Койот

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-"Hombre, no puedes gastarte todo el dinero de nuestra corporación en el puto casino. ¿Cómo coño pagaremos a los empleados? ¿tú te crees qué Joselito trabajará gratis? Piensa un poco, idiota."- Ambos hermanos de origen italiano discutían sobre el fin que tenía el dinero originado de las pirulas que ninguno de los dos se dignaba a vender. 

El de menor edad conducía por la carretera hacia el norte de la ciudad en busca de más mercancía. -"Debería buscarme un sugar daddy como tú. Sí que no te preocupa el gastadero de dinero, cómo no es tuyo, qué más da."- Replicó Carlo reprochando las extrañas actitudes que había generado su hermano en tan poco tiempo en aquella ciudad. En otros momentos jamás aceptaría dinero de hombres mayores, ambos sabían que nadie daba nada sin esperar nada a cambio. -" Antes muerto que ponerle precio a mi culo, guarro."-

-"Yo no he vendido mi culo ¿De qué coño estás hablando? el chino ese ha decidido respaldarme de alguna manera, no le he dado nada."- Comentó convencido de sus palabras mirando de reojo a su hermano, el cuál soltaba una pequeña risa sarcástica mientras miraba por la ventanilla las altas montañas de Paleto.

-"¡Pues sí, hombre! Cómeme los huevos, ese chino tiene cara de degenerado. Luego no digas que te lo advertí."- Sonrió de lado por la cara de incomodidad que había puesto Toni tintando sus mejillas de un fuerte color rojizo.

-"Para degenerados el Igor ese, a ese no me acerco ni aunque me den un millón de pavos, me da miedo." Ambos rieron recordando al de origen ruso, sí que era un hombre peculiar, el cuál le gustaba torturar de tal manera que las personas rogaban por morir. Programado solo para servir y proteger, sin sentimiento alguno, sin pensamiento propio, una maquina en su estado puro.

-"Qué no hombre, Igor es majo, siempre me presta cosas... El otro día le pedí un submarino para buscar la nave y..."- Carlo guardó silencio al notar la mirada de su hermano sobre su rostro. Había olvidado completamente pasar por alto todo aquel tema del coyote, el huevo, la nave y el hombre. Carlo creía en lo que veía, sabía perfectamente que no estaba loco, pero tampoco tenía ánimos de discutir con su hermano por algo que parecía incomprobable.

-"¿Has estado otra vez fumando de esa mierda? ¡tío! ¿Qué coño te he dicho?" La voz de Toni parecía cada vez más irritada. -"Estamos perdiendo dinero por tus estupideces del ciervo, el mono, la piedra, la bruja y el ropero... ¡Para ya, por favor!"- Carlo soltó una risa sarcástica por el último comentario de su hermano.

-"¿Estamos perdiendo dinero por mí? ¡Te recuerdo que no soy yo el cabronazo que metió a una buena para nada a nuestra organización!"- Ambos elevaban cada vez más la voz. -"Esa chica que has traído solo se digna a hacer estupideces, no aporta nada al equipo... ¿Cómo no lo vez? Perdió más de 30 pirulas y ni hablar de los 20k... ¿Qué me dices de eso? ¡Qué te valga las drogas que me meto"- Fue lo último que Carlo dijo antes de salir del auto que se encontraba frente a un semáforo en rojo, azotó la puerta con tal furia que varias personas que caminaban por la calle se dieron vuelta a mirar.

-"¿Dónde coño vas, imbécil... Debemos limpiar el dinero"- Gritó Toni bajándose del auto con las bocinas de los coches de atrás, realizó un gesto con su mano para los conductores ofendidos que parecían llegar tarde. Siguió con la mirada a Carlo el cuál se metía en un parking en busca de su motocicleta.

-"Qué lo limpie Anya, qué para eso le hemos comprado un Porsche... ¿No te parece? "- Le dedicó una sonrisa cínica a su hermano al mismo tiempo que giraba sus pies para dejarlo detrás. Se escucharon varios insultos y amenazas de su hermano pero en ningún momento se volvió a girar, sólo ignoró aquellos gritos demandantes que solía tener el rubio. Sacó su moto del garaje al mismo tiempo que su móvil comenzaba a sonar en su bolsillo.

why should I be afraid?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora