Prólogo

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Ian Somerhalder era un hombre exitoso de 30 años; era dueño de una gran empresa, por lo que era millonario. Conoció a una mujer de la que se enamoró, se casaron y tuvieron una hermosa niña, pero la felicidad no le duró mucho al pobre hombre, pues al año que nació la pequeña, su esposa falleció.

Ese fue el peor golpe que pudo haberle dado la vida, no podía creer lo que había pasado, no lograba entender cómo es que algo que amas tanto te haya sido cruelmente arrebatado.  Mucho tiempo se culpó por su muerte, y el dolor que sentía era tan inhumano, que tuvo deseos de seguir al amor de su vida.

A Ian le costó mucho salir del vacío en el que había caído, pero tuvo que ser fuerte por el único hermoso recuerdo que tenía de ella, su pequeña Melani. Las ganas de vivir no volvieron a él desde la muerte de su amada, ahora Melani tiene 5 años, y cada vez que ella le pregunta por su mami, a él se le rompe el corazón y su alma es desgarrada, abriendo nuevamente las heridas que nunca cicatrizan.

Cada día que pasa es más difícil para Ian, cuidar a su hija y trabajar al mismo tiempo para que su estilo de vida no cambie, pero que tampoco su hija con el tiempo crezca sin una madre, y cuando ella llegue a la adolescencia, le culpe por haberla dejado sola, y sea rebelde y cometa los peores errores que un joven pueda cometer cuando se llega a esa edad.

La mujer que se había hecho cargo de su familia, ya tenía cierta edad, y ya no podía soportar más las travesuras que la niña llegaba a hacer, sumando el aseo de la casa, y que cuando él llegara a su hogar a descansar la comida estuviera lista, y aunque la pobre anciana no reprochaba nada, pues le encantaba cuidar de la pequeña como si de su nieta se tratase, para Ian era como la madre que nunca tuvo, pues se había quedado huérfano a la misma edad que ahora su hija tenía, él sabía que la pobre mujer ya no estaba para esforzarse tanto.

Aunque ella le decía que no era necesario, él insistió en que necesitaba a otra persona, que por lo menos se hiciera cargo de su hija mientras él se iba a trabajar. Decidió entonces poner un anuncio en internet, en el que solicitaba a una niñera, aunque las probabilidades de que obtuviera alguna respuesta, eran escasas, aún albergaban esperanzas de que sucediera, pues ya no tenía otras opciones, cada día que pasaba, la mujer se hacía más vieja, y la niña crecía y crecía, y pronto se quedaría sin ninguna figura materna, y sola.

Claro que Ian, no planeaba volver a enamorarse, y mucho menos casarse, porque muy al pesar del amor que le tenía a su hija, él ya no podía darle una madre, dejó de creer en el amor cuando su esposa le fue arrebatada de su vida, ya había conocido el amor, y sabía perfectamente que esa clase de sentimiento aparecía una sola vez en la vida. Tal vez su hija le reclamase con el tiempo, pero cuando llegara a una edad madura, le haría entender la razón de sus decisiones.

Por ahora sólo le importaba que su hija creciera sanamente, el resto de todo no tenía tanta importancia, incluso su propia felicidad, sólo le daba prioridad a la de Melani. Construyó kilómetros  de muros alrededor de sí, para que nadie ni nada pudiera herirlo de nuevo, y jamás pensó lo fácil que fue que se derrumbaran cuando la niñera de Melani, tocó a su puerta solicitando el empleo.

LA NIÑERA (IAN SOMERHALDER Y TU)Where stories live. Discover now