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Hados el dios de los dolores

Nombre

Hados. Hados es el dios de la fatalidad y los dolores, aunque realmente tiene orígenes de semidiós, porque tuvo un comienzo y en realidad no sabe si también tendrá un final. Fue un dios creado artificialmente, pero ahora posee las mismas cualidades que uno. Sin embargo, eso hace que los demás dioses no le consideren en el mismo nivel que ellos.

Edad

Aparenta una veintena de años pero ha vivido muchos más, aunque han sido tantos que ha perdido la cuenta.

Apariencia

Tiene la apariencia de un hombre joven y capaz. Sus ojos son muy oscuros, marrones, al igual que su cabello corto. Su pelo es ondulado, suave y naturalmente perfecto, igual que todos los rasgos de su rostro. A pesar de poseer una cara absolutamente simétrica, los demás dioses se burlan de su aspecto con molesta frecuencia porque tiene rasgos a través de los cuales se adivina su humanidad, lo que relacionan con fragilidad y mediocridad.

Su nariz es proporcionalmente grande y sus labios carnosos, coloreados por un rojo peculiar. Sus piernas son estiradas y delgadas pero fuertes, la complexión de su cuerpo se encuentra en armonía con su altura. Su abdomen es similar al de un muchacho con habilidades deportivas. Todo su cuerpo muestra la elegancia y el poder de un dios.

Suele vestirse con ropa de época igual que los demás, pero rara vez, cuando está con sus humanos, también utiliza ropa mundana moderna. Normalmente se viste de colores lisos y lleva una corona muy fina de laurel dorado sobre la cabeza. A veces va desnudo porque un dios nunca se avergüenza de su cuerpo, es más, quiere que sea adorado por sus súbditos. Sin embargo, como sabe que los humanos poseen un embarazo original hacia la desnudez, suele cubrirse.

Personalidad

El dios Hados se ha acostumbrado a cuidar de sus humanos, así que podría decirse que es amoroso con ellos. Al menos cuando eran tan solo unas crías, ahora que son mayores es muy difícil llevar a cabo la misma relación y no son pocas las veces que se equivoca con ellos. No tiene demasiada paciencia, pero es muy prudente y protector cuando se trata de cuidar de ellos. Siempre ha sido misericordioso y ha tenido piedad con las criaturas vulnerables, aunque normalmente actúa con generosidad para que le veneren, para conseguir algo a cambio o para sentirse mejor consigo mismo.

El dios es consciente de su perfección física, por lo tanto es algo narcisista y absolutamente hedonista. Cuanto más placer consiga mejor, porque para él ese se ha convertido en el sentido de su vida. Ya ha vivido tanto que lo único que le apetece es tumbarse y beber vino, tener sexo, darse baños y dormir. Sin embargo eso no es posible porque tiene que ocuparse de sus humanos, que cada vez llegan más lejos... Se pregunta si llegará un momento en el que crucen las líneas y terminen muertos.

Es carismático y risueño cuando está de buen humor, pero cuando su estado emocional se tuerce se convierte en, como su nombre indica, el dios del dolor y la fatalidad. Es capaz de arrasar con todo lo que encuentre y pueden pasar días hasta calmarse. Tiene un temperamento complejo y muy cambiante. Además no son pocas las veces que se siente vacío, como si caminase errante por el mundo. Eso le ocurre sobretodo cuando discute con los humanos, que se han convertido en uno de sus mejores pasatiempos. Quizá mejores no, pero sí que son muy entretenidos.

Historia

Para castigar a los hombres, el Zeus le pidió a Atenea que tuviera un hijo para que este pudiera heredar sus habilidades: la sabiduría, la fuerza y la guerra. Además tendría que correr sangre humana por sus venas, que Hados se llenase del sufrimiento y la maldad humana para conseguir entenderla y así atacarla. Hados fue convertido un dios poderoso que se encargó de castigar a la humanidad proporcionando dolor, hasta que llegó el día en el que se decidió acabar con la especie para siempre.

Hados ya no posee ninguna tarea porque su vida giraba en torno a las personas y su vulnerabilidad, sin embargo, encontró otro trabajo cuando corrió el riesgo de impedir que la humanidad se extinguiese. Puede que por egoísmo, para no estar sin nada que hacer, o puede que por verdadera compasión, pero salvó de la muerte a cinco de ellos.

Se siente responsable por The diligent, The naughty, The passionate, The ambitious y The gentle. Los ha visto crecer y convertirse en jóvenes, por eso ahora, además de que no quiere que mueran asesinados, tampoco les dejaría marchar de su jardín si fuera de otra manera. Parte de su felicidad depende de ellos y Hados se esfuerza porque sus humanos le necesiten a él.
Siempre ha tenido una predilección especial por The Passionate.

Gustos

Le gusta mucho descansar a pesar de que no tenga por qué sentirse cansado. No hacer nada a veces le resulta tranquilizador y entretenido a su manera, aunque frecuentemente necesite algo de adrenalina para separarse un poco de los días rutinarios. Quizá por eso está tan obsesionado con The passionate. Junto con el fuerte y poderoso The naughty, siempre ha sentido hacia ella una visible preferencia. Favoritismo.

Como no puede jugar en las Olimpiadas, no solo por ser superior a las demás criaturas sino también por ser inferior a los demás dioses, le gusta transportar juegos olímpicos a sus humanos. La lucha1. es su favorito, y suele ganar siempre en todos.

Disgustos

Detesta que le lleven la contraria y que no le reconozcan como dios, y es algo que en plena adolescencia los humanos hacen mucho. The diligent ya no sigue sus consejos y ha decidido cuidar a un desconocido, al menos eso prueba que tiene un corazón bondadoso. Si no es lujuria, algo de lo que Hados sabe mucho. Además, The ambitious ha empeorado su comportamiento y Hados cree que es la más propensa a llevarles a todos a la muerte, por eso la tiene tan controlada.

1. Lucha: el objetivo de la lucha era derribar al adversario mediante agarres y presas aunque también había otra modalidad en la que los contendientes continuaban la lucha en el suelo y entonces para ganar debían colocar de espaldas sobre el suelo al adversario. Estaban permitidas llaves dirigidas al cuello, el torso o los brazos, y también las zancadillas, pero se prohibían las llaves de piernas.