Yandere ¿? X Suicida Lectora

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En vela miras la lunas, el sonido del las olas es aturdidor, tu llanto desconsolado se esparce por toda la casa, la madera cruje con cada paso del hombre a tus espaldas.

8 semanas de cautiverio te tienen destrozada, estas al borde del colapso, miras tus dedos ensangrentados, donde se supone estarían tus uñas solo muestran el horrible peladero de sangre fresca.

Un agudo dolor invade tu cuello, viaja desde tu nuca hasta la planta de tus pies, agonizante ruegas que pare, con fuertes temblores arrastras casi sin fuerza tu magullado cuerpo.

- d-det-¡AAAAAAAAAAAH! - tu grito de dolor sólo provoca más placer a tu captor.

Sin fuerza y totalmente resignada colapsa en el frío piso de la habitación.

El dulce tarareo de tu madre te relaja, la ves en la cocina, está preparando un pie de ciruelas, una de sus tantas recetas, el aroma es tan exquisito que se te hace agua la boca

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El dulce tarareo de tu madre te relaja, la ves en la cocina, está preparando un pie de ciruelas, una de sus tantas recetas, el aroma es tan exquisito que se te hace agua la boca.

- Recuerda querida, siempre hay que poner el ingrediente secreto ¿recuerdas cuál es? - con una cálida sonrisa pregunta tu madre.

- Amor - sueltas con entusiasmo.

-A sí es mi niña- dirige a tu pequeña cabecita un beso.

Despiertas. Soñaste otra vez con el recuerdo de tu difunta madre, un recuerdo hermoso que con el paso del tiempo se transformó en uno amargo. Lágrimas caen por tus ojos cansados sin brillo, unos que tu madre siempre quiso proteger, más ya no pudo.

Observas todo a tu alrededor, estas en una cama limpia y ordenada, una pieza hecha al más perfecto estilo victoriano, si no estuvieras en esta situación dirías que es hermosa, pero para como la ves, es horrenda.

Miras la ventana, los gruesos barrotes de hierro obstruyen la bella vista de un gran acantilado. Si esas barras no estuviesen ahí probablemente ya te hubieras lanzado por la venta, seguramente al atardecer, querrías que lo último en ver antes de morir fuera de una belleza espectacular, casi haciendote olvidar que tu cuerpo quedaría destrozado con el impacto al caer en un roquerio.

Te lamentas haber llegado a ese pueblo costero, te lamentas el haber hablado con ese chico, te lamentas haber amado una vez a quien te hizo todo eso.

El sonido de la cerradura abriéndose te alerta, atenta ves al hombre que dice jurar que su corazón profesa amor a ti día y noche

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El sonido de la cerradura abriéndose te alerta, atenta ves al hombre que dice jurar que su corazón profesa
amor a ti día y noche.

- Es hora - dice con frialdad - Más te vale no arruinar este momento entedido- te susurra al oído con gelidez, apretado fuertemente tu brazo.

Arrastrando tu cuerpo te lleva al baño, te limpia todo rastro de sangre seca y lágrimas, te seca y con muco cuidado desenreda tu cabello.

-Sabes que hago esto porque te amo, así que pon de tu parte maldita sea- curó tus heridas para después vestirte con un antiguo vestido de novia, tus heridas manos las cubre con unos suaves guantes de encaje, la fricción te duele. Coloca en tu cabeza un velo de novia, pinta tus labios de un suave rojo, espolvorea un rubor rosa en tus mejillas, con suavidad te coloca unos tacones bajos de color blanco, rocía tu perfume favorito en ti, y para finalizar te entrega un ramo de rosas rosadas con unas lindas ilusiones.

El trayecto es silencioso, miras la mar, el agua se agita con agresividad, solo tienes ganas de salir del auto y lanzarte para ser una con ella

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El trayecto es silencioso, miras la mar, el agua se agita con agresividad, solo tienes ganas de salir del auto y lanzarte para ser una con ella. El día está nublado, parece que lloverá, miras unas gaviotas comerce los restos de un lobo marino muerto, querías ser ese cadáver.

El auto frena, miras sin ganas la pequeña iglesia de madera vieja, unos cuantos invitados están esperando fuera de esta, escuchas a él bajar, y segundos después abrir tu puerta, sin emoción bajas con cuidado, él ofrece su mano para ayudar pero sólo lo ignoras.

La música de la marcha nupcial suena por la iglesia, miras a todos a tu alrededor, ni uno solo de ellos parece querer ayudarte, eso sería mucho pedir, pues ellos mismos fueron quienes ayudaron al bastardo con el que ahora estas a punto de casarte.

Llegas al frente del altar, el padre da su sermón, no prestas atención, tus pensamientos vagan en otras cosas, lo que sea para evitar estar “presente” ahí.

¿Qué hice para terminar aquí? Te preguntabas, solo querías huir, sin importar nada, correr, ¿pero a dónde? No tenías ningún lugar a donde ir.

- Entonces, acepta usted señorita (T/N) (T/A) a Elías O'Brien como su legítimo esposo - te quedas en silencio unos segundos, miras a los invitados, buscas con tus últimas esperanzas alguna ayuda, pero sin repuesta vueles a mirar a Elías.

Este ansioso o molesto no sabías ya que sucedía en su mirada, aprieta fuerte tus manos, sacando un pequeño sonido de dolor de ti.

- Acepto- contestas sin sentimientos, el frío anillo es puesto en tu dedo y sin nada en ti, recibes el beso de tu ahora esposo.

El pueblo celebra el nuevo matrimonio, todos están felices, hay risas, música y baile. Notas que nadie te vigila, con paso discreto huyes del festejo.

Miras el mar, luego al cielo nublado, para por fin hacer lo que más querías, dejas caer tu cuerpo por el gran acantilado, recuerdas todos los buenos momentos, pides perdón a tu madre por última vez, y dejas que la muerte te abrace, para después de tanto descansar en paz.

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Tu me manques bien-aimé ~

My First Love ~Yandere Oneshots ~Where stories live. Discover now