☀️ II ☀️

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Otra perspectiva (2/4)

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- ¡Ayuda!

Un grito llamo mí atención.

- ¡Ayuda! - se escuchó una voz femenina aguda. Acercándose cada vez más- ¡Papá! -volvió a gritar.

Sin previo aviso, apareció una pequeña niña cerca de la costa. A unos pocos metros de mí. Había salido de entre unos arbustos.

Me quedé viéndola por un momento. Ella al percatarse de mi presencia, empezó a correr hacia mí.

Estando a centímetros de distancia- ¡Ayuda...-respiró. Inclinando su cuerpo hacia abajo sostenido por sus piernas para descansar-...por favor!

No comprendía lo que estaba pasando.

- ¿Me hablas a mí? -pregunté apuntándome. Confusó.

Pues me encontraba parado frente al río. Tan solo observando el horrible panorama.

- ¡Si, a ti! -respondió, reincorporandose-. Mí mamá está atrapada y no encuentro a mí papá para que venga a ayudarnos -sus ojos empezaron a lagrimear un poco.

Tan solo era un niño al igual que ella, no podría ser muy útil. Pero debía intentarlo.

- Está bien -accedí preocupado y calmando a la joven- ¿Dónde está?

- Gracias -sonrió con algunas esperanzas-. Sígueme -me ordenó de buena manera, empezando a caminar hacia donde anteriormente había salido.

Yo tan solo obedecí, junto con brazo.

Segundos después...

- Aquí -mencionó.

Al llegar al lugar, no podía ver a nadie mas.

- Emm...¿Dónde está tu mamá?-preguntè observando a mí alrededor.

- ¿Alba, eres tú? -se escuchó otra voz femenina, está vez un poco más gruesa que la anterior.

- Si soy yo -respondió la joven, acercándose a un profundo hoyo-. Traje ayuda.

Al parecer la mujer se encontraba metida ahí dentro.

- ¿Félix? -preguntó esperanzada.

- No

- ¿Henry?

- Tampoco

- ¿Lío?

- No mamá -volvió a negar-. Es un muchacho que encontré cerca del río.

- ¡Alba ¿Que te dije de hablar con desconocidos?! -alzó la voz molesta.

Una reacción inesperada en la situación que se encontraba.

- ¿Cómo te llamas? -me preguntó la pelinegra en un susurro. Cómo si aquellas reacciones fueran diarias.

- Guy -respondí en el mismo tono.

- Su nombre es Guy mamá -contestó para calmar a la mujer-. No es un desconocido. Aparte quiso ayudarnos.

Logró tranquilizarla y que accediera a aceptar mi ayuda.

Segundos más tarde volvió a hablar-. Está bien. Estoy aquí abajo, atrapada al parecer en una madriguera abandonada de tejongrejo -concluyó su explicación.

- Ya intento escalar, pero se resbala fácilmente. Tampoco alcanzan nuestras manos para subirla -añadió Alba preocupada y frustrada.

- Déjenme pensar un momento -me di media vuelta para poder revelarme alguna estrategia-. Brazo, necesito ayuda.

El inmediatamente sostuvo una pequeña piedra y me golpeó en la cabeza. Por ello solté un quejido de dolor.

- ¿Estás bien? -escuché atrás mío de parte de la joven.

Pero raramente aquel golpe había funcionado.

- Ouh, tengo una idea -comenté sorprendido por la eficacia de Brazo-. Gracias amigo.

Di media vuelta para observar a la de ojos verde oscuro. Con un semblante serio.

- Necesito lianas.

- Bien -Alba estuvo dispuesta a ayudarme.

Luego de conseguirlas logré unirlas entre si para crear una liana aún más fuerte y resistente.

En una de las extremidades hice un nudo para que quedara una pequeña abertura dónde la mujer colocará el pié.

- Sostengase fuerte Señora -mencioné lanzando aquella extremidad dentro del hoyo.

La otra la lancé sobre una rama resistente para que sobretrazpase y asi comenzar a atarla en una roca aún más grande cerca de por ahí.

- Ayudame -le dije a la pelinegra.

Ambos estábamos haciendo fuerza tironeado de la soga, para ir enrroyandola de a poco alrededor de la roca. Que sin dudas era más resistente que dos niños.

Poco a poco, la mujer se iba elevando sin ningún problema. Hasta llegar y aferrarse en la salida.

Inmediatamente fuimos a ayudarla, sosteniéndola de los hombros, mientras ella hacía fuerza con sus brazos. Para así poder salir de una vez por todas del hoyo.

Luego de tantos forzejeos y tirones...
pudimos cumplir la misión.

Me recosté en el suelo al igual que Alba, boca abajo para descansar. Contentos de haberlo logrado.

- Muchas gracias Jovencito -me agradeció la mujer ya nuevamente en la superficie.

- No hay de que Señora -me reincorpore del piso, para sacudirme un poco las prendas de mí pantalón y remera.

- Dime Esperanza -mencionó con una sonrisa en su rostro.

¡Estaba muy feliz! Por fin había encontrado gente nueva y amable. Más amigos por conocer.

- ¿Alba? -una voz masculina se escuchó proviniente del lado de la costa- ¿Esperanza?

Se trataba de un hombre, cabello color castaño y ojos oscuros. Con una contextura delgada y peinado extraño.

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Nuestro Mañana // Guy y tu // [2°do Libro]Where stories live. Discover now