Cloudy Days II

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Cloudy Days II.


A veces, había días buenos.

Él podía identificarlos, ya era casi un experto. Aquellos gloriosos días en los que sus ojos azules parecían brillar con intensidad y los comentarios sarcásticos se mantenían al mínimo. Vaya, hasta podría decir que el hombre bromeaba. No esperaba ver la sonrisa más luminosa en su rostro, pero tampoco la necesitaba; porque esos alargados labios, los pómulos marcados y las arrugas de sus ojos que en conjunto formaban una extraña mueca que reflejaba felicidad y que tanto le caracterizaba; le era los suficientemente hermosa como para hacerlo sentir alegría también.

Está casi seguro de que lo ha visto reír en serio, una sola vez, con verdaderas carcajadas, mostrando sus dientes, moviendo sus hombros y echando la cabeza hacía atrás. Lo vio en un video antiguo de color sepia, en el museo de los veteranos. Junto a él, un hombre alto de cabello rubio le devuelve la sonrisa y comparten una mirada cómplice; una de muchas, eso es seguro y la cámara es capaz de captarla perfectamente.

A veces siente que extraña a una persona que nunca conoció, porque aquella que se encuentra dentro de las imágenes, dejó de existir hace tiempo. Fue destruido, reiniciado, congelado, sanado... y ahora lo observa cada maldita mañana luchar consigo mismo y sus ganas de no despertar jamás. Sin embargo y a pesar de ello, su esencia sigue ahí, muy oculta debajo de todas esas pesadillas y traumas, y la ama.

También hay días malos, son de lo más comunes.

Sabe que su mente divaga a algún lugar en el pasado y lo atrapa durante varios minutos porque no puede evitar mostrar un gesto distraído cuando Sam lo llama, parpadea un par de veces y quiere sonreír o algo parecido, soltando alguna torpe excusa y pidiendo que repita lo último que dijo porque admite, no le puso atención. Últimamente el super soldado tiene un comportamiento más errático y despistado, al punto de rayar en lo ausente.

Un día, simplemente y de la nada, optó por "salir a caminar". Comenzó desapareciendo algunas horas, luego esas horas se convirtieron en días.

A su lado, Bucky duerme.

Sabe que no es cansancio físico, el suero es lo suficientemente practico como para solucionarlo. No, este cansancio viene de otro lugar y se anida en su corazón. Enraíza en su atormentada cabeza y le produce un color pálido y grisáceo a su piel.

Sam es consciente de que en la depresión y la larga lista de males psicológicos que atormentan a su compañero, las recaídas son de lo más común. Lo ha visto miles de veces en los veteranos a los que acompaña en sus platicas de superación, lo vio en Steve, incluso lo ha visto en sí mismo, sobre todo después del fatídico incidente de Riley. Y, aunque la paciencia es su fuerte, está vez no puede evitar sentirse triste también.

La mayoría de esos días le observa sentado en la sala, con la vista en algún punto fuera de la ventana donde nubes grises es lo único que ha podido encontrar. Al igual que su preciada tía lo hacía con él cuando era pequeño y tenía días malos, le prepara un vaso con chocolate caliente o una taza de té y lo deja cerca de su campo visual. Algunas veces se inclina y le besa delicadamente la sien, con cuidado, como sí aquel intimo gesto pudiera espantarlo. Es entonces que Bucky estira los labios y le aprieta ligeramente el dorso de la mano, otras tantas, se gira y levanta el rostro para besarlo, algunas pocas el beso escala a algo más.

Luego están los días en los que decide esfumarse del departamento que decidieron compartir hacía ya algunos meses. No es que Sam se preocupe en extremo por su bienestar físico, Bucky es de las personas más letales con las que ha convivido después de que el mundo decidió volverse un caos y sabe que es capaz de defenderse, es más bien que le gustaría acompañarlo.

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⏰ Last updated: Jul 02, 2021 ⏰

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