—Disculpa, Sakura, pero si te duele tanto estar separada de él, ¿por qué no intentas recuperarlo?

Lo que acaba de decir no es ninguna estupidez. Me lo plantee un montón de veces.

—Lo pensé, de verdad. Y me revienta tener que admitirlo, pero el más seguro de nosotros era Shikamaru. Si me falta él, ya no sé cómo moverme. Es como si estuviera vagando por la oscuridad.

Rock Lee me escruta con benevolencia y comprensión.
—Así  que  si  volvieras  atrás  en  el  tiempo, ¿no  lo  dejarías? — pregunta.
Lo miro con ojos tristes.

—Creo  que  no.  La cague.  Ahora  comprendo  que  nuestras familias son importantes, pero no tanto como nosotros. Y no pueden decirnos cómo tenemos que vivir nuestra vida. Pague un precio muy alto para darme cuenta de que tienen que aceptarnos como somos o… ¡que se vayan al carajo!

Rock Lee se muestra muy satisfecho con mi respuesta.
—¿Y a qué esperas para reconquistarlo? —me anima.

Desesperada, apoyo la cabeza en la mesa y me la cubro con las manos.

—¿Pero cómo lo hago? —me lamento—. Ya me habrá reemplazado por otra. Debe de tener una agenda llenísima de citas.

Mi psicólogo-amigo ríe discretamente.
—Algo me dice que no —afirma enigmático.

Levanto la cabeza con curiosidad.
—¿Por qué lo dices?

Rock Lee señala a un hombre que acaba de entrar al restaurante. Creo que
reconocería a Shikamaru en cualquier lugar, aunque ahora está un poco lejos. A
medida que se acerca veo que tampoco tiene muy buena cara: no estuvo afeitando desde hace días, está pálido y sus ojos han perdido el brillo y la luz.

Con pasos grandes y decididos, se acerca rápidamente a nuestra mesa.

—Shikamaru —exclamo sorprendida al verlo, siento una mezcla de alegría y terror.
¿Qué hace aquí? Y sobre todo, ¿cómo supo dónde encontrarme?

Shikamaru saluda brevemente a Rock Lee, que le devuelve el saludo, y procede a mirarme fijamente.

—Sakura… —dice con mucha seguridad.
Trato de decir algo, pero me detiene con la mano. —Sé que presentarme aquí no es una gran idea… —admite.

—Yo no estoy… —hablo, pero vuelve a cortarme.

—Por favor, no me interrumpas —dice y se acerca todavía más—. Me preparé un  discurso  mientras  manejaba y  tengo  miedo  de olvidarlo todo si no me dejas terminar. Estas dos últimas semanas tuve problemas para dormir, así que no estoy muy bien.

—Qué me vas a contar… —comento en voz baja, pero él no oye la frase.

Me pongo  en pie y me toma la mano. Todo  el  restaurante nos observa.

—En primer lugar, no debería haberme ido del restaurante de esa forma. Tendría que haberme quedado para hacerte entrar en razón — confiesa Shikamaru—. Porque sé que al final te habría convencido.

—En realidad… —digo, pero me detiene de nuevo.

—En segundo lugar, no debería haberte salido con esa locura de  irnos a vivir juntos porque yo no soy un tipo de convivencia.

Lo miro aturdida porque ya no entiendo nada: ¿así que ya no quiere vivir conmigo? Hago un esfuerzo por no demostrar lo herida que estoy, pero no es fácil.

—Sakura, soy otra clase de persona. Lo lamento, pero tengo que llegar al final y lo tengo que hacer a mi manera. Luego podrás responderme y mandarme a la mierda para siempre. Te juro que nunca más volveré a interrumpirte en una cena o una cita.

Trabajando Con El Enemigo *ShikaSaku*Where stories live. Discover now