Intentó respirar profundo y calmarse. Tal vez estaba sacando conclusiones apresuradas, quería decir... Hellen no era el demonio más amable del mundo. Estaba más que claro que tenía cierto recelo. Después de todo, ciertos humanos eran realmente despreciables y hacían daños irremediables.

Pero no todos eran así.

De tanto pensar le estaba doliendo la cabeza. Lo mejor sería recostarse.

 Lo mejor sería recostarse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pasaron un par de días. Clyde se encargaba de practicar lo más que podía su magia. No tenía muchos avances debido a que era aún más complicado sin tener a alguien que tuviera realmente conocimiento.

—Esto es imposible... —susurró el castaño mirando el suelo con la poca iluminación que había en la habitación. Era la misma que Wendy encontró en la parte del sótano de los dormitorios.

—¿No tenemos noticias de Kenny todavía? —preguntó Craig.

—¡Aun nada! ¡Me estoy desesperando! —se llevó las manos a la cabeza desordenando su cabello. —Tanto que nos ha costado llegar aquí con vida para que por fin encontremos un rayo de esperanza. ¡No quiero morir todavía!

—Clyde, cálmate. Eso no va a pasar. —suspiró.

Si Wendy estuviera con ellos seguramente ya hubiera encontrado una manera de calmarle. Pero por ahora estaba con Tricia esperando que terminara su clase de hoy.

Ya empezaba a extrañarla.

—Tienes cara de estar pensando algo o que ya te estás cansando de mí. O ambas.

Craig tuvo que aguantar no reírse al escucharlo. De verdad que no sabía cómo le era tan fácil hacer reír a las personas en los momentos más serios.

Pensó por un momento volver a insistir en ir a la habitación de Kenny y Butters. Estaba de acuerdo con Clyde de que se estaba desesperando, necesitaban hacer algo ya.

—Voy a tomar algo de aire. —dijo a la vez que se levantaba del pequeño banquito.

Justo cuando iba a abrir la puerta Butters estaba al frente de esta con una de sus manos a punto de tocar.

—H-hola... —sonrió nervioso. —Lo siento si interrumpo algo...

—No pasa nada. ¿Ocurrió algo? —Clyde se levantó al escuchar la voz ajena.

—¡Estamos salvados! —este abrazó las piernas del rubio quien no sabía cómo reaccionar.

—E-eh... ¿P-puedo pasar?

Butters tomó asiento en donde anteriormente estaba el azabache.

—Disculpen por venir sin avisar. Pregunte por ustedes a Wendy y me dijo que se encontraban aquí.

—¡Vamos amigo! ¡No tienes que disculparte tanto! —Clyde sonrió ampliamente dándole palmaditas en el hombro al más bajo.

—Lo siento, es una costumbre.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora