𝐅𝐮𝐜𝐤 𝐦𝐞 𝐚𝐧𝐲𝐰𝐡𝐞𝐫𝐞 (+18)

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Exigió en un quejido ___, con una expresión de éxtasis puro, moviendo sus caderas hacía atrás, hundiendo aquella erección de golpe hasta el fondo de sus entrañas, provocando un gemido ronco y bajo en su novio.

-Yo dirijo el ritmo.

Dijo demandante llevando su gran mano desde el hueso de la cadera de ___ hasta el cuello de ésta, pegando por completo su fornido pecho a la estrecha espalda de la chica.

Hundió sus falanges en aquella tierna carne, privándola del oxígeno; mientras bombeaba con suma fuerza y lentitud el interior de ___, dejando gruñidos y suspiros cargados de excitación, justo en el oído de la fémina, que sólo podía soltar gemidos intentando que fueran lo más bajos posibles, sólo audibles para su hombre.

-Oh, dios mío...Sukuna.

Sus ojos se voltearon, cautiva del mar de sensaciones que causaba el venoso falo penetrando duramente en su parte trasera y los largos dedos hundiéndose en su sexo.

-Eso, gime para mí.- mordió el lóbulo de su oreja- Disfruta de cómo mi polla entra en tí, preciosa perra.

-Joder.- respondió en un lloriqueo la chica, mientras sus piernas temblaban a más no poder.

Su chico la había hecho acabar dos veces, una en la biblioteca, con sus dedos y otra con su lengua al prepararla antes de hundir su erección en ella.

Un tercer orgasmo la invadía, contrayendo sus entrañas, envolviendo el grueso miembro de Sukuna mientras sentía sus gruñidos justo en su oreja.

-Córrete.

Ordenó el pelirosa sonriendo con sorna, al mismo tiempo que movía con suma rapidez sus dedos sin sacarlos del chorreante coño de su chica, golpeando una y otra vez aquel dulce punto.

-S-sukuna.

La mano en su cuello afirmó el agarre, haciendo que se mojase aún más, aunque pareciera imposible por la cantidad de fluídos que cargaba ahora gracias a las atenciones del nombrado.

-Hazlo, vamos.

Exigió con ronca voz Sukuna, mientras dejaba toda su extensión dentro del interior anal de la muchacha, soltando un gemido bajo al sentir su calidez y estrechez tan a flor de piel.

Sus piernas comenzaron a fallar, y Ryomen, al notar esto, dirigió su mano hasta la cintura de la fémina, sosteniendo su peso y recibiendo más que gustoso el tercer orgasmo del día de su amada novia.

-Si...justo así.

Halagó grave, sin retirar ni un centímetro de su polla del interior de ___, llevando sus labios a la boca de su pelinegra que volteó ligeramente su rostro, degustando aquellos besos que tanto lo enloquecían.

Rompió el beso, sólo para observar y grabar la expresión de puro goce que le regalaba su mujer.

Su orgasmo se hizo presente al sentir las contracciones en sus dedos y en su falo, depositando toda su semilla en el interior de ___.

Con sus respiraciones agitadas, se dedicaron una tierna sonrisa, para besarse de manera suave, marcando un contraste abismal con la pecaminosa acción realizada segundos atrás.

-Si, le dije que era una zorra.

La pareja se paralizó al escuchar la aguda voz de quién sabe quien a metros de ellos.

Sukuna sonrió pícaro y salió del interior de  ___ de manera lenta, causándole un gemido bajo, pero más que audible.

-¡Qué asco!, ¡se está masturbando!

Los tacones rápidamente hicieron presencia, de nuevo, pero ésta vez alejándose.

Sukuna rió ronco, mientras ___ le brindaba un ligero golpe dándose media vuelta para tenerlo frente a frente.

-Eres un idiota.

Reprochó subiendo sus bragas, para escapar de allí antes de que alguien más se aparezca.

-Me amas de todas formas.

Sonrió ladinamente abrazándola por detrás antes de que la chica saliera del cubículo.

-Poco, casi nada.- dijo en broma, acariciando los musculosos brazos que la rodeaban.

-Me sirve.

Besó sonoramente la mejilla de ___.

-Vámonos, antes de que vuelvan.

Pronunció ella girando su cuello para besar cortamente los labios del pelirosa .

-¿No te apetece segunda ronda?

La de ojos negros le dió un ligero codazo mientras negaba para salir del baño.

-Vámonos ahora, o te dejaré durmiendo fuera.

Se dirigió hacia la entrada del baño, moviendo sus caderas en ese característico caminar que tanto amaba Sukuna.

El pelirosa sonrió abrochando su pantalón para alcanzar en simples pasos a su novia y tomar su mano; llegando a los pasillos vacíos, intentando disimular que habían follado como perros en el baño hace nada.

-Gracias, te adoro.

Sonrió ___, a sabiendas que a Sukuna le iban todo tipo de fetiches, excepto los que involucren el que alguien la vea desnuda, o de cualquier manera morbosa.

-No te acostumbres.- acarició los nudillos de ___, con sus dedos entrelazados.

-Que posesivo.- susurró rodando los ojos con diversión.

-Quizás.- levantó sus hombros, mirando de reojo a la pequeña chica que amaba tanto.

-Te amo, un poco.- dijo ___, ante la mirada de su tatuado chico.

-Yo te amo, más de lo que debería, o me gustaría.

Admitió mientras llegaban a la entrada de la biblioteca.

-¡Adiós, vuelvan pronto!- se despidió cordialmemte la señora mayor que trabajaba allí.

-Oh, ¡lo haremos!

Despidió con su mano agradablemente la pelinegra haciendo rodar los ojos al pelirosa.

Quizás le estaba encontrando el gustito al hacerlo en público.

Quizás.

devoción (18+)Where stories live. Discover now