Capítulo 1: El comienzo

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La miró desde la distancia. Lo hizo con un poco de desdén para atraparla. Sabe que para llamar la atención de una mujer no es necesario mostrar mucho interés, sino todo lo contrario.

Esa estrategia siempre le resultaba y esta vez no sería diferente.

No demoró mucho para que lo planeado surtiera efecto y, cuando la chica ya no podía disimular su interés, concentró sus ojos en ella como lo hace un cazador con su presa.

Tomó el vaso que contenía su trago y lo llevó a su boca, para hacerle entender que dentro de poco la haría suya. Ella estaba desesperada. No sabía cómo había podido aguantar tanto sin lanzarse encima de aquel hombre.

No era una mojigata. Vanesa Davies era una chica desenfadada que salía en compañía de su amiga a disfrutar de la música y la bebida que ofrecían esos lugares. Nunca intimaba con nadie, pero esta vez se sintió atraída a este hombre como la mariposa al fuego y lo más probable era que terminara con las alas quemadas.

Sin embargo, no le importó, así que se dirigió a la barra sabiendo que sería seguida por él y no se equivocó. Siendo así llamó a su madre para decirle que pasaría la noche con su amiga. Sabía que no llegaría a casa hasta el otro día y quería evitar la preocupación de sus progenitores.

Él llegó hasta ella, dejó en sus oídos unas palabras bonitas y, después de reír... ¡listo! Ya había caído en sus redes. Aunque ella sabía que había sucumbido desde que lo vio.

Hasta él lo sabía. Solo quiso tomarse su tiempo para acechar a su presa porque era algo que disfrutaba. Estas cosas no le resultaban difíciles. De hecho, nada era difícil para él. Siempre conseguía lo que deseaba y cuando lo deseaba.

Después de una corta presentación se fueron en el auto de él. Un Lamborghini hermoso en color rojo y descapotable, donde mostraba una vez más que tenía poder y dinero. La llevaba a un hotel y, por supuesto que no a cualquiera.

Era uno de sus hoteles, los mejores de toda Inglaterra.

No le importaba que lo vieran llevar mujeres todas las noches. No era su culpa ser como un imán para ellas. Atraía modelos, actrices famosas, chicas elegantes de la alta sociedad y, qué decir de la clase media y baja.

A sus veinticinco años llevaba una vida excitante y divertida de clubes, fiestas, mujeres y tragos. Él y su hermano eran el centro de atención de todas las fiestas a las que asistían.

Ese estilo de vida se le presentó desde temprano. Desde que comenzó a estudiar administración de empresas a petición de su padre, ya que el hermano lo había estudiado y lo necesitaba para hacerse cargo de la  empresa familiar junto a él.

Está claro que lo que dijeran los demás le resbalaba. Él seguía siendo el jefe y los comentarios lejos de lastimarlo o provocarle algún mal, lo enaltecían.

“Se comenta de la persona que vive su vida como mejor le plazca, sin importarle el qué dirán. De quienes no comenten es porque son muertos entre vivos. De aquel que está vivo siempre hablaran en bien o en mal”.

Era uno de sus tantas formas de pensar, así que vivía su vida como si en el mundo solo existiera él y quienes le importaban. Aunque realmente no le importaban muchas personas. Estaba en su naturaleza ser frío como un témpano de hielo.

Podía considerarse afortunada la  persona fuera de su familia a la que le mostrara un poco de afecto.

No hablaron mucho en el trayecto al hotel. Ella lo iba sonsacando pero no hacía falta. Este hombre ya estaba que explotaba y, así estaba la parte del pantalón que mantenía preso el bulto que se dejaba ver, más abajo de su pelvis.

Sumisa [Libro 1 bilogía El Amo del deseo]. Where stories live. Discover now