Por siempre

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ADVERTENCIAS: Hermafrodita. Sasuke tiene ambos sexos.
Cosas bien asquerosas, líquidos desagradables y alto contenido sexual.
Humillación. Sexo entre monstruos.
Embarazo.

Sasuke miró el calabozo aprovechando la pequeña luz de la antorcha de la pared, sucia, llena de un olor a vómito, sangre y otros fluidos que no deben nombrarse.

Pero lo peor era que en ese lugar solo existían criaturas que lo devoraran apenas él se descuidara, era insoportable, estaba en la cueva de la muerte, dónde él había tenido la desgracia de ser arrojado para ser sacrificado.

Que mejor que criar a un hermafrodita para que los monstruos hagan lo que deseen con su virginal cuerpo y así la aldea queda a salvo de la ira de esos demonios. Sasuke no iba a dejar que lo devorarán tan fácilmente, iba a salir del laberinto de Kyuubi o moriría en el intento.

Llevaba muchas horas caminando le dolían los pies y no había comido nada hace mucho tiempo. Además, tenía la fea sensación de ser observado a pesar de que con el avanzar la luz ya no llegaba a los demás túneles de la caverna.

Camino en la oscuridad hasta que tropezó con algo y cayó al suelo dándose un feo golpe en la cabeza. Todo se volvió negro para él y fue en realidad lo único que lo mantuvo con vida por qué si hubiese visto a la criatura que lo acechaba hubiera sido asesinado sin siquiera dudarlo.

El Kyuubi era una bestia mitológica, algunos decían que poseía cabeza de zorro y cuerpo de humano, otros que todo era, al contrario, pero la mayoría estaba de acuerdo que era una criatura humanoide que no tenía parecido a los humanos, al final seguía siendo un monstruo.

Despertó sobre una cama suave con un techo completamente iluminado, un joven de cabello rubio de espalda ancha movía los brazos mientras tarareaba. Sasuke dejó de respirar cuando el muchacho lo miró. Sus ojos celestes brillantes estaban llenos de preocupación.

"¡Estás despierto! No sabes la suerte que tienes niño humano casi eres descubierto por el monstruo". El hombre rubio se acercó a él y con cuidado dejó a su lado fruta en pequeños trozos, las cadenas de oro atadas al cuello tintineaban atrayendo la atención lejos de los ojos de su salvador.

El hombre solo vestía una fina tela y sus brazos estaban cubiertos de finas cadenas de oro. En su pecho un redondo y dorado objeto colgaba mostrando en el centro un color rojizo que jamás había visto, Sasuke quedó hipnotizado al verlo.

No sabía cómo había llegado a ese lugar, pero tenía comida y un chico muy atractivo y amable cuidando de él.

El Hombre le pidió algo sencillo y Sasuke estaba feliz de dársela. Quería su virginidad.

Esa noche el joven que se llamaba Naruto, prepara una cama similar a un nido, todo cubierto de cosas suaves, Sasuke lo miró a los ojos, estaba asustado al mirar cómo el muchacho comenzaba a desprenderse de los pantalones que eran lo único que cubría su hermoso cuerpo.

Sasuke estaba viviendo en un sueño, siendo amado por un hombre hermoso y no por algo grotesco como era su destino.

Después de tener relaciones, conoció lo que era el placer carnal y no se negó cuando Naruto le pidió quedarse unos días más antes de guiarlo al camino fuera del laberinto.

Disfrutaba de la comida y de la atención, extasiado del placer que recibía su cuerpo rápidamente se acostumbró, pasaron los días y las noches, cada día era mejor que el anterior.

Nada calmaba la necesidad de comida, amor y atención. Entonces al notar que todo su cuerpo cambiaba volvió a la realidad, su vientre estaba cada día más grande y horrible, lo volvía feo a los ojos de alguien hermoso como Naruto.

El laberinto de KyūbiWhere stories live. Discover now