.

--E-entiendo. Gracias, señor. --agradeció cabizbajo e hizo una leve reverencia.

Se aproximó a unos asientos que estaban cerca de allí, era como una pequeña sala de espera donde había pocas personas sentadas.
Se sentó y comenzó a ver el techo color blanco con una mirada vacía, perdida en la nada.
Quería desbordar todo el llanto que tenia guardado y desahogarse con alguien, su garganta dolía y su pecho igual. Lamentablemente el pequeño pecoso no tenia amigos ni familiares que le consolaran en esos momentos de crisis.

▪Diferentes Edades▪ [Katsudeku] ||FINALIZADA||Where stories live. Discover now