Mónaco

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El aeropuerto de Mónaco estaba frenético

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El aeropuerto de Mónaco estaba frenético.

Un mal clima apareció de repente y muchos vuelos fueron cancelados. Muchas personas quejumbrosas reclamaban su dinero o en otros casos que sus vuelos no fueran aplazados.

—Debería estar llegando en aproximadamente una hora, pero con esas nubes... no estoy segura... ¡Hey! —exclamó una del montón al chocarse con un hombre trajeado el cual ahora se había casi machado por completo con el café volador —¡Demonios! ¿Pero-

Unos grises y helados ojos, hicieron efecto inmediato en aquella mujer. 

—¿Esta bien? —la voz femenina cambió casi de inmediato volviéndose tímida ante esa mirada tan oscura —. Estaba en mi teléfono y no estaba mirando por donde iba.

—Esto es patético —sentenció esa masculina voz de él.

Sin más, siguió caminando hacia donde algo había captado por completo su atención.

La mujer no estaba mas que sorprendida por lo que creía haber escuchado—¿Q-qué acaba de decir? —pregunta mirando hacia donde desapareció—¿Quién se cree que es?

—No se preocupe, no estaba hablando con usted. —una tercera voz apareció de repente, pero está más suave y tranquila, aunque igual de masculina.

Tan rápido como aparecieron, terminaron desapareciendo.

—Deberías aclarar con quién estás hablando, Alex —declara Mathew algo avergonzado por los pocos modales de su amigo.

—Ni siquiera la miré cuando lo dije. Era obvio que no me dirigía a esa mujer.

—Alexander...

—¿Puedes creer este anuncio? — zanjó cambiando al tema importante—. No solo se atrevieron a utilizar nuestro mismo diseñador de publicidad quien hizo prácticamente diseños demasiados parecidos, sino que además tuvieron el descaro de poner en construcción un hotel a pocas calles de diferencia del nuestro. Si no fuera por la mención de que es un cartel de Sulivans inc., hijos de-

Matthew tira un golpe a la nuca de su amigo—¡Idiota! Sh.

—¡¿Eso era necesario, maldito imbesil?!

—Date la vuelta.

El lo hace, pero se gana otro golpe igual que hace unos segundos —¡¿Y ahora qué?!

—No como si fueras un maldito búho, sino como una persona normal.

Alexander resopla hastiado y eso le causa cierta gracia a el rubio.

Contract love #1Where stories live. Discover now