064- Guerra de pintura pt. 2 (+16)

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-Ya sé por qué te encanta pintar- dijo fuerte y claro.

¿Cómo diablos podía hablar tan claramente en una situación así? Yo ya estaba al borde de la desesperación con sus manos tocándome tan suavemente.

-¿P-por qué?

-Porque al pintar se siente una sensación indescriptible- me dijo mientras sus manos se deslizaban lentamente hasta mi cintura, dejando un arcoíris a su paso.

Se quedó contemplándome totalmente serio por unos segundos.

-Ahora ya me entiendes- dije con una sonrisa.

-Todo lo que pintas es hermoso- admitió él mientras acariciaba mi cintura. La pintura hacía que mi piel fuera resbalosa- Pero... mi lienzo lo es mucho más.

Se refería a mi. ¡Yo era su lienzo!

Me dedicó una sonrisa honesta, la más bonita que le vi hasta el momento. Se inclinó un poco sobre mi y comenzó a dejar besos suaves sobre mi rostro. Luego comenzó a bajar y bajar hasta la cinturilla de mis pantalones. Allí se detuvo y se apartó.

Con dos dedos comenzó a deslizar mi ropa interior por mis piernas. Por más de que la pintura se sintiera fría, sus dedos sobre mi cuerpo ardían. Cada toque aumentaba mi temperatura.

Cuando ya no había ninguna tela que cubriera mi cuerpo se quedó contemplándome completamente embobado. Yo tenía las piernas ligeramente abiertas y los labios sonrosados.

-Una obra de arte- dijo contemplándome- Eres una obra de arte.

-¿Una bella obra de arte?- pregunté sintiéndome especial bajo su intensa mirada.

-No.

Espera ¿No? ¿No soy bella?

-Una completamente extraordinaria- dijo él pasando las manos por debajo de mi cuerpo- Una tan diferente y especial que no encontraré en ninguna otra parte- él acariciaba mi espalda suavemente con los dedos.

Con un rápido movimiento me tomó en brazos y con sorprendente facilidad se puso de pie. Mis piernas desnudas rodearon sus caderas mientras él posó sus manos en mis espalda baja. Caminó algunos pasos y con un brazo libre arrojó al suelo todos los elementos que se encontraban sobre la mesa de centro, aún cargándome contra él, cabe aclarar. El estruendo de las cosas cayendo al suelo solo aumentó mis ganas de pegarme más a él. Me depositó con especial suavidad sobre la mesa.

-Una obra de arte extraordinariamente hermosa.

Me senté sobre la mesa mirando hacia arriba, ya que él aún se encontraba de pie. Le sonreí con ternura. Juro que me derretiría de amor por ese hombre si me seguía diciendo esa clase de cosas.

Ahora era mi momento de pintar.

Mis manos llenas de pintura comenzaron a explorar el terreno debajo de su camiseta. Mis dedos expertos llegaron hasta sus omóplatos y pintaron un recorrido lento y suave por su anatomía, hasta llegar de regreso a su ombligo.

-Quítatela- le ordené.

Él me miraba desde arriba con una sonrisa traviesa.

-No- declaró.

-Bien...

Atrapé el borde de su camiseta con los dientes, él soltó un suave suspiro. Y comencé a levantarme lentamente de la mesa llevando la camiseta conmigo. Cuando estuve de pie frente a él, mis manos exploraron su espalda y pude sacar por fin esa maldita camiseta que estaba siendo un obstáculo para mi.

-Mejor así...

-Oh, claro- dijo él.

Cuando mis labios estaban por alcanzar su cuello, él posó las manos sobre mis hombros y me hizo sentarme de golpe. Me quedé un poco descolocada ante la fuerza del gesto. Pero de que me había gustado, me había gustado.

Té para tres (TERMINADA)Where stories live. Discover now