1-✯RYDER MONTGOMERY ✯

Start from the beginning
                                    

Él no era Ben. Benjamin no tenía unos voraces y arrogantes ojos azules idénticos al zafiro. Ben no se veía como un oasis. Pero si no era Ben, ¿quién demonios era?

—¿Quién eres tú? —quiso saber, haciendo un movimiento hacia arriba con su mentón.

Me observó de arriba a abajo y siguió con aquella sonrisa descarada como si no le importase que yo esté frunciendo el ceño. Una corriente eléctrica atravesó mi cuerpo cuando me miró directo a los ojos. Tragué saliva con algo de dificultad.

«No, tú no —me dije—, estos son los peores.»

Di un paso hacia atrás, como si eso pusiera una buena distancia entre nosotros. Ser precavida ante estos personajes siempre es bueno.

—No, ¿quién eres tú? Esta es la casa de mi hermana.

Lanzó una carcajada y se llevó una de las patitas de los anteojos a el borde de su pantalón corto. Justo en las caderas, desde donde los pantalones colgaban —y bien al medio junto al botón—.

Acababa de hacerlo adrede.

No contesté, estaba...«Maldita sea, quien quiera que seas»

—¿Estás mirando mi entrepierna? Hoy no está muy altiva.

Parte de mí quería salir corriendo.

Alcé la cabeza de inmediato, volviéndome color carmesí. ¡Oh, vamos! Había visto decenas de hombres sin camiseta —en televisión y revistas— como para ponerme de esa manera. Tenía que enderezarme y mirarlo a los ojos.

—¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! Yo solo estaba...estaba pensando —balbuceé intentando sonar lo más convincente posible.

—Sí, claro. Déjame decirte una cosa. Si lo quieres... —Arrastró las palabras con un tono muy particular. Sexy.

Respiré profundo y puse los brazos en jarra.

—Aún no me has dicho quién eres. Eso es lo que quiero, mal pensando.

Lanzó una carcajada y se apoyó sobre el umbral de la puerta.

—Oye, no era yo quien me observaba con tanto descaro, como si nunca hubiese visto un cuerpo masculino. Mira que si no lo vas a llevar no puedes tocarlo, ¿eh?

—¿Tocarte a ti? Jajaja. No me hagas reír.

Frunció los labios y me miró sin decir nada. Nunca en la vida había visto unos ojos azules como aquellos, que para colmo, resaltaban con su bronceado.

—¿Y? ¿Vas a decirme quién eres? No tengo tiempo que perder —insistí.

—Ryder, ¿y tú?

Ignoré su pregunta.

Me crucé de brazos y lo miré con desaprobación. Ryder me sonrió sin apartar sus ojos de los míos.

—¿Y qué haces aquí? —demandé.

—Tienes que pedir turno para hacerme una entrevista, o cualquier otra cosa que quieras hacerme, ¿sabías? Aunque podría concertarte una ahora mismo.

Rodé los ojos. Tomé una bocanada de aire, tragué saliva y me armé de paciencia. No importaba cuan bueno esté su cuerpo o qué tan perfecto pareciese su cabello oscuro y ondulado. Estaba a punto de sacarme de mis casillas.

—Lo único que quiero, hombre misterioso, es darme una ducha.

—Hombre misterioso —dijo, y me guiñó un ojo ladeando una sonrisa—, me gusta ese apodo.

—¿Puedes dejar de hablar idioteces y dejarme entrar? En serio necesito esa ducha.

—¿Y crees que te voy a dejar pasar? —replicó alzando una ceja.

Mi dulce destrucción [COMPLETA]Where stories live. Discover now