Capítulo 4

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En Peligro Bajo La Lluvia

La reina ingresó a la mansión del Duque en compañía de un Erick de 18 años. Buscó a las niñas que  sentía como suyas y tomó en brazos a la pequeña Cici.

Iba a cumplir 3 años y no decía una sola palabra. Besó la frente de ambas y sonrió al ver como su hermoso príncipe les despeinaba el cabello a las dos.
A dicho gesto, Cici sonrió leve como siempre solía hacerlo y Amaya lo miró enojada.

-Hermano mayor! Emma acaba de peinar mi cabello! Tendré que soportar sus manos ásperas otra vez! Chilló.

Erick no pudo controlar su risa y la miró como a una bebé. -Eres una odiosa pero aún así te quiero y por eso vine a despedirme.

Marco acababa de entrar y encontró a su hija mayor haciendo escándalo como siempre solía hacerlo. Era tan parecida a Cecille hasta manipulando.

La reina intentaba tranquilizarla y el príncipe también.

-¿Por qué llora la princesa mayor? Cici es la que está en edad de llorar. Reprochó el duque. -No tengo idea cómo Amaya superará el ingreso a la sociedad a los 16 años, no quiero que llegue ese día.

Su amada hija lo miró triste. -Mi hermano mayor se marcha otra vez papá! ¿Por qué tiene que estudiar tanto? Yo y Cici debemos ser su prioridad. ¿No es así mi pequeña?

Todos miraron a la rubia y ella solo extendió sus pequeños bracitos hacia el príncipe. Quizás lo estaba confirmando.

Erick la cargó y le besó la frente. -Cuando regrese espero escucharte decir mi nombre.

Cici colocó sus dos pequeñitas manos en la cara del príncipe y lo miró sin pestañear. Sus ojos azules eran tan claros como el agua y te hacían sentir que te estaban estudiando. -No se qué estás viendo pequeña pero ya debo irme.

Marco la tomó en sus brazos. -Deja de estudiar a los demás sirenita.

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Marco vio ingresar a su despacho a sus dos hijas. Amaya pronto cumpliría sus 16 años y cada vez se sentía más preocupado. Cecille tenía 5 años y lo único que hacía era sonreír levemente como si ni eso quisiera hacer. Ni él mismo siendo un rubí comprendía aquel caso. ¿Sería la falta de su madre?

-¿Papá? ¿Por qué estás tan triste hoy? Susurró Amaya inquieta. Cici se sentó en sus piernas y le acarició el rostro.

-Emma no hace más que darme quejas tuyas día y noche Amy. ¿Qué te cuesta comportarte como una princesa? Tu madre no estaría orgullosa de tu comportamiento o quizás si, pero eso no quiere decir que seas una malcriada.

Vio a Cici achicarle los ojos a su hermana como si también le estuviera reclamando y Amaya suspiró.

-Ustedes dos tienen que comprender que soy una adolescente. Detesto las tardes de té, detesto salir a caminar con una sombrilla por todo el castillo, detesto tejer, detesto hablar con todas las nobles señoritas y más aquellas que solo alardean de tener su pelo rubio como el de la reina, detesto que todas hablen del regreso del hermano mayor y de qué artimañas usarán para convertirse en princesa heredera. Detesto todo.

El Duque tuvo que reír y la abrazó. -Ya eres una señorita, mi princesa. Debes comportarte como tal, aun siendo la protegida de la reina. Emma solo quiere el bien para ti como lo hubiese querido tu madre. Dentro de unos pocos años, tendrás que casarte y formar tu propia familia. Además, tienes a Cici, debes darle ejemplo.

LAS CARTAS DEL DUQUETahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon